martes, 7 de diciembre de 2010
Premio de poesía de vanguardia en español: Jorge Fernández Gonzalo
La maquinaria de los pájaros
I
Mi cuerpo atravesado por todas las máquinas,
por las astillas huérfanas de la visión,
por toda esa retórica de pájaros
con los que dar figura a lo imposible.
La luz, en los espinos,
se calcina aún con demasiada
coherencia. Desconfía
de las palabras que penetran el aire
y que palpitan entre ramas
abatidas de almendros,
en las entrañas puras de los gorriones.
Mi cuerpo tiene un hueco de pisadas,
una perforación de crisantemos,
máquinas para dar nombre al alba de unos brazos,
máquinas para mis dedos-brisa,
para la unión de mi mirada-arrecife
o el sutil engranaje de unas bocas.
II
Todo pájaro forma una máquina:
la maquinaria de mi visión que se alía a su vuelo,
que coagula el paso de sus alas
y sesga en cristales diminutos la superficie del aire
como un cristal que no tuviera reflejo alguno,
como un fondo de agua adonde un pájaro fuera una piedra,
una piedra tirada al río,
una rendija que poco a poco desvelara las oquedades
de un cielo de ceniza, la interrupción de nubes metálicas
adonde una luz invisible
da textura a unas manos, acecha el límite, perfora
los cuerpos con un grano de claridad,
da la pureza de lo complejo,
configura una máquina,
el resorte de aves y de nubes,
el cableado de la confusión,
la disfunción de lo asombroso.
Hay demasiadas máquinas, y pájaros.
Ningún pájaro es real, sino el profano vínculo
entre una mirada y un cuerpo que aún no puede
recibir la lápida del nombre, su espesura,
acontecer cuando ya todo lo que une al acontecimiento
es una franja sin espacio, el margen discontinuo
del olvido. ¿Ven las aves
en el cristal que ellos mismos han hollado
en la carpa del cielo
las mismas ficciones que vislumbro,
el mismo desconcierto de luz, la tracería
de nubes deshiladas?
No hay palabras para todos esos artefactos
porque toda palabra revela, solamente,
una interrupción de alondras.
III
Hay demasiadas máquinas, demasiados pájaros,
demasiadas ficciones en este cielo improbable
que nos deja el plácido consuelo
de su mentira hecha ya cuerpo del poema,
escritura que rompe con el fulgor de la caliza,
que da nomenclatura
al tallo irisado de la luz.
No dar palabra a esas máquinas, a la alianza entre los pájaros
y mi mirada al tanto de su vuelo,
sino a ese espacio, ese vacío aún por ser pensado
cuando han pasado todos los vencejos.
Jorge Fernández Gonzalo, 1982. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, ha realizado una tesis doctoral sobre la poesía del poeta Claudio Rodríguez. A su tarea investigadora hay que añadir una reconocida trayectoria como poeta. El autor ha publicado los libros Amantes invisibles (2003), Premio Blas de Otero por la Universidad Complutense; Mudo asombro (2004), Premio Joaquín Benito de Lucas; Una hoja de almendro (2004), con el que obtuvo el Premio Hiperión de poesía joven; El libro blanco (2009), en la editorial Huacanamo y Arquitecturas del instante (2010) en la colección Adonáis. Codirige la revista digital Revista Neutral, sobre la obra de Maurice Blanchot, y ha publicado diversos estudios sobre poesía, filosofía y pensamiento.
