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Autorretrato
Yo, que he perdido relojes
durante todo el invierno,
abierto y extendido,
en toda mi razón,
por los desconocidos muros
escribiré legando mis anteojos,
debajo de estas letras,
las visiones de un ciego que respira
destruyendo oleajes.
Escena nocturna
A Miguel Arreche
Esta botella que abro
cuando la casa está sola,
cuando recorro pasillos
y cierro las puertas
y callo.
Esta botella vacía
con años de tierra y de mundo,
casi parece la historia
esta botella cerrada.
Adentro cipreses caídos
y un piano que suena
a lo lejos.
Adentro, la noche:
olas altas y estrechas.
Me voy quedando azul
A Alejandra Basualto
De tanto sobresalto y mar,
de tanto cielo abierto y recortado,
me voy quedando azul en la ventana
y en todos los rincones, en las noches,
oyendo las pisadas y esperando.
De tanto en tanto ver, sin encontrar,
un día estaré aquí como si nada,
con todo el mundo entero entre mis cejas,
con todo el tiempo y tiempo un solo día.
Porque esto de mirarse en los espejos
no es juego, amor, ni nada;
esto de mirarse es algo serio
y no se ría nadie, es algo muerto.
De tanto retocarme y esperar,
de tanto ir y venir, estoy seguro,
ya no me esconderé de las llamadas:
Habrá silencio grande alguna noche,
un árbol de silencio y tempestad,
un cielo rojo, largo, por delante.
Juicio Final
A Cristián Montes
¿Y si ese día,
Dios,
nos hemos ido todos?
SOY EL LÁZARO QUE AL FIN HALLÓ TU FRENTE
Soy la patria desde el sol que no me mira
Me levanto desde el norte hasta la sombra
que agita cementerios y planetas
me arrepiento de vivirme sin tenerte
desde el día que miré mi espejo roto
(Mi Dios ya no podrá soñar conmigo
mi voz descubre el mar y todo el mundo
Con mi nombre se construye cada estrella
La pampa se ilumina con mi paso)
No recuerdo un solo día sin nombrarte
mi herida mi muerta mi lejana
Ya no puedo regresar al viejo cuerpo
SOY EL NUEVO CIUDADANO DE LA MUERTE
Soy la patria del dolor y su cuchillo
Poema del secreto
Déjame la voz, te doy el canto,
déjame lo oscuro de la noche,
que exista siempre aire entre nosotros,
siempre la alegría del quizá.
Déjame los ríos, el agua, el mar que rompe
ahora,
en medio de los dos
ese inmenso arrecife que recoge
aquel secreto nuestro desde ayer.
Déjame en tinieblas; el sol a ti, la luz.
Yo encierro tu destello en mi garganta.
Rex tremendae
El Dios que nos inunda en la desgracia.
El Dios de espinas, llagas y sicilicios.
El Dios de la venganza en este ojo.
El Dios que permitió la muerte injusta.
El Dios inmenso, todo, omnipotente.
El Único, la Voz, el Trueno, el Odio.
El Dios que abrió la puerta del infierno:
El Dios que hizo al hombre y a este mundo.
Chile
A Roberto Díaz Muñoz
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La envidia se desata en este circo pobre
El domador aúlla y ruge y estornuda,
la equilibrista sueña con tierra firme siempre
y un payaso ordena el mundo entre sus dedos.
La patria se disfraza, cortés, civilizada
en una bendición de dones ya maduros
que enseñan gravemente la luz opaca y fría
del sol sin su destello, sin su calor sereno.
El circo se disfraza, la patria se desnuda,
la envidia nos despierta, nos mueve, nos consume.
La única verdad es la que nos desmiente:
El circo no termina, la mascarada crece,
el bufo, la corista, el fanfarrón, el santo,
todos en la pista cruel y provinciana.
Demonio de la nada
A Felipe Cortés
El cáliz derramado, la sangre del cordero,
el odio y el silencio alientan estos días
de truenos y de rayos caídos en la frente
en medio de mi centro, del puro amor reseco.
Los huesos ya desechos del padre en su mortaja
cavilan en los ojos, se oyen por la tarde
y vuelve a la garganta el grito amancillado
por mares de fiereza, de olvido, de la ausencia.
Desenterrar los dedos desde la despedida,
reconocer el cielo que aún espera inquieto;
oír lo que se ahoga detrás de las palabras
y ver en la ceguera. Y ver en la ceguera.
Aún así retumba la herida en mi cabeza,
del párpado sin sueño, del sexo anochecido
en extravío entonces el hálito sereno
y nada ya consuela desde el recuerdo ajado.
Se cierran esas puertas de una casa a solas
y el hombre, el padre, el niño anuncian su fracaso.
Cae algún telón en ese teatro absurdo
y la memoria muerde como una bestia atada.
Sibila enloquecida
Maldigo la fragancia de las rosas
y el grito del cobarde en su delirio.
Maldigo, es un decir y casi cierto
a dos o tres antiguos que aún me lloran.
El odio es mi placer, mi dulce río
en donde veo el turbio azar del agua.
Nada me complace, ni aquel volcán herido.
Nada me acompaña.
