viernes, 31 de julio de 2009

La cercanía de Borges y Berkeley



por Rodrigo Jara Reyes


La cercanía de Borges y Berkeley data de los primeros años de vida del autor bonaerense, tiene que ver con la formación idealista que recibió del padre y con las experiencias de vida que, desde el principio, fueron las de un observador no participante. Datos esclarecedores nos entregan varios de sus cercanos, señalan que de niño veía pasar la vida tras la verja de su casa y, ya mayor, la escuchaba bullir tras los ventanales de la biblioteca Miguel Cané y más allá de los muros de la gran biblioteca de Buenos aires. El mundo le parecía ajeno, inexistente. Lo único válido era su conciencia y las imágenes que proyectaba ésta, imágenes que se transformarían en su modo de hacer literatura.

Si bien son varios los filósofos que influyen sobre la obra de Borges (Shopenhahuer, Hume, Nietszche), uno de los más importantes es Berkeley. A decir verdad, Los principios del conocimiento humano, del prelado inglés, sobrepasan cualquier otra influencia ideológica. En dicho libro, recogiendo las palabras del mismo Berkeley, se quiere establecer lo siguiente: “Todos admitirán que ni nuestros pensamientos ni nuestras pasiones ni las ideas formadas por nuestra imaginación existen sin la mente” y más adelante reafirma “ Todo el coro del cielo y los aditamentos de la tierra –todos los cuerpos que componen la enorme fábrica del universo- no existen fuera de una mente; no tienen otro ser que ser percibidos; no existen cuando no los pensamos, o sólo existen en la mente de un espíritu eterno”.

Basado en dicho modo de ver el mundo, Borges construye buena parte de su literatura. Ya en 1923, en su primer libro de poemas (Fervor de Buenos aires) escribía: “... si están tan ajenas de sustancia las cosas / y si esta numerosa Buenos aires / no es más que un sueño / que erigen en compartida magia las almas...” y casi cuarenta años después, en “El hacedor”, reafirma con la misma convicción: “El vago azar o las precisas leyes / que rigen este sueño, el universo...”

Estas premisas utilizadas por Borges lo llevan a un idealismo extremo: la realidad en sí misma no existe, en cambio, la poesía y la literatura en general, forman parte de la “genuina realidad”, la del espíritu. Dicha postura no es sólo materia de sus poemas, muchos de sus relatos son la constatación de aquellas premisas: mundos fríos, geométricos, en que los personajes son seres platónicos, moviéndose como piezas de ajedrez para cumplir los designios de alguna fórmula. Al construir de esa manera, escapa a la realidad de carne; aquel planeta imperfecto donde existen menesterosos, traiciones sangrientas, asesinatos, enfermedades, catástrofes cotidianas, orgasmos. El dios de Parménides no lo permita. Prefiere el mundo que se trama en los espejos, el laberinto de una biblioteca y el aleph: pequeña esfera que contiene el universo. No lee los diarios, prefiere hundirse en las profundidades arqueológicas de otras épocas. Allí se mueve a sus anchas, aquellos mundos ya no tienen la complicación de la sangre y, a medida que se retrocede en el tiempo, se parecen más y más a una idea pura, platónica.

Sin embargo, el Borges de carne, aquel que se levanta, pasea por Buenos aires, come y duerme; en ocasiones se opone al “Otro”, al constructor de sueños: “... yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición.” (1)

Más desconsoladoras aún, son aquellas palabras en que tristemente reconoce que aquel mundo de laberintos, espadas, bibliotecas del tamaño del universo, y seres que se mueven fuera del tiempo y del espacio; no es más que un juego de evasión, porque “El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente es real; yo, desgraciadamente, soy Borges.” (2)

El tratamiento que hace Borges de las ideas de otros y especialmente de Berkeley, no tiene un afán plagiario ni de crear una filosofía alternativa, se trata más bien de una utilización netamente literaria, en función de su cuentística y de su poesía. Dejan de ser ideas puras emanadas de ensayos filosóficos, y pasan a formar parte del discurso de un personaje, de un narrador, de un hablante lírico. La misma Alicia Jurado lo señala “... estas ideas, presentadas por Borges adquieren un carácter mágico, un aire de verdad esotérica que seduce inmediatamente al desprevenido lector.”(3)

No está de más señalar la pericia con la que el artista bonaerense trabaja los materiales extraídos del idealismo. En ocasiones, dichas ideas aparecen en forma explícita y sugerente a la vez, en otras, permanecen ocultas, como una legalidad que, desde las bambalinas, rige el curso de la verdad o el destino de los personajes, no obstante, al elegir cualquiera de estas alternativas u otra si se quiere, siempre el trabajo de Borges es macizo, fluye con la eficacia y la naturalidad del verdadero arte.


(1).- Borges y yo, texto en prosa publicado en “El hacedor” en 1960.

(2).- Nueva refutación del tiempo, ensayo publicado por primera vez en un folleto, 1947.

(3).- Genio y figura de Jorge Luis Borges, texto biográfico y crítico publicado por Alicia Jurado en 1964

Rodrigo Jara Reyes nació en Talca, Chile, el 14 de febrero de 1966. Hizo estudios superiores en la Universidad de Talca, en donde obtuvo el título de Profesor de Estado. Publica su primer libro de poemas En los caudales de la memoria, en 1997; en el año 2000, el libro De la memoria al fénix; en el 2003, Dos sur y otros poemas; En el año 2006, auto-publica el libro de cuentos El extravío y otros relatos. Es recogido en las antologías Travesía por el río de las nieblas 2000, Faluchos, treinta poetas maulinos 2003; El lugar de la memoria 2007. Publica artículos, ensayos y cuentos en diarios y revistas nacionales e internacionales. Correo electrónico: thtjara@hotmail.com Sitio web: http://www.caudalesdelamemoria.com/
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El bosque



Por Delfina Acosta

Olvidé cómo se escribe un cuento.
Solía sentarme a las siete de la mañana frente a la máquina de escribir Remington, que ocupaba la mitad de mi escritorio, a un costado de la enorme ventana que daba a la calle. Durante los primeros momentos no ocurría nada, hasta que alguien, y otra persona parecida, y muchos individuos o sombras más que se dirigían a la fábrica textil del pueblo, pasaban con prisa por la vereda; entonces me entraba la angustia por escribir las primeras líneas, aquellas frases fijas que definen el inicio de una historia.
A las diez, Cándida, la vecina que me prestaba el auto para viajar los fines de semana a alguna villa veraniega, salía a hacer una revisión minuciosa de su jardín delantero; yo solía temer que me hablara sobre los cornezuelos que a menudo desfallecían a sus caléndulas y a sus helechos porque entonces una larga distancia me separaba de mi cuento hasta que terminaba por perderlo de vista.
Y ocurría que a veces me hablaba, y otras, no. El caso es que su presencia entre esas flores agitadas por los vientos de estío o de invierno me ponía ansioso y acababa levantándome, bruscamente, del asiento, con un cigarrillo en la boca, para observar la borrosa lejanía de la zona portuaria.
A las once, o a las once y media, entraba en el gabinete la empleada doméstica, y hacía tal silencio de mosca mientras pasaba una trapo humedecido con alcohol por el único mueble de estilo provenzal de la casa, y con el mismo silencio de mosca se retiraba, que me gustaba pensar, con un extraño sentimiento, que era un desperdicio tanta precaución de su parte; total, al meterse la mujer en la habitación, no me venía una sola línea a la cabeza.
Es difícil escribir sin interrupción.
Ocurre que alguien te llama por teléfono y te dice esas cosas que uno escucha como desde lejos: “Fue imposible hacer nada... Tendré que comprar otra camisa. La tinta no ha desaparecido ni siquiera con cloro...”.
A la hora del almuerzo, cerraba con la fuerza de un latigazo que hace brincar a la bestia, la puerta del gabinete. Debía asegurarme de que mis personajes se quedaran bien encerrados en esa habitación de luces apagadas, para que yo pudiera, sin apresurar el sabor, disfrutar de aquella tregua: un plato de milanesa de pollo y otro de escabeche de berenjenas, acompañados de una botella de buen vino rosado. Luego venía la modorra.
Como a las cuatro y media de la tarde, cuando el calor caía sobre el aljibe sin roldana del patio, yo me tendía sobre las baldosas de la sala, aguardando la visita de Adelfa. Mi amiga rubia, rubiácea, me solía hablar después de fumar un cigarrillo, sobre las virtudes y necedades de mis cuentos.
A mí me daba igual que objetara la presencia de una antigua vitrola en la habitación donde sucedía la parte más densa de las acciones; para eso tienes el piano, Miguel, el viejo piano alemán de la familia; que tanteara una crítica sobre determinada situación o trama por su estilo tan apasionado, que desaprobara un nombre común como José o Pedro, y que, a veces, me restregara la muerte del protagonista de turno, quien merecía vivir, después de todo; total, con un final abierto, la obra quedaría bien igual.
No es que fuera terco. Pero yo conocía a mi criatura. Ella era un bosque donde todos los animales (ciervos de ancas ligeras y vientres suaves, leopardos de ojos relampagueantes y aves de plumaje azul mezclado con el color de la sangre) convivían en cósmica armonía; su enorme cascarón resistía maldiciendo, pero resistía, los embates y las furias de las tormentas.
Mi criatura era una luz que se abría paso entre los gajos de los eucaliptos, los algarrobos y los abedules de su propio bos que para mostrar un camino, hecho con un polvillo como de oro y de azúcar, que tentaba a los hombres y a las mujeres que intentaban cruzar el río, para que desistieran de su propósito y se internaran en él.
Al llegar la noche se me presentaban en el gabinete. Una vez fue un hombre que deseaba viajar a un pueblo donde pensaba encontrar a la mujer que había amado, y llegó, y ella estaba vestida de triste desde los pies hasta los cabellos; sentada sobre un sillón de mimbre observaba las formas humanas que tomaba el ciprés según como el viento lo cabalgara.
Entonces escribí: Se vieron y se dieron un beso.
En mis horas nocturnas se me rebelaban las profecías.
Y entre humo y humo de cigarrillo cobraban sentimientos mis personajes, y yo debía decidir, desde luego, qué harían: la libertad o la prisión; la vagancia o el encierro; y aún esos detalles ínfimos: el viaje en barco o en tren. O la simple caminata por las calles.
Perdí la manera de escribir cuentos.
Este es el relatorio que - necesariamente - debo hacer sobre la maldición que ha caído sobre mí para que mi familia comprenda la decisión que he tomado.
No puedo más.