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martes, 9 de noviembre de 2010
Eduardo Alvarez Sánchez. La Paz / Santiago. Poeta de doble nacionalidad: Bolivia / Chile
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Poema hilacha
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ayer una hilacha
del pijama
me picó la espalda
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y las ideas ataron
a la pata de la cama
un posible sueño
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pensé en aquello
que impide dormir
a los perros
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lo difícil de las madrugadas
en las que
no hace falta despertarse
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y cualquier nube que pasa
sirve para inventar
una historia
en la que uno es
lo que sobra
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no
no era una preocupación
con nombre y apellido
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era el sonido de la nada
inaudible
era la sombra
recostada a mi lado
inasible
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la tristeza del árbol
que quisiera
sacar los pies de la tierra
la angustia del ave
que añora echar raíces
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la pena de estar vivo
la mente dividida
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la flojera con el vestido
etéreo del absurdo
esa decisión
tan personal
que otro ha tomado por mí
ese dolor
que flota en el aire
y hago propio
poniéndole nombre
de mujer
Amor de trece
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imagino
haberte amado
sin la gravedad de los trece
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esa gravedad
sacada de los pelos
traída de no sé dónde
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ese resabio
de una estrella sin luz
hace miles de años
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esa ceniza
capaz de contaminar
mi corazón
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debieras enterarte
que la estrella enferma
acabo por morir
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que en este instante
te estoy amando
como si nada
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como el sol reverbera
en un acto de amor
por el agua
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como la música
del campo
recreándose sola
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como el indómito espíritu
que nos habita
por este instante
amándote
más allá
del tiempo y la espera
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soy de una vez artista
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El humo
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el humo tiene un toque
entre blanco y azul
hace espirales
y a veces un trazo largo
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el humo se aleja
con sólo un respiro
puede ser las almas
si quieres
fantasmas
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el humo indispone
hipnotiza
asusta
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algo se refleja
algo se revela
algo se calla
cada vez que se habla
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y quién fuera el humo
elevándose como si nada
como si nada
las cenizas le costaran
Eduardo Alvarez Sánchez. Nació en
Correo: osuardo@yahoo.com
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Carta abierta para los socios SECH
El fin no justifica los medios
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Hace una semana apareció en la Web una página que se autodenomina "sitio oficial de la Sociedad de Escritores de Chile", en la que se incorporan dos o tres temas básicos, y no identificando al editor responsable y a quienes la crearon. Se trata de una operación apócrifa y anónima, destinada a provocar una mayor concentración de poder, en una gestión que se ha caracterizado por una discrecionalidad, donde se invaden los ámbitos de competencia de los integrantes del Directorio Nacional.
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Esta página no ha sido analizada previamente en reuniones de Directorio para evaluar sus contenidos y diseño, y aprobar en forma posterior su circulación. En una primera observación se advierte un cierto apresuramiento y una debilidad de los textos que allí se difunden.
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Por tanto, constituye desde el punto de vista literario, una producción menor que devela falta de elaboración y escaso conocimiento sobre los temas que requieren ser abordados por
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Por estas razones, les comunicamos a los escritores y lectores de nuestro blog, que este es el único espacio de comunicación virtual con el país y el resto del mundo de
Instándolos a continuar leyendo nuestro blog que ya se aproxima a las 45.000 visitas desde su fundación hace tres años, los saluda con afecto literario.
Gregorio Angelcos
Escritor, Periodista y Licenciado en Comunicación Social
Director de Comunicaciones SECH
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lunes, 25 de octubre de 2010
Pulgarcito y los poetas