Maldigo mi esperanza.
Sibila sueña en XXI
Balbuceo y canto
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El mundo en odio y hambre: una copa rota en mil pedazos. Sed y hambre. Hambre. El odio y esta nada y el vacío, esta nada de palabras en cadena que cae y cae y cae hasta un barranco. Bocas ciegas, ojos mudos, cuerpos que se agitan sin dulzura. Caída y nada más: caída. Silencio que no escribe, llora o canta. Maldición de todo el cielo y estos dioses. Siglo de gusanos y de muertos. ¿Dónde habremos de poner a tantos muertos? La voz del mundo entero ya perdida. El hambre como triunfo: codo a codo, guerra a guerra, en la inmensa soledad de la justicia. Un desierto ganaremos, es seguro, un pozo interminable sin más agua. Ese árbol de muñones, disonancias.
El mundo en odio y hambre:
¿Cómo extrañará aquellos días en que la tibia leche amamantó su boca?
Praga
Obsesiva a Vladimir Holan.
A Grínor Rojo
Yo sueño una ciudad y una ventana:
alguien cae sin cesar, en todas partes,
alguien cae desde siempre en la ventana.
Niebla de la luz o nieve en niebla
en todos sitios alguien cae
(está cayendo)
desde el fondo de la calle, en la ventana
yo sueño una ciudad y por su hueco
caigo, sin cesar, por todo el siglo
caigo, sin cesar y no despierto.
Mahler en New York
Llegará mi tiempo. Gustav Mahler
A Juan Carlos Palazuelos,
de quien espero su Réquiem
I
Estoy perdido para el mundo en estas sombras
que me dicen rascacielos y que veo
como bosques arrasados, encendidos.
La ciudad llena de celdas y de cárceles,
de ripios y tambores, de trompetas:
Lloran los ojos de Babel
(en otras manos)
en otra tierra sin sus ríos
se desangran
los leones, el lenguaje
y millones de escenarios
enmudecen.
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II
Las luces o los ojos, el vaivén
de piedras de mi infancia en esta noche:
La Torre y el Palacio, la aventura
o águilas, neón oscuro y yerto
de músicas que escuchan sus compases
y nunca habrán de oír mi solo ritmo.
La Torre de Babel el puente, el dólar
que nada me compró, ni el dios del aire,
espera más terrible que mi marcha
augusta o sentenciosa: mal de muerte.
De un cronista náhuatl
Caída de Tenochtitlán,
13 de agosto de 1521
A Teresa Calderón
Escribo en la piedra,
escribo en la piedra,
escribo en la piedra,
escribo en la piedra,
escribo en la piedra,
escribo en la piedra.
No sale una línea,
no marca el punzón,
escribo en la piedra
y la fuerza se agota,
se mueren las selvas,
se caen planetas,
escribo en la piedra:
el tiempo no escribe.
La muerte cabalga,
el dios nos destruye,
el águila cae
mordiendo sus alas,
escribo en la piedra,
la historia que veo,
por todos los niños
y madres que lloran:
escribo en la piedra,
escribo en la piedra,
ya no hay sacrificios,
ya no hay sacerdotes,
escribo en la piedra,
los dardos se han roto,
escribo en el agua,
escribo en el aire:
lo códices huelen
a carne quemada.
Escribo en la piedra
y la sangre es la XOCHITL*
y la sangre es la CUĨCATL
y la sangre que cae
no hereda memoria.
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* XOCHITL CUĨCATL:
poesía, en lengua náhuatl.
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Andrés Morales nació en Santiago de Chile en 1962. Poeta y Ensayista. Es Licenciado en Literatura por la Universidad de Chile y Doctor en Filosofía y Letras con mención en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Ha publicado diecinueve libros de poesía entre los que destacan: Por ínsulas extrañas (1982); Lázaro siempre llora (1985); No el azar/Hors du hasard (1987); Vicio de belleza (1992); Visión del oráculo (1993); Escenas del derrumbe de Occidente (1998); Réquiem (2001); Antología Personal (2001); Demonio de la nada (2005); Los Cantos de la Sibila (2009); Ejercicio de Escribir (Libro-Objeto, 2010) y Antología breve (2011). Su obra poética se encuentra parcialmente traducida a once idiomas. Ha recibió el Premio Manantial de la Universidad de Chile (1980), Premio Miguel Hernández al mejor poeta joven latinoamericano (Buenos Aires, Argentina, 1983), Beca Pablo Neruda (1988), FONDART de 1992 y de 1996, Beca de Creación Literaria 2001 de la Fundación Andes, Beca de Creación Literaria para escritores del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile 2001, 2004 y 2008. Premio Nacional de Poesía “Pablo Neruda” 2001, Primer Premio en el XII Concurso Internacional de Poesía “La Porte des Poètes” de París (Francia) 2007 y el Premio de Ensayo “Centro Cultural de España” 2002 y 2003. Es miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Actualmente desarrolla su escritura poética conjuntamente con sus clases de Taller de Poesía, Literatura Española Clásica y Contemporánea y de Poesía Chilena en la Universidad de Chile y en la Universidad Finis Terrae en Santiago de Chile. .