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Delfina Acosta: Nació en Asunción (1956). Su primer poemario Todas las voces, mujer... obtuvo el Primer Premio ‘Amigos del Arte‘. Publicó el poemario La cruz del colibrí, que lleva prólogo de la poetisa Gladys Carmagnola. Reunió sus cuentos que obtuvieron premios y menciones en concursos literarios en el libro El viaje.Su obra Romancero de mi pueblo ganó el segundo premio ‘Federico García Lorca‘. Dio a conocer un poemario llamado Versos esenciales, dedicado íntegramente a honrar la memoria del gran poeta chileno Pablo Neruda. El PEN Club del Paraguay otorgó al libro el Primer Premio destacando su elevado vuelo lírico y su lenguaje universal. Su último libro, que ahora edita Portal de poesía, lleva el nombre de Querido mío. Es columnista del diario ABC Color; hace comentarios literarios sobre los escritos de los poetas y narradores paraguayos en el Suplemento Cultural del mismo diario. Dirige el Taller de Poesía de la Manzana de la Rivera.

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jueves, 30 de julio de 2009

Comentarios de una nica en Santiago

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La generación de Los Ernestos en Nicaragua y la vuelta al mundo de la poesía nicaragüense, a propósito del Premio Neruda a Ernesto Cardenal.

Elisa Maturana Coronel



A propósito de la visita de Ernesto Cardenal a Santiago para recibir el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y la lectura que hizo de algunos de sus poemas –principalmente del Cántico Cósmico--, en el homenaje que le rindió la Sociedad de Escritores de Chile, discutíamos con algunos amigos poetas y escritores-as chilenos-as sobre Ernesto, su poesía, su posición política actual, su rol en la poesía nicaragüense, los gustos y des-gustos de cada uno por su poética y sus méritos para optar al Nobel.

Separándonos del plano nada discutible de los gustos ante la poesía de Ernesto (a quien siento cercano desde siempre por ser nicaragüense y por recuerdos de él que van hasta mi infancia), Cardenal tiene el mérito indiscutible de haber cumplido con su propósito de llevar la poética nicaragüense otra vez al mundo, silenciosa desde Darío, y me refiero al mundo en el sentido del público amplio, no al mundo de los escritores acuciosos ni de los expertos en literatura y poética latinoamericana, que sí la conocen.

Benedetti reproduce en su artículo “Poeta de dos Mundos”, en Letras del Continente Mestizo, de 1972, las palabras con que Cardenal ya en 1949 apelaba a una ruptura del silencio:

“(…) el huir de la publicidad literaria ya se ha hecho casi una tradición en Nicaragua (…) y casi todos los mejores poemas nicaragüenses, dichos al oído de la patria, no han salido de nuestra intimidad todavía. Es éste un silencio necesario a las obras verdaderas; pero creo que ya ha dado sus frutos ese silencio, que es ya mayor de edad en la poesía nicaragüense y ha llegado ya la hora de las publicaciones”.

Efectivamente, quedaron en la intimidad, después de Darío, tres grandes post-modernistas nicaragüenses, con voces poderosas como la de Alfonso Cortés (¿Tiempo, dónde estamos/ tu yo, yo que vivo en ti y/ tú que no existes?), Pallais y Salomón de la Selva; los rupturistas de la Vanguardia como Cabrales, Coronel, Pasos y los dos Cuadra. Y en esa misma intimidad los post vanguardistas, excepto Cardenal, de la epigramática Generación del 40 o de Los Tres, y las siguientes generaciones de la poesía de Nicaragua con la excepción quizá también de Gioconda Belli.

La Generación de Los Tres es la Generación de Los Ernestos: Ernesto Cardenal, Ernesto Mejía Sánchez y Carlos (Ernesto) Martínez Rivas. En ellos coinciden sólo el nombre, él haber compartido las aulas de clase en el colegio Centroamérica, de los jesuitas, y la rebeldía a las formas. Tres poemáticas diferentes, “cada uno distinto, pero todos inclinados hacia el abismo” dice Octavio Paz en Las Peras del Olmo (México. 1954). Por una parte, la “antipoética” --como la llama Erick Aguirre-- coloquial, simplista, cargada de jerga oral del padre Cardenal; por la otra, el tormento existencial de la soledumbre (Ezequiel D’Leon. 400 Elefantes. 2008) que inventa exorcismos (Paz. 1954) del profesor de la Universidad Autónoma de México, Mejía Sánchez; y finalmente el hermético y desbordado, intenso y profundo Martínez Rivas: “el más favorecido por la gracia poética: preparado como pocos en Nicaragua después de Darío para trasmitirla” (Jorge E. Arellano. Ocho Poetas Mayores de Nicaragua. 1984).

Sin embargo, no la transmite.

“No soy el mejor poeta. Ni el segundo. Ni el tercero. Ni siquiera el mejor de mi generación en la que sólo éramos tres. El mejor de los tres, a mi juicio, es Carlos Martínez Rivas. América lo conocerá algún día”, dijo Cardenal, en 1964.

Pero Carlos, con toda su armadura poética no trasciende los límites de la intimidad de los expertos y se queda escribiendo en las paredes de su casa -llenas hasta el más diminuto espacio con las citas de sus libros más apreciados-, mientras que Cardenal vuela al mundo con su palabra llana.

Varios factores conspiraron con el poeta trapense de Solentiname para que lograra su cometido de hablar en voz alta y sacar a esta poesía de su silencio necesario. Las investiduras temáticas: la revolucionaria, la religiosa, la social, jugaron en un contexto histórico político y de boom literario latinoamericano para catapultar la poética de Cardenal, quien supo a su vez exportar -como ninguno, desde Darío hasta él-- la poesía de ese potente pequeño pueblo y llevar a Nicaragua, talvez no en la voz de su mejor poeta -como él mismo dice- pero indiscutiblemente en la de su máximo expositor público, publicado, editado, traducido, reconocido y galardonado.