Por cinco días poetas de países tan diversos como Suecia y Guatemala, más algunos de identidades nacionales múltiples azaradas por los exilios y las migraciones, se reunieron en San Salvador para entregar su poesía variopinta a niños y adolescentes de toda una gama de instituciones educacionales de El Salvador en el IX Festival Internacional de Poesía El Salvador 2010. Organizado por la Fundación Poetas de El Salvador y con vasto apoyo institucional, desde la municipalidad de El Salvador a la Secretaría de Cultura del gobierno del país, este encuentro fue poético didáctico—ya que aparte de la inauguración y el cierre—los poetas recitaron en aulas diversas de planteles de varios niveles educacionales. Esta orientación pedagógica y cívica fue un componente en ocasiones emocionante para quienes ejercen, o en algún momento ejercieron la docencia. Como fue mi caso antes de tener que salir de Chile en 1975. Esta tarea presentaba a los poetas el doble desafío de buscar un contenido axiológico y cívico adecuado para niños y jóvenes y de intentar mostrarles un lenguaje para ellos nuevo que despertara su curiosidad. O ambas cosas a la vez. Algunas noches, después de la cena en el hotel Novo, en un comedor abierto a terrazas, jardines y una piscina, los poetas leían sus trabajos, y eso nos dio otro nivel de un conocimiento mutuo ya cimentado en esas jornadas de lectura. El festival se desarrolló en un contexto de incorporación de la historia y la cultura del país a través de visitas comentadas a diversos lugares históricos en la ciudad y los aledaños, a museos, instituciones, incluso el cementerio, en un parasurrealista recorrido nocturno. A la labor poético educacional se sumaba así la incorporación histórica, sensorial e incluso gastronómica del país, esta última concretizada en las cenas y almuerzos en diversos lugares de la ciudad y sus alrededores. Pero no era posible dejar de advertir la presencia permanente de efectivos armados que vigilaban los principales paseos e instalaciones comerciales, testificando la presencia de una violencia delictual que ha sustituido a los avatares de la guerra. Este fenómeno es en gran medida producto del suministro de la droga a la clientela de los países desarrollados, pero es también en parte un remanente del conflicto civil, cuyo cese desmovilizó a tropas y combatientes. Estos sectores marginados, especialmente jóvenes, sólo pueden esperar la resocialización como la única manera viable de su existencia, en un país que atraviesa por un profundo proceso de cambio social y que pareciera haber dejado definitivamente atrás el aspecto político de la violencia: la guerra civil.
Los organizadores del evento asumieron dimensiones proteicas, a veces presentando autores, a veces siendo guías turísticos, u organizando la compleja infraestructura de esos días llenos de actividades para una veintena de personas en forma paralela y en diversas localidades. Fueron compañeros de jornada y conversación, y antes del encuentro, fueron los responsables de una selección de poetas que combinaba continentes, idiomas, generaciones y tendencias poéticas, lo que a la postre redundó en el beneficio formativo posible o potencial de esa semilla que quizás se instaló en el cerebro de tantos jóvenes para quienes se leyó. La nómina de estos poetas demuestra la variedad y riqueza de los discursos poéticos que por algunos días este festival puso a disposición de los educandos de El Salvador:
Inés Blanco, Colombia; Manuel Tiberio Bermúdez, Colombia;; Florencio Quesada Vanegas, Costa Rica; Mauricio Vargas Ortega, Costa Rica; Esther Trujillo García, Cuba; Silvia Pérez Cruz, Guatemala; Manuel Arriola, Guatemala; Waldina Mejía Medina, Honduras; Francesco Manna, Italia; Roberto Fernández Iglesias, México; Jimmy Javier Obando, Nicaragua; Salvador Medina Barahona, Panamá; Marco Rodríguez –Frese, Puerto Rico; Edgardo López Ferrer, Puerto Rico; Helmut Ernesto Jeri Pabón, Perú; Henrik Nilsson, Suecia; Luis Ernesto Gómez, Venezuela; Israel Colina, Venezuela
Pero hubo algunas representaciones un poco más complejas: Silvia Cuevas Morales, de origen chileno, representó a Australia, ya que de muy joven se exiló con su familia en ese país, pero actualmente vive en España; Rina Tapia de Guzmán, representante de Bolivia, ha estado exilada en Colombia desde hace décadas; Françoise Roy, de Canadá, es una escritora quebequeña que vive en México, donde ha publicado bastamente en español, y está el caso de la autora Bessy Reyna, quue llegó como poeta estadounidense, pero es oriunda de Panamá. Yo iba como canadiense, aunque originalmente soy de Chile. Esto da testimonio de los desplazamientos y configuraciones culturales, idiomáticas e identitarias en este mundo de exilios, migraciones, desarraigos y rearraigos y de la siempre cambiante noósfera virtual que de alguna manera hace obsoletas las fronteras en lo que literatura se refiere. Hubo gran armonía entre los poetas asistentes en este encuentro, que terminamos entusiasmados y revitalizados—en el caso de los más viejos como yo—por el contacto con este pueblo acogedor, cálido y talentoso y por el entorno físico de este pequeño país a veces casi increíblemente bello.
Ya en el avión de vuelta me vine leyendo el segundo tomo de las obra poética completa de Roque Dalton—regalo de la Universidad Tecnológica de El Salvador—que en su libro Las historias prohibidas del Pulgarcito, de 1974, retoma el nombre que Gabriela Mistral pusiera cariñosamente a El Salvador; El Pulgarcito de América. Sentado junto a un salvadoreño residente en EEUU que pasa todos años algunos meses en El Salvador, pensaba en dos iniciativas surgidas de las conversaciones e intercambios entre los poetas. Alguien propuso hacer un evento poético internacional de solidaridad con la autodeterminación democrática de Palestina y una compañera me propuso trabajar hacia un encuentro o congreso de la diáspora de la poesía chilena. Y seguramente iremos sabiendo más sobre las reacciones personales de los poetas en sus respectivos contextos y geografías, si hacemos un clic en www.redyaccion.com del poeta y periodista colombiano Manuel Tiberio Bermúdez, que sabiamente nos dice "Antes muertos que perder la vida".
domingo, 24 de octubre de 2010
Turbosílabas del poeta Leo Lobos
Poesía reunida 1986-2003
Editorial Gato de Papel. Chile
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por Antonio Arroyo Silva
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Inventar paraísos e infiernos a través de la palabra es narrar, es llevar la mente humana más allá de donde el pensamiento pueda alcanzar. Sin embargo, de la necesidad de narrar la vida de una persona surge la magia de la poesía. No se trata, pues, de fijar géneros literarios ni de dilucidar la adscripción de esta obra.
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Es cierto el tono narrativo que comenta la autora del prólogo del libro, como ciertos son el profundo lirismo que va más allá de la metafísica de manual al uso. Se trata de la vida, donde (es un hecho) está y debe estar todo el referente de la poesía, que nada dice al que no se deje llevar por la inocencia primigenia. En este punto, la intención del autor es inversa al del simple narrador: no la gran mentira expansiva de la ficción narrativa sino la verdad desnuda de todo saber ulterior al hecho de la vida misma. Aunque esta verdad sea contradictoria.
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El mismo poeta, desde el principio, nos hace una declaración de intenciones enfocada siempre hacia y por la vida. Testimonio de un trabajo –dice—que a ratos me parece puede llamarse poesía, ideas líquidas como la sangre, barcos que silenciosamente se estrellan contra la nada, delirios, augurios, amor, cartas que se escapan de la mano, botellas arrojadas al mar durante años, humo y alcohol, voces, libros, sueños, vigilias, partidos y caballos negros de ajedrez, películas, profecías, viajes, dinero, soledad, fotos y óleos, dibujos, sol y tormentas, amistad, música, palabras, signos, enigmas regresando del olvido.
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No la vida a partir de la escritura anterior, sino escribir con el cuerpo este que cargamos.
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De esta manera, despersonalizando el hecho literario, dejándolo desnudo a la intemperie del vivir, llega la palabra inaugural a la poesía de Leo Lobos. Palabra que regresa del olvido; pero llega acompañada de todos esos objetos y acciones que bordean el existir y forman parte de su aura. Palabras que con el roce de los objetos recuperan su música y fluyen como ríos de energía vital y dada su vocación líquida no renuncian a su expansión hacia el mar próximo, que no separa sino une, porque nos trasciende. No vivir vidas de ficción y derrochar energías ocultándose en el texto sino expandir la vida propia para buscar ese Uno que somos. Una idea orientalista que no parte de los conocimientos previos sino que forma el tejido de la respiración del autor: sin bien saberlo, haciéndolo bien. Asimilación, diría yo, rechazo de la batuta de la tradición literaria, ésa que se construye a base de recortes celulares para encontrar la razón del vacío.
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Si que hay una tradición que Leo Lobos recoge en su escritura, tanto de sus lecturas de Jorge Teillier, Enrique Lihn, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas… como del entusiasmo que estos autores le transmitieron en vida, el hálito de sus poéticas, ese extrañamiento y alejamiento crítico de la literatura oficialista para ahondar en un coloquialismo que les confirió mayor vitalidad a la expresión.