Cardenal tiene el mérito de haber reabierto la puerta, haber colocado un tapete de Bienvenida para invitar al mundo a ingresar en la intimidad de la alcoba de la poesía nicaragüense.
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* Elisa Maturana Coronel es periodista. Nació en Nicaragua, de padre chileno y madre nicaragüense. Por varios años reportera parlamentaria de los diarios Barricada y La Tribuna. Corresponsal en Nicaragua para las agencias de noticias Reuters y Notimex y articulista en varias publicaciones. Trabajó en radio, televisión y realizó dos programas propios de análisis político y social. En los últimos años ejerció en el campo de la Comunicación para el Desarrollo, a cargo de la oficina de Comunicaciones del PNUD en Nicaragua y de Oxfam América, en Perú. Nieta del poeta nicaragüense Jose Coronel Urtecho. Se vinculó a la intelectualidad nicaragüense desde temprana edad y encontramos huellas de su labor en "Ediciones en Nicaragua, Perú y Chile". Actualmente radica en Chile.
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Ernesto Cardenal abre el vacío y se interna con su Poesía en la SECh



“Actividad Cultural; Tertulias los Jueves, 19 horas. 2009”,

ERNESTO CARDENAL
Premio Iberoamericano
de PoesíaPablo Neruda 2009




...........................................................Fotografía: María Eugenia Lagunas


Palabras del Vicepresidente de nuestra SECh: Gregorio Angelcos

Hay premios literarios que prestigian a los escritores que los reciben, pero en el caso de Ernesto Cardenal el proceso es a la inversa, Ernesto Cardenal prestigia al Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda al ser galardonado con éste.
A partir de este hecho histórico literario, la naturaleza de este premio da un salto cualitativo hacia el futuro, pues dada la categoría universal de su poesía, la responsabilidad político cultural de los futuros jurados, les exigirá cada vez un mayor rigor y una mayor profundidad reflexiva en torno a los juicios estéticos, éticos y políticos, que se deriven de su reflexión en torno a la poesía iberoamericana.
Después de Ernesto Cardenal es legítimo preguntarse quién, tal vez Parra, tal vez Gonzalo Rojas, pero el continente literario se dividirá en un antes y un después de Cardenal.
Ernesto es la ruptura, la provocación inteligente y revolucionaria hacia la construcción de espacios literarios, menos minimalistas, y de mayor representatividad de los fenómenos que han provocado la globalización del planeta en torno a un eje neoliberal y capitalista a ultranza.Las industrias culturales, siguiendo a Pierre Bordieux, han instalado una cultura de la banalidad y el consumo, han desarraigado de la cotidianeidad del hombre del siglo 21, la poesía y el arte en su sentido más esencial, para instalarnos un modelo cultural homogéneo y enajenado.
Cardenal con su lenguaje viene confrontándose con esta turbadora realidad, porque en su dimensión más esencial, su férrea personalidad se articula sobre tres ejes principales: la literatura, la teología, y su máxima condición de revolucionario.
Cardenal nos inquieta y nos atrae por su rebeldía, por su estética provocadora, porque trasciende las convenciones y vulnera las formalidades del quehacer burocrático, es un poeta de comunicación franca y directa, exenta de subterfugios y retóricas sin contenido.
La sola imagen del poeta nos convoca a transgredir lo establecido, a romper con las limitaciones que restringen nuestra libertad. Así fue su postura frente al dictador Somoza, así fue frente a la curia de la Iglesia Católica y el Vaticano en un momento crítico de la historia de Nicaragua, y así fue y es, en el flujo vertiginoso de su poesía.
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Bienvenido Ernesto Cardenal a la Sociedad de Escritores de Chile, la casa que ha cobijado a través de su historia a los hombres y mujeres de mayor significación de la literatura Nacional. De Neruda a Zurita, de Ricardo Latcham a José Miguel Varas y a Poli Délano, De Parra a Teresa Calderón y José María Memet, entre muchos otros.
Los vivos y los muertos se levantan para decirle bienvenido a la tierra que vio nacer a Salvador Allende, el presidente chileno de mayor impacto universal del siglo veinte, ejemplo de las futuras generaciones que luchan por un país que exige una cultura más humana, y cada vez de mayor equidad y justicia social.
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El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, llegó a nuestro país para recibir el lunes 27, de manos de la Presidenta de la República Michelle Bachelet, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2009, la más alta distinción que concede el Estado de Chile a un poeta iberoamericano.
En esta sexta versión, el jurado estuvo integrado por los poetas Carmen Berenguer (Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2008) y Oscar Hahn, chilenos; Jorge Boccanera argentino, Juan Gustavo Cobo colombiano y Selena Millares académica de la Universidad Autónoma de Madrid.
El galardón instaurado en 2004 en el marco de las celebraciones oficiales del centenario del natalicio del Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, recayó en el escritor mexicano, José Emilio Pacheco; luego, en 2005, lo ganó el argentino Juan Gelman; en 2006, el peruano Carlos Germán Belli; en 2007 la cubana Fina García Marruz; y en 2008 la chilena Carmen Berenguer.
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martes, 28 de julio de 2009

Poetas chilenos en el mundo



Patricio Armando Sánchez
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Su poesía dice bien su proximidad con nuestras venerables tradiciones
y no desmiente su valíaduradera dentro y fuera de la “larga y angosta”.
Waldo Rojas París, 19 de marzo 2001


EL CALENDARIO DE LA ETERNIDAD

Chile :
amo tu jerga de codorniz locuaz, tu diminuta pasión de colmena que canta.
El sol zapatea en tus entrañas de guitarra despierta, mas tu risa
es la risa de una hoja de boldo.

Tierra: pequeña, verde, blanca.

¿Es tu soledad un racimo de uva?

Los sauces y los bueyes te despiertan con la cuchilla al cinto.

Todas tus muchachas son hermosas como los calendarios
que nos regala la eternidad.

Todas tus muchachas son hermosas como las vocales de los ciruelos
que despiertan bajo los sauces meditativos del tiempo.

Todas tus muchachas son hermosas como las pestañas del cilantro.
Todas tus muchachas tienen las pestañas impregnadas de polen, y sus pies
tienen la forma que Dios le dio a las primeras estrellas que germinaron
debajo de un almendro.

(Roma, 1999)

NUBE DE TABACO

Nada sabes del sol cuando los amigos
te abrazan con la sonrisa en los labios.

En todas las ciudades habrá un mesón
donde tú apoyarás tus codos en invierno.

Las calles son como gacelas
de circo a la hora del crepúsculo.

Por esto tú debes perdurar
en una nube de tabaco.

Serás feliz en la quietud de un instante,
aunque en realidad sólo halles sombras
en un espejo deformado.

No mereces desvivirte si la alegría
que te ofrecen tus amigos es sincera.

Tienes un camino frente a ti: convencerte
de que la risa es el preámbulo en la fábula,

después podrás hallar en otro espacio
otra ciudad en la que el sol busque tu rostro primigenio,

pero aún no es el momento, ten paciencia.

(Lisboa, 1999)


Patricio Armando Sánchez: (Talca, Chile, 1959), es poeta y profesor de Español. En 1977 se traslada con su familia a París, donde reside siete años. Realiza estudios universitarios de Español en las universidades Paul Valéry de Montpellier, Francia, y Complutense de Madrid, España, especializándose en Literatura Hispanoamericana. En 1994-1996 reside en Portland, Estados Unidos. Es uno los organizadores del “Año De Allende a Neruda 2004” en Montpellier y responsable del Taller de Poesía Pablo Neruda de la Diputación Provincial de dicha ciudad. Miembro del Centro Cultural Los Andes (organización de ayuda y solidaridad con Chile y los Mapuches), L’Ours Blanc (Asociación de Escritores Franceses) y de la Sociedad de Escritores de Chile.
Publicaciones: poemarios* 11 sonetos y 3 poemas libres para ser leídos -con mucha seriedad- al bajar de un autobús, en las postrimerías del siglo XX, Montpellier, Francia, 1990. * Sea la Luz, Marana-tha, Talca, Chile, 1990. * Poèmes écrits dans un Café, Imprenta Universidad Paul Valéry, Montpellier, Francia, 1991 (en francés). * Poemas, Imprenta Universidad Paul Valéry, Montpellier, Francia, 1992. * Montpellier, Trois Minutes d’Arrêt, Los Andes, Montpellier, 1996 (en francés). * El sabor de las ciruelas y otros poemas, Montpellier, Francia, 1997. * Escribidor Anónimo, Montpellier, Francia, 2000,. * Breve Antología Personal y otros poemas. Centro Cultural Los Andes de Montpellier, Francia, 2000.
Premios: Premio Nacional de Prosa y Poesía Juvencio Valle 1995, Santiago, Chile. Premio Nacional de Poesía Ciudad Villa Alemana, 1996, Chile. Finalista Premio Internacional Centro de Estudios Poéticos, 2000, Madrid, España.
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sábado, 18 de julio de 2009