También hay que matizar la importancia que nuestro autor le ha dado a los grandes novelistas de ciencia ficción. Ya los escritores norteamericanos de la beat generation vieron en este género, no ya una literatura de evasión y entretenimiento, sino una búsqueda de utopías posibles o imposibles. Nova Express de William Burroughs es un ejemplo. Deleuze buscando la pulsión del rizoma en la expresión. Pero, además, tenemos la presencia de Frank Herbert e Isaac Asimov.
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La ciencia-ficción, en principio considerada un género narrativo menor por
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Cuando pase nada,
y el cielo se estrelle sobre nuestras
cabezas, y entremos a empujones al
cementerio, como
vacas muertas
al vividero.
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He aquí la urbe donde el ser humano se transforma en homúnculo, que se diluye entre la multitud y se despersonaliza, donde más que la muerte realmente le aterra la vida. Es la primera muerte de la que habla el poeta, la inanición de la conciencia del uno cuyo destino es integrarse en una totalidad también unitaria. Sin embargo,
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No habrá en el
paraíso otra
muerte.
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No la habrá, desde luego, porque el ser pierde de esta manera su entidad, está perdido del decir, porque
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Cuántas veces después
de morir
has sentido ganas de vivir,
y probar qué se siente.
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Es lo que el poeta llama la muerte grande. Nótese la agilidad que producen los encabalgamientos que no sólo se dan en estos ejemplos sino a lo largo de todo el poemario. Una utilización que va más allá de lo retórico y nos sitúa en el plano de lo visual. De esta manera, por ejemplo, el cielo cae sobre nuestras cabezas o hay una disociación entre el paraíso y su concreción, pues entre él y paraíso aparece un abismamiento visual, como si se cortara el cordón umbilical entre el hombre y su deseo de trascender. Textualidad que aspira y llega a los niveles del caligrama. Es un mirar-leer, como dice Leo Lobos, es la voz que se toca. No es extraño que el poeta irrumpa en el territorio de lo visual, pues, en este sentido, esta otra faceta viene a ser no la otra cara de la misma moneda, sino dos aspectos que se intercomunican y complementan.
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A todo esto hay que sumarle ese ritmo sincopado que nos remite al jazz. Otra vez lo urbano y la forma posible de liberación de las cadenas alienantes de las grandes ciudades. Una música que procede de los esclavos rurales negros norteamericanos que acallaban sus penas con el soul y sonreían a pesar de todos sus males. Sonrisa de jazz para que el ser humano pueda recuperar la individualidad de su conciencia que una vez estuvo apegada y en consonancia con la naturaleza.
“Mirar el ojo de ese halcón y asustarse/ No del ojo, sino de su alegría”. En este díptico de El hombre de la guitarra azul de Wallace Stevens veo un resumen de lo que vengo diciendo y que Leo Lobos manifiesta de esa manera tan sugerente a lo largo de su viaje por las calles de todas las ciudades del mundo que recorre, en el poemario y en su vida. Asustarse de los sentimientos que surgen del centro de cada cual, asustarnos de mirar al espejo y ver que a pesar de todo brillamos. Miedo no de conocer sino de conocernos. Y todo porque los seres humanos observan la triangular estructuración de la vida que no dice nada a nadie descalzo de preguntas. Quizás cuando todas las palabras pierdan su sentido primero, sobrevivan los latidos eléctricos de unas sílabas cargadas de electricidad latiente de un corazón vivo que irradie energía y luz desde un lugar tan lejano como nosotros mismos.
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*Antonio Arroyo Silva: nacido en Santa Cruz de
sábado, 23 de octubre de 2010
Un aporte de la mirada inédita de Sofía Rodríguez García
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Huida
Tu baranda de llanto
recoge rabias ajenas
parados en alacranes de hongos
que de ritos etílicos
cazan baños
Carcajadas de gusanos
liberan tu dormida
junto a la mía
en una tendencia de gimnasios,
esquina que de silbatos
revientan rostros migratorios
Ya te vas?
en el tobogán de montañas rusas
y pepas nacientes?