En torno a periodismo y literatura

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por Alfredo Lavergne


La actividad literaria y la periodística, acostumbran compartir espacios, incluso a veces en la misma persona. Sin embargo, todas las prácticas humanas están insertas en una Historia, que a través de múltiples medios las determina, les da el rol social que cumplen y nos exige tomar decisiones.
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Escribí hace algunos años que el periodismo era mucho más moderno como actividad específica que la literatura y hoy diría que nacen juntos en la literatura de romances, cantares de gesta, etc., en la que a veces cumplían función ‘informativa’. O sea, que no habría en esas letras separación.

El periodismo asume como misión expresa la de informar, tarea precisa y delimitada que lo diferencia del mundo de concepciones y sobreentendidos que se anotan a la misión de la literatura. La vocación de eco de lo que acontece a nivel particular hacia el mayor ámbito que los medios de comunicación logran abarcar –pieza clave para la integración de la sociedad-, es una herramienta fundamental en la necesidad permanente del hombre de situarse, saberse y reconocerse como parte de un tiempo determinado y un entorno histórico, social y político en permanente cambio.

Es en este sentido que antes de buscar la raíz de la separación contemporánea entre periodismo y literatura, debemos señalar el profundo espíritu humanista que subyace en ambas actividades: esa herramienta para situarse, desde otra perspectiva, es una de las más conscientes determinantes de la actividad literaria. Los ejemplos están a la mano si debiésemos señalar cómo todos los días vemos periodismo de estilo literario y literatura de vocación periodística.

El primero es prácticamente un cliché: Ernest Hemingway. Su vocación literaria corre a la par de su profunda vocación periodística, al nivel que su misma obra es un constante maridaje entre ambas actividades.

Mucho más allá de la literatura de escritorio, Hemingway se planteaba como una de las misiones fundamentales de la literatura desarrollar un profundo sentido de identificación con la vida en su manifestación más plena e intensa, asumiendo inclusive realidades sombrías como la guerra para retratar a la humanidad en su despliegue más pleno. En este sentido, el periodismo, practicado por él con una maestría y precisión impecables, acompañó a la literatura a través del ardiente derrotero de su vida: la guerra, la caza y pesca deportivas, la tauromaquia; Madrid, el Kilimanjaro, Habana; aparecen en su obra literaria al mismo tiempo que en su permanente trabajo periodístico. Su trabajo en este campo influye en el estilo preciso y conciso de su prosa literaria que, al no completar la narrativa completa y omnisciente de la literatura clásica, es capaz de crear atmósferas perturbadoras, precisamente por el afán expreso de retratar la realidad tal como aparece. En él, los límites entre periodismo y literatura prácticamente no se pueden fijar.

Otro ejemplo, mucho más cercano (aunque tan lejos de los actuales hábitos de lectura), constituyen los dos máximos referentes de lo que el modernismo dio en llamar costumbrismo: Joaquín Díaz Garcés y José Joaquín Vallejo. Ambos, reconocidos trabajadores y empresarios de una prensa que en Chile vivía un momento bullente absolutamente sin parangón en el resto de su historia, siguieron la línea trazada por otro de los grandes escritores-periodistas, Mariano José de Larra, en el sentido que la literatura debía asumir un sentido netamente nacional, que lograra retratar, ya no los sueños o los ideales de la sociedad (como querría el romanticismo), sino que la real manifestación del carácter del país, no importando que este carácter sea decepcionante o grosero, o que el resultado sea ligero y sin mayores consecuencias. Díaz Garcés y Vallejo (o Ángel Pino y Jotabeche, como firmaban sus artículos de más refinada elaboración) son verdaderos maestros de la prosa, asumiendo un estilo ágil y pleno de segundas intenciones en sus obras principales: el artículo o la “página” de costumbres, destinada a aparecer en la prensa diaria.
La escasa nueva lectura de estos escritores-periodistas por parte del siglo XX va en directa proporción a la pobreza de lenguaje del periodismo contemporáneo que, a su vez, se corresponde con la pobreza de lenguaje de nuestra población.

¿Cuál puede ser la causa para la notoria separación entre periodismo y literatura en el mundo moderno? Creemos que hay que buscarla en el extremo modelo economicista actual, que más allá de asignar un rol y misión particular a las actividades humanas desde criterios de verdad, decoro o utilidad social –como absolutamente todos los sistemas sociales han propugnado-, determina a los oficios según su capacidad de reproducción de la riqueza económica. Así, la literatura cae en la red a través de las grandes empresas editoriales, que con criterios de mercado dictan líneas de publicación y marcan la ruta por las cuales definir el gusto y controlar el mercado literario, generando una especialización manifestada en zonas geográficas, grupos sociales y nivel académico –tarea en la cual el actual periodismo literario, también radicalmente especializado, cumple un rol primordial. El periodismo, asimismo, está cada vez más lejos de restituir en su práctica al hombre en su totalidad, enmarcándose de acuerdo a directrices globales manejadas desde las grandes agencias de prensa, que en pos de una mal entendida “objetividad periodística” limita permanentemente la posibilidad de un nuevo periodismo, al menos desde los grandes medios de comunicación tradicionales –se genera así una extrema funcionalidad en la actividad de la comunicación social, que lo hace permeable de “venderse” y de responder a las exigencias del sistema con las precisas imágenes que éste le pide.

Creemos que existe la posibilidad de revitalizar la relación entre periodismo y literatura. Aquí me permito el referente a Ryszard Kapuscinski. En primer lugar, el periodismo debe tomar consciencia de su rol permanente y fundamental de aportar a la memoria de la vida social, y en esto no nos referimos tan sólo a la memoria histórica, sino al real y constante llamado al hombre a re-visar el entorno social y vital de su vida: la sociedad humana es la misma hoy que ayer y antes de ayer, gracias a esta constante y actuante memoria. Hay que ver en el periodismo la posibilidad de una promoción del ser humano en sus valores más plenos y fundamentales.
En segundo lugar, la literatura debe hacerse consciente de su misión de eco y expresión del entorno vital y social del hombre, no ya de la manera esquemática y unilateral de los autoritarismos de izquierda o derecha, que dictaron lo que se debía escribir, sino de un nuevo modo: implica saber reconocer que la más vanguardista de las literaturas no puede dejar de responder a la situación de enajenación del hombre ante un mundo que se totaliza frente a él, dejándolo aislado y enfrentado al hecho de que él mismo está escindido. Hay que ver de nuevo en el acto de la literatura una expresión de esencialidad humana y libertad que no se puede comprar o vender.

En tercer lugar, hay que reconocer la viabilidad de prácticas comunitarias en el ejercicio del periodismo y la difusión de la literatura a través de las tecnologías de Internet. Nuevos medios de prensa, de generación y alcance internacional, están haciendo real un viejo sueño de las vanguardias políticas: el establecimiento de una red de comunicación social alternativa, que no sólo responda a la visión individual, sectorizada; sino que se hace capaz de autogenerar y autodeterminar su expresión a través del feedback permanente de los receptores. Esto debilita necesariamente los intentos de hacer caer la comunicación social global en la red de un economicismo totalizante.

Un periodismo que se plantee desde estas perspectivas es condición fundamental para una nueva puesta al día en la situación de la literatura en el entorno social, para la postulación posible de canales de circulación literaria no aherrojados por el criterio de mercado; será, asimismo, la única posibilidad de una nueva cercanía y mutua alimentación entre la literatura y el periodismo. Y, ante las urgencias del día –la posibilidad de una hegemonía política mundial única, la absoluta crisis ambiental, la búsqueda necesaria de nuevas soluciones a los viejos problemas-, tales actividades sabrán responder como lo han hecho en los momentos más extremos de nuestra historia moderna: hablando hacia el hombre, desde el hombre.