En el sol que camina bolsas
y caras hinchadas?
Vergüenza me atoras!!!
recoge mis restos
en un costal de vidrios
con guantes de estadio
Voy a restregarme con tu barro
y botas rellenas de betún
con cintillos de niñas.
Armario de Sombras
El vaso de mecheros
ha sido un presagio final
Tu vida sin la mía
en una madrugada dulce sin ropa
otros olores,
otros pechos,
otras sonrisas,
tu cabello no se encuentra
en la salida de un túnel
ni en la celda de un escaparate
Traté de mirarte sin tocarte,
traté de obviar pequeños detalles,
en cada visita he detenido
un paso,
un círculo,
desfalleciendo,
olvidando,
pasajes, trancones
y un parque de luces
Amanece y ya no tientan tus insultos
con llanto de poros que no sienten
en aceite o agua de duchas
Exterminada mi alegría
extinta mi cordura
desayuno una papaya
con tinto bien cargado
para que no se olvide nunca
que ha acaecido
que ha levantado
el icopor de regalos
en encomiendas de mirones
Ya no se pierden el zumbido
de un mosco ni la llanta de un tren
demandan como goticas de agujas
garganta de gritos
y tú sin tonada ni caprichos de sordos
cargas una licuadora sin astas
que canta sin cesar
El repuesto tarda un poco
y la angustia se forma
irremediablemente
como tonelada de muerte
que oxida mi destierro
casualidad que ya no luce
Sofía Rodríguez García. Colombia, 1976. Estudios de Derecho e Historia. Coordinación Taller Escuela de pensamiento Latinoamericano Año 1997-1998. Elaboración Talleres de literatura en barrios populares con POECP (proyecto organizativo de educación y cultura popular) 1997-2001.Organización Talleres de literatura Asociación de desplazados “Avanzar” (2000-2001). Realización de Talleres creación colectiva asentamientos en Bucaramanga POECP (Santander-Colombia) 1999- 2003. Atención DDHH y capacitación población carcelaria (2003-2006). Proyectos culturales en zonas rurales 2006-2009.
Creadores Latinoamericanos de doble nacionalidad
El IV Simposio de la serie Autores Hispanocanadienses
que esta vez versará sobre la obra
de la autora italo-argentina Margarita Feliciano.
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REFLEXIÓN
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Creer sencillamente
que el silencio contiene
una boca de fuego
donde se halla el espejo
de un mar apaciguado.
Creer sencillamente
que este beso perdido
es fuente inacabable
de luz escueta y pura.
Creer sencillamente
que todas tus palabras
edifican constantes
murallas transparentes
que recuerdan las barras
de una jaula de vidrio.
La noche determina
el cuadrado de luz.
Tu mirada se esparce
en el cuidado entorno.
Tus pupilas se rinden,
ensimismadas buscan
el fuego de tus labios
granizados de blanco
contra un rojo expansivo
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SALIDA
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A veces nos atrae hacia la tierra
aquello más recóndito del alma,
esa roja amapola en los trigales,
la luz perdida que vuelve a renacer.
A veces, sólo a veces en la vida,
contemplamos el paso de los astros,
momentos en que fluye la ternura
de un ruiseñor en el jardín sagrado.
Yo sé que te has dormido en el instante,
que ahondas en el tiempo intermitente,
moviéndose en las cosas cotidianas
que avanzan de puntillas en la tarde.
Estandartes que saltan al vacío,
que desnudos se mecen y flamean,
se doran a la orilla de tu sueño
en el ramaje oscuro de la noche.
MARGARITA FELICIANO destacada poeta, crítica y traductora literaria de origen ítalo-argentino, radicada en Canadá desde 1969. Fundó el programa en traducción español-inglés / inglés-español de Glendon College, York Universtiy. Es la actual directora de Celebración Cultural del Idioma Español, fundada en 1993, entidad que organiza anualmente “El Festival de
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