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Alfredo Lavergne. Poeta, nació en Valparaíso. Emigró a Canadá en 1975, país donde publicó en diferentes medios literarios y logró dar a conocer su obra en extenso. Se radicó en Québec, Montreal. Se sumó al estudio de la obra huidobriana (creacionismo), al haiku (poesía japonesa) y a la creación literaria. Colabora en revistas especializadas, festivales y periódicos. Retornó a Santiago de Chile en 2005. Su obra ha sido incluida en diversas antologías y revistas. Ha publicado siete libros de poesía en castellano y tres bilingües en idiomas castellano-francés.

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jueves, 16 de julio de 2009

Jorge Etcheverry: Un vistazo crítico desde Canadá.



por Omar Cid

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¿Cuál es la evaluación histórica que usted hace de la crítica literaria chilena?
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Dudo que la crítica se pueda ver aislada del contexto—histórico, social, cultural, institucional—, la crítica es una especie de registro de tendencias y preferencias culturales de periodos sucesivos, de las ideas vigentes, de las tendencias en la misma crítica, de los valores y gustos vigentes, de las condiciones políticas, de las vicisitudes del mercado del libro, etc., de ahí que creo que más bien se tendría que hacer un estimado en su correlación con otras instancias de la vida social, cultural e institucional. Así, no podría evaluar a ‘la crítica’ separada y personalizada, que de por sí no tiene mucho campo de maniobra y que en general tiene el papel de refrendar o reafirmar la institución literaria vigente, en definitiva ligada a la institucionalidad nacional, que manifiesta y configura un estado de cosas dado. No es algo que dependa de esta persona o la otra—aunque así les parezca incluso a ellas—y que pudieran por así decirlo condenarse o absolverse.
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Ante la crisis de discurso y de referentes, donde pareciera que todo lo media el mercado. ¿Qué función cumple el crítico literario en la sociedad pos-moderna?
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Tengo la impresión que, excepción hecha de sus instancias más marginales, el crítico publicita desde un medio un bien de consumo, una mercancía que es el libro, no creo que la postmodernidad haya cambiado eso para nada, pero de alguna manera—por ejemplo en el caso de la expresión virtual, que es también un fenómeno cronológicamente postmoderno—ya existe por lo menos la probabilidad de llegar con textos literarios a vastos públicos desde fuera del mercado, si no es por el gasto en servidores, confecciones de páginas y libros electrónicos, a veces el puro esfuerzo de conseguir listas de direcciones. Ahora, por otro lado la mercancía libro existe como tal sólo porque conlleva un sentido reflejo, un significado, un valor agregado significativo, y así se inscribe en el gran friso de la serie de objetos significativos mediados que en definitiva posibilitan el conocimiento. En la postmodernidad el crítico sigue conectando esa mercadería sui géneris con la historia de la literatura, lo estético, lo valórico, para así otorgarle su valor como mercancía. Yo diría que en el post modernismo ese mecanismo se hace más patente: el espectro de la difusión masiva gratuita de sentido/significado alerta por igual a los gobiernos y a los empresarios del conocimiento, ya que la circulación comercial del objeto libro pasa a convertirse potencial aunque remotamente en una posibilidad de distribución/circulación entre otras. Hasta ahora, el modo preponderante de circulación de la literatura había sido, se quiera o no, a través del mercado, y eso no es culpa de nadie.
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¿Cree usted que existe una deuda de la crítica chilena, con los escritores de la diáspora?
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Eso es bastante complejo y yo diría básicamente que no. En la medida en que hay una mirada de escritores chilenos, ya no tan sólo exilados, en el exterior, y que la crítica no da abasto ni siquiera para los autores nacionales—yo mismo desde ‘afuera’ he comentado libros de gente ‘de adentro’ que carecía o casi de ‘crítica’ en el país—, no sé hasta qué punto se le puede pedir cuentas a ‘la crítica chilena’, parte de la cual por otro lado se hace ‘afuera’. Gran parte de la ansiedad que muchos escritores chilenos de afuera tienen respecto a esto tiene que ver con la identidad aleatoria y problemática de la vida del transplantado en general, de la necesidad de reconocimiento y validación de una literatura que ya en muchos casos ha dejado de ser completamente ‘chilena’ en todo menos en su intención o denominación, que se abre a posibilidades de escritura o contenido ya no totalmente traducibles hacia ‘el interior’. El establecimiento de instituciones literarias al exterior, o el acceso de los escritores ‘chilenos’ a las locales o a otras aleatorias, puede focalizarlos en esa dirección, distrayéndolos de la orientación hacia Chile. Pienso en el caso de Canadá, principalmente y al fenómeno de la desigual, pluridimensional y pluricanónica “literatura hispanocanadiense” en gestación. Por otro lado, el éxito y reconocimiento a todo trapo de escritores chilenos afuera tiende a cambiar un poco el norte de la brújula, y en algunos círculos se empiezan a murmurar mitos nacientes de que la posibilidad de triunfar o ser reconocidos afuera es mayor que serlo en Chile, cuyo famoso pago ya es un lugar común. Por otro lado, aparte de los clásicos y una que otra figura, mucha literatura chilena no es muy traducible al exterior y más bien se la enfoca como conjunto de muestras de sectores y circunstancias generacionales, genéricas, étnicas, políticas, regionales, etc., criterio cada vez más prevaleciente en todos lados, que por otra parte tiende a verse reflejado en algunas muestras antológicas producidas afuera. En fin, es un temazo...
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En la búsqueda de referencias, ¿Qué función cumple la crítica a libros y ediciones extranjeras?
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Creo que si se quiere hacer cualquier trabajo serio en crítica, desde la nota periodística hasta la investigación bajo el alero universitario, y no sólo en lo de referencias, hay que ver todo lo que se pueda, en papel y electrónico a veces las ediciones en idioma original son mejor fuente, si se entiende ese lenguaje. Claro que desde el punto de vista de la crítica destinada al lector potencial de un mercado determinado, en este caso el chileno, la crítica del libro producido afuera no se justificaría porque no circula, no se puede comprar o pedir en la biblioteca y es atendible que a veces los medios ignoren estos libros cuando no son de autores ya con renombre. En caso de autores individuales y de grupos, tendencias, etc. no creo que las fronteras puedan determinar un criterio para la referencia o el estudio.
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A su juicio, más allá de los escritores favorecidos por el mercado y en su labor de diagnóstico literario, ¿Qué voces o discursos nuevos, atrevidos o simplemente rescatables ha podido encontrar en la literatura chilena contemporánea ?
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Mi conocimiento de lo que se produce actualmente en Chile es limitado, no estoy en el país y no recibo toda la información, pero tengo la impresión muy personal de que es entre los escritores existentes y que escriben hace décadas donde está todavía lo más interesante. Creo que la dictadura sin destape posterior y la rápida entrada de Chile a la globalización, significó una especie de marasmo de décadas que hace que haya menos sofisticación o experimentalismo o renovación. Además se hace sentir cierta demanda de material que sea representativo de grupos, tendencias, etc., en vez de literaturas con una estimativa centrada en la obra individual, cosa que pasa en todas partes, y se ha producido también la simplificación y facilitación de la lectura, con un papel cada vez mayor de la entretención—que se reflejan en los productos literarios que responden a esa demanda—acceso que conlleva la globalización, o el capitalismo desarrollado, el imperio de los medios masivos y la simultaneidad y rapidez de la comunicación electrónica. Pero en cambio hay mucha más accesibilidad por ese mismo proceso de globalización y por la Internet. Creo advertir sin embargo, a la distancia y a ojo de buen cubero que la proliferación de auto-publicaciones y editoriales pequeñas es siempre indicativo de fermento y renovación, habría resultado en obras bastante interesantes de autores jóvenes, o relativamente, sobre a todo a nivel de la poesía.
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Desde la aparición de Internet, ¿Es posible elaborar una antología en el ámbito literario, sin considerar el texto virtual?
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No es posible, además de que las antologías no se basan en las fuentes, en papel o electrónicas, sino en autores individuales, o tratan de representar muestras de corrientes, tendencias, generaciones, regiones, etc., si son más serías, entonces es irrelevante si van a encontrar y usar el material en papel o en fuentes electrónicas. Muchas veces uno encuentra material en línea y no en papel, y de hecho hay antologadores que recurren al Internet para material, crítica, etc., y en varios casos ponen esos textos luego en antologías impresas.
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Dónde radica el peso de la literatura chilena: en la poesía o en la narrativa en cualquiera de sus variantes. ¿Cuál es su posición?
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Tengo la convicción que la poesía chilena tomada en su conjunto se cuenta todavía entre las mejores. Porque creo que el español es un idioma privilegiado para la literatura y sobre todo para la poesía, entre otras cosas por su flexibilidad y sus discursos múltiples, la posibilidad de acogerlo todo y su abanico de versiones etnoculturales y tradiciones, y que la chilena es la poesía más rica y variada en castellano, sea o no esta riqueza y variedad reconocida en toda su gama por la crítica o las ediciones más institucionales. Casos teratógicos como el uniquísimo e intraducible Obsceno pájaro de la noche, obra sin igual en la literatura, o el tremendo éxito de Bolaño, no sacan a la prosa chilena de su carácter secundario respecto a su poesía.
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¿Cuáles son los silencios y las culpas de la crítica literaria chilena en los últimos cincuenta años?
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Como decía en la pregunta inicial sobre la valoración de la crítica, ni un crítico ni un grupo van a tomar decisiones, y si lo hacen y son públicas o publicitadas será porque de alguna manera concitan o representan contextos, estimaciones, ideologías, influencias, ‘estados de cosas’ socio culturales vigentes, sea eso de manera conciente o no.
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El crítico es un personaje por así decir social. Aunque Chile por tradición tiene un sólo periódico y en él un crítico, que concita la aquiescencia de la izquierda y la derecha—que como dijo Parra, unidas jamás serán vencidas—, no significa que Díaz o Ibáñez fueran ‘individuales’ en sus estimativas y orientaciones críticas.
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A la hora del juicio literario qué referencias estéticas propondría o es la pura intuición y talento.
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Diría que es necesario tomar factores objetivos y subjetivos, el origen del texto, su representatividad, su contexto, pero además el cómo el yo lector—situado a lo Ortega, en sus circunstancias, siempre más particulares que generales—recibe y se deja ir por el texto, los arranques de ira, emoción, placer, exaltación o risa que le provoquen. Ambos factores debieran idealmente ir de la mano, en este tiempo en que ya no hay un solo canon, sino múltiples estimativas, algunas nacientes y en busca de validación.
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¿Juega algún papel el contexto histórico en la elaboración de la crítica literaria o se trata del juicio del texto en sí mismo?
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Creo que la referencia a Ortega, en la respuesta anterior es suficiente.
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.* Jorge Etcheverry, Chile 1945. Reside en Canadá. Doctor en Literatura, escritor, poeta, traductor, crítico literario, co-editor de Split Quotation y creador de la virtual La Cita Trunca. Fue miembro del Grupo América y la Escuela de Santiago. Poemarios publicados: "The Escape Artist/El evacionista" (bilin. 1981), The Witch. Split Quotation. Ottawa, Canadá, 1984/85. "La calle" (1986; en inglés, 1997), "A vuelo de pájaro" (1998), "Vitral con pájaros" (2002), Reflexión hacia el sur (2004).
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lunes, 13 de julio de 2009

Tierra y escritura



por: Omar Cid

Las vertientes post-modernas conservadoras del análisis literario, han puesto énfasis en la importancia del texto poético, como un objeto cultural globalizado, excluyendo al sujeto creador y su historia.
Si hay algo que distingue al llamado pos- estructuralismo, es su abandono a las cargas de responsabilidad que el arte y la literatura asumían en su sentido moderno, es decir, la relación que se produce entre creación y factores como: la vida, la sociedad, el mundo.
Para los hijos de la pos-modernidad literaria, la crítica no es más que un dispositivo de los llamados "juegos del lenguaje" ubicados en el terreno de lo estético.
La muerte del sujeto expresada por Michel Foucault, se entendió como la necesidad de indagar en los archivos, en la letra, enterrando una de sus lecturas más electrizantes, entender el fenómeno moderno, como un proceso de exterminio del factor humano.
En este contexto social y cultural, la obra poética de Lucila Godoy Alcayaga (Gabriela Mistral) nacida en Vicuña, en los terruños de Coquimbo el 7 de abril de 1889, es una piedra en el zapato o dicho de manera académica, es un agente teórico que atenta contra las lecturas pos-modernas y globalizadas, de lo que se entiende por producción literaria.
No se trata de excluirla de las antologías, como lo hicieran los vanguardistas Volodia y Anguita, el problema es desde donde analizar su obra, ¿Es posible hacerlo solamente desde el código? La propia Gabriela cierra las puertas a esa posibilidad, en los Cursos de Verano efectuados en Montevideo durante 1931
[1].
En ese relato cuenta a los asistentes sobre su modo de escribir, las horas en que puede hacerlo, los lugares que escoge para lograr el fin deseado, lo hace, con el oficio y la decisión de quien no desea ser interrumpida…sin embargo, hay una parte del relato que establece una unidad casi monolítica en su estilo y que termina ligándola a la tierra, su tierra, guardada en una bolsa de plástico y que la acompañó durante los largos años de su estancia en otros países “Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin desatadura posible, queda en lo que hago, sea verso o sea prosa”.
¿Es posible hablar de Gabriela y excluir el valle del Elqui, Monte Grande? A mi juicio estamos en presencia de una mujer que fue parte de una transición cultural, social y política y ello se traduce también en sus escritos.
La voz de Gabriela, es en principio el vocablo de la tradición, no la que se refiere en forma repetitiva al pasado, se trata del concepto explorado por Gadamer
[2] a partir de las lecturas de Heidegger, Gabriela era en sí misma -un ser-en la tradición- una habitante de la naturaleza y del proyecto de compresión humano:
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“A beber luz en la colina
te pusieron por lirio abierto
y te cae una mano fina
hacia el álamo de mi huerto”
(Extracto del poema: A la virgen de Colina, Texto Desolación)
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O en su sentido más existencial: “Esta alma de mujer viril y delicada, /dulce en la gravedad, severa en el amor,/ es una encina espléndida de sombra perfumada,/ por cuyos brazos rudos trepara un mirto en flor”. (Poema La Encina, Del texto Desolación)

Pero su interpretación de la realidad no se agota ahí, su propia búsqueda de la palabra es un esfuerzo moderno de auto-reflexión -en ese sentido- la campesina, la muchachita criada en los alrededores de Coquimbo, se levanta con un proyecto propio.
Defiende su condición de mujer, de escritora incipiente en los medios de la comarca, defiende su sustento con el oficio de educadora, para luego (muy tarde) ser reconocida como maestra.
El chile patriarcal, terrateniente y oligárquico cierra sus puertas a la mujer de origen humilde, la modernidad bajo los ojos de los socialismos nacientes la desconocen, “tanto canto a lo divino, les quita el sueño”.

No quiere correr la suerte de los profetas y emigra, sin embargo, su único domicilio es el de la infancia
[3].
Pero eso no la aleja del mundo, su compromiso es abierto, la educación va a jugar un papel fundamental para unir voluntades, viaja a México, recorre América Latina, solidariza con los pobres del continente.
Recién en 1951 se le otorga el premio Nacional de literatura, téngase presente que en 1945 la academia sueca la premia con el Nobel literario, tuvieron que pasar largos seis años, para que los señores de las letras chilenas la reconocieran. Su salud en ese periodo era delicada y se excusa de no asistir a recibirlo, pero en su mente se encuentra la tierra natal y dona la totalidad del premio a los niños del valle de Elqui, es decir, devuelve en un mudo gesto, el don que cultivó con sus manos e intelecto.
¿Puede estudiarse la poesía de Gabriela, descartando el sentido místico del entorno de la infancia? Una de las particularidades de Monte Grande, es la conexión que se produce entre el hombre y el silencio, entre el hombre y la sequedad del entorno. Incluso hoy, con toda la tecnología existente, el viaje tiende a languidecer los sentidos.
Para quienes están acostumbrados al murmullo de la ciudad, a la poesía del ombligo escrita en los rincones del parque forestal, visitar el valle del Elqui, es recién comenzar a entender el largo camino de la niña que quería ser profesora y terminó siendo poeta.
En Tala, la mujer instalada y reconocida emite un susurro: “Quiero volver a tierras niñas” el mundo la acoge, pero en su corazón sufre el extrañamiento.
Gabriela, la mujer de América, sabe que tiene una pertenencia, se reconoce como campesina de un lugar donde el agua y cada árbol reciben la veneración de los hombres y las mujeres, porque lo demás es la soledad de las tierras desérticas, del monte esquivo.
Su misticismo no sólo es natural, tiene una fuente religiosa, el catolicismo, ese de la espiritualidad franciscana, no se siente bien en las grandes catedrales, prefiere las iglesias de pueblo, las pequeñas capillas.
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“No remuevas la tierra. Deja, mansa
la mano y el arado; echa las mieses
cuando ya nos devuelvan la esperanza,
que aún jesús padece”.
(Del poema Viernes Santo, Texto Desolación)
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En 1960, tres años después de su muerte, sus restos son trasladados al lugar donde comenzó su idilio con la poesía, Monte Grande, era su voluntad, con ello se cumplía el periplo. Ulises, en versión femenina volvía al terruño y Penélope sigue tejiendo versos en el silencio de la noche.


[1] “Yo escribo sobre mis rodillas y la mesa de escritorio nunca me sirvió de nada, ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa.
Escribo de mañana o de noche, y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la razón de su esterilidad o de su mala gana para mí…
Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana diese a un horrible muro de casa; siempre me afirmo en un pedazo de cielo, que Chile me dio azul y Europa me da borroneado. Mejor se ponen mis humores si afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles.
Escribo sin prisa, generalmente, y otras con una rapidez vertical de rodado de piedras en la Cordillera. Me irrita, en todo caso, pararme, y tengo siempre al lado, cuatro o seis lápices con punta porque soy bastante perezosa, y tengo el hábito regalón de que me den todo hecho, excepto los versos.
En el tiempo en que yo me peleaba con la lengua, exigiéndole intensidad, me solía oír, mientras escribía, un crujido de dientes bastante colérico, el rechinar de la lija sobre el filo romo del idioma.
Corrijo bastante más de lo que la gente puede creer, leyendo unos versos que aún así se me quedan bárbaros. Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin desatadura posible, queda en lo que hago, sea verso o sea prosa”
[2] Heidegger y la tradición filosófica en Gadamer, Luís Enrique de Santiago, Universidad de Málaga “El «proyecto arrojado» que es el Dasein no debe desvincularse de la tradición. De ahí que la definición heideggeriana del Dasein como «ser-en-el-mundo» se «traduzca» ahora desde la hermenéutica de Gadamer como un «ser-en-tradición», fundamento de la comprensión y del autoconocimiento del hombre.
[3] Continuo viviendo a la caza de la lengua infantil, la persigo desde mi destierro del idioma, que dura ya veinte años (Petrópolis, Brasil,1945)
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domingo, 12 de julio de 2009

Sergio Pinto Briones en librería Metales Pesados, de calle José Miguel de la Barra. Santiago.



Barbaridades in Situ de Sergio Pinto Briones es un reflejo de la barbaridad actual, un espejo minimalista de la experimentación del lenguaje hasta capacidades irónicas insólitas, un equilibrar y desequilibrar, un silencio fuera de toda pirotecnia y barroquismo visual donde los símbolos, los códigos y las palabras son los únicos protagonistas. En su búsqueda de ir más allá del lenguaje, el libro además adquiere la metamorfosis de convertirse en un Objeto Poema a través de la obra Pozo donde una página del libro se extiende varias veces, asimilando la profundidad de un pozo, la virtud del lenguaje en sí.

Del libro Barbaridades in Situ, Emboscall Editorial. Vic, Cataluña, España, 2009:

- "Es un libro lleno de ideas, de sorpresas, de brillos”. Bartolomé Ferrando.
- “Es un excelente libro! Efervescente, inquietante....!” .Clemente Padín.
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Selectos de su poesía visual
Éxodo


Incesto: capítulo II



Violencia



Vida



Si tú fueras la misma



........................................Adan y Eva Sergio Pinto Briones (Santiago de Chile, 1977). Reside en Barcelona. Tiene estudios de periodismo, Magíster © en Literatura en la Universidad de Chile y Master en Documental Creativo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Poeta experimental (también en net-art), artista y gestor cultural, ha colaborado en diversos medios escritos y en el terreno audiovisual ha incursionado en diferentes formatos: videoarte, el documental, el cortometraje, reportaje. Barbaridades in Situ en su primer libro de poesía visual y actualmente está trabajando en su libro de poesía discursiva/concreta El Balcón de la Planta Baja.

sábado, 11 de julio de 2009

La literatura en tiempos de amor y de guerra


Quisiera ser alquimista, unir las letras milenarias, organizar, construir cimientos de futuro en espacios vacíos, en laberintos sin sentido y valores de hojarascas. Al principio todo era sombra, oscuridad. El verbo trajo la luz. Las palabras mueven la vida, son las ruedas de la historia. Siempre que mires con una doble mirada .Toda la historia del hombre podría reducirse a la relaciones entre las palabras y el pensamiento; leyendas, cuentos, tabúes y mitos. En este ensayo me propongo abordar algunos aspectos de la literatura. Aquellos que quizás son los menos concientes. Porque a veces frecuentamos la realidad sin dejarnos sorprender o interpelar por ella. Quiero desenterrar las palabras sepultadas bajos los restos de las estrellas muertas.

por Norton Contreras Robledo

La magia de la literatura
En cada obra literaria se vislumbra la posibilidad crear o reinventar el mundo circundante. Es ahí donde esta la esencia de la literatura, su magia.
En una obra literaria a veces encontramos expresado lo real y mágico, porque en la vida cotidiana de las gentes y de los pueblos lo mágico con lo cotidiano se mezclan. Suceden hechos en los que la frontera que separa lo real de lo fantástico es sutil y difusa. Tan desdibujada que nos hace pensar que la barrera entre estas realidades no existe; que lo real es tan extraordinario y fantástico que puede dar la sensación de irrealidad.
La magia de la literatura radica en que nos acompaña desde nuestros primeros años de vida y hasta el último de ellos. Y a través de sus géneros vemos la realidad que nos rodea, o nos transporta a tierras desconocidas, a países remotos, a planetas y sistema solares. Nos lleva a través del tiempo y el espacio a conocer personas del pasado o del futuro que se vislumbra detrás de las sutiles cortinas de la narración.

Experiencias y sensibilidades
Que bonita y maravilloso fue en mi infancia, en el pueblo de Canela, cuando vivía en el monte y aprendí a leer. La literatura tuvo la magia de abrir las puertas que me permitieron llegar a sitios. Viajar a lugares remotos que jamás hubiera podido imaginar. Recuerdo como si fuera hoy que sentado bajo las sombras de un árbol, mientras las ovejas y las cabras pacían, yo con un libro en las manos me transportaba a lugares lejanos. La naturaleza, sus colores, olores, sabores, las gentes. Sus vidas, sus trabajos, aparecieron ante mí con un nuevo significado. Mis ojos lo veían de forma diferente, las sentía de otra manera. Ahí radica la magia de la literatura de hacer ver y sentir la vida, las gentes y la naturaleza con una doble mirada.

El concepto de ideología en la literatura
Cuando leemos una obra literaria existe la tendencia en pensar que dicha obra esta por sobre cualquier concepto ideológico. Sin considerar en las múltiples definiciones que las ciencias sociales da a la ideología; falsa conciencia, visión interesada, parte integrante de la conciencia social en conexión con diferentes intereses de clases sociales, intereses económicos y políticos. El concepto de ideología en una obra literaria se manifiesta como la concepción de la realidad desde una perspectiva particular. La función ideológica en una obra literaria se manifiesta en el afán que tiene el escritor de dar la visión, es decir la manera que el tiene de ver e interpretar el mundo circundante. En este contexto podríamos decir que en una obra literaria no consiste en las ideas específicas, sino en los procedimientos mediante los cuales se analizan los hechos, la vida y el desarrollo social.
La función ideológica es una condición presente en todas las formas literarias: libro de poemas : España en el corazón, de Pablo Neruda, himno a la glorias del pueblo en la guerra, que exponía los horrores de la Guerra Civil Española, y su postura de republicano, es un poemario hermoso . En este libro muestra su rostro de poeta combatiente e idealista. La primera edición, corresponde a Ediciones Ercilla Santiago de Chile, 1937. Fue reimpreso por primera vez en España por el Comisariado del Ejército del Este, ediciones literarias. Canto General de Pablo Neruda Paradigma de una profunda identidad entre lo estético y lo social, nutrido por el fervor revolucionario latinoamericano, Canto general, escrito entre 1938 y 1949 y publicado de manera privada en 1950, es una de las expresiones más altas en la vasta obra de Pablo Neruda (Chile, 1904-1973. En la poesía de Walt Whitman, Hojas de Hierbas, Aparecida en 1855, Unánimemente considerado el poeta máximo de Norteamérica, Walt Whitman (1819-1892) es el supremo cantor del Yo y de la naturaleza, del cuerpo y del alma, de la igualdad del hombre y la mujer, de la fraternidad y la democracia. En novelas; Las uvas de la ira, el tema representado en esta novela es actual en lo concerniente a inmigración y su explotación laboral. John Steinbeck, el autor, vivió durante dos años una vida de privaciones semejantes a las que describe en la obra, siendo un humilde campesino. Con esta experiencia y con una sincera conciencia social, el escritor reproduce este testimonio en medio de los peores tiempos de EE.UU. en toda su historia, la Gran Depresión. El Sr. Joad y su familia se ven obligados a abandonar lo único que poseen, su miserable y polvorienta granja en la árida zona de Dust Bowl, Oklahoma. Esperanzados en poder encontrar trabajo, ponen rumbo hacia la tierra prometida, California, donde se rumorea que existe una gran necesidad de jornaleros. A medida que se aproximan van descubriendo la dura realidad: agotadoras jornadas, rechazo social, condiciones infrahumanas y míseros salarios. Joad (hijo), consciente de ésta realidad, empieza su lucha por reivindicar los derechos de los trabajadores.
Memoria de la casa de los muertos de F. M. Dostoyevsky, En 1849 es detenido y condenado a trabajos forzados en Siberia debido a que frecuentaba círculos cercanos al anarco socialismo. De esta experiencia en la cárcel surgió Memoria de la casa de los muertos (1862) obra fundamental tanto en su trayectoria literaria como vital.

La literatura y el mundo circundante
A modo de conclusión: Decía al comienzo que en cada obra literaria se vislumbra la posibilidad de crear o reinventar el mundo circundante. Es ahí donde esta la esencia de la literatura, su magia. La literatura es portadora de recreación identificada con la esencia de cada ser, portadora de emociones, sensaciones. En la palabra esta la magia de ser ente de comunicación entre los hijos de la torre de Babel. Diseminados en diferentes realidades geográficas, sociales, económicas y políticas en diferentes lenguas. La esencia de la literatura es su enorme poder evocador y creativo. Su capacidad no sólo de permanecer, sino de "ser", de construir mundos posibles. Y de dar testimonio de un mundo en el que millones de hombres, mujeres y niños de los países del denominado tercer mundo; personas que no tienen acceso a la educación, a la cultura, a la salud y al bienestar; ven en fotos, películas o por televisión, el consumismo y la abundancia de los países desarrollados, observan, sienten o adivinan el desperdicio de recursos naturales como la luz, el agua y los alimentos. A esos millones de seres humanos les resulta increíble lo que ven sus ojos. Ellos no tienen agua para beber y millones de ellos mueren de hambre. El consumismo, tan real y cotidiano para las personas de los países desarrollados, aparece como algo divino, irreal y mágico ante los ojos de niños, mujeres y hombres, condenados por los países ricos. Los mismos países que han perdido la capacidad de asombro y de indignación ante las terribles desigualdades. Las palabras que llevan en si las ideas de que un mundo mejor es posible pueden convertirse en actos, a los ojos y oídos de millones de seres que aún luchan con esa convicción, con esa ilusión.
La literatura trae los sentimientos que mueven al mundo, palabras de amor y pasión, las palabras de la ira y la ternura. Trae los tiempos de amor y de guerras. Es la memoria de los tiempos idos. Y nos recuerda que para recordarnos que el tiempo presente es el capítulo inacabado del pasado y el preludio impreciso del futuro. Y que las palabras que aún no se han dicho, serán las que se dirán un día.

Cuando las palabras son censuradas, quedan clandestinas en cualquier lugar, en cualquier espacio, esperando, aguardando, activando, organizando, despertando conciencias para un nuevo día. La literatura va reconstruyendo momentos, gestos, actos. Mientras haya vida, estará la literatura en las palabras escritas. La literatura es la semilla en la arena, montañas, océanos, campos y ciudades. Nace cada día, cada mañana, va hacia la vida, hacia la gente. Como la luz al día, como el espacio al tiempo.


Norton Contreras Robledo nació en Canela, Chile. Es Comunicador Social, cultiva el cuento y poesía. Escribe ensayos, columnas, artículos culturales y políticos. Inició sus estudios en la Facultad de Educación Y Letras de La Universidad de Chile, que fueron dramáticamente interrumpidos por el golpe de Estado de 1973. Vivió en Argentina entre los años 1975-1978, año que fue detenido y expulsado de ese país, por el gobierno militar del general Videla. Realizó estudios de Psicología Social, Historia y Filosofía, en la Academia de Ciencias Políticas, en Sofía, Bulgaria (1981-1982). Actualmente reside en Suecia.
Sugerimos su “Cantos en tiempos de amor y de guerra”. Septiembre de 2008. Editado por Otra Dimensión Editores (Belgeuse Grupo Editorial). Madrid, España.

martes, 7 de julio de 2009

Sandino, la vigencia de un sueño



por Reynaldo Lacámara

* Sandino, Orgullo de América. Antología y homenaje de Poetas del Siglo XXI. Selección, Angela Montero, Marcelo Lira e Instituto Nicaraguense de Cultura. Editorial Pobeta. Chile, Nicaragua, 2009.
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Cada ser humano es la suma, más o menos inconclusa, de sus sueños. Ahí radica la dinámica de toda vida proactiva, es decir la de aquellos que han sido protagonistas no sólo de un sueño personal, sino que han empapado la historia con la fecundidad de una propuesta internalizada por cientos, miles, millones de otros seres convertidos en una misma piel y un mismo caminar.

Sólo de este modo podemos entender la vigencia, la vida y el proyecto histórico de aquel hombre impar nacido en Villa Victoria un 18 de mayo de 1895, llamado Augusto Nicolás Calderón Sandino a quien otra grande de nuestra América llegaría a calificar como: “hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no me toque ver otro”. Era la voz, el temple y el valor de Gabriela Mistral definiendo desde lo más esencial de su presencia histórica, la figura y el destino de nuestro prócer mayor.
Lo femenino y literario en Mistral estuvo siempre marcado por una clara toma de posición frente a los acontecimientos y desafíos que el momento latinoamericano y mundial le planteaban. Nunca temió a las definiciones ni a sus consecuencias. Sandino tampoco.

La visión política, su proyecto histórico y la consecuencia de vida que encarnaba en la tierra de Darío aquel hombre de sombrero inmenso y corazón más grande, despertaron la admiración y la solidaridad de quien, con el correr de los años y la vida, vendría a honrar a esta Patria Grande con una obra, que hasta el día nos cuestiona en la globalidad de sus planteamientos estéticos, poéticos y americanistas. La poeta supo estar a la altura del libertador y éste despertó en ella el reconocimiento que sólo logran los seres humanos llamados a sembrar futuro.

Por eso, aquel hermoso 19 de julio de 1979, fuimos muchos los que entramos en Managua: Sandino, José Martí, Salvador Allende, Manuel Rodríguez, Miguel Henríquez, Ernesto Guevara, Tamara, Gabriela Mistral, los mártires de América Latina, nuestros detenidos desaparecidos, nuestros torturados, los que quedamos, ustedes, yo… los que vendrán.

La revolución sandinista fue y es algo más que un movimiento puntual de sublevación popular frente a una dictadura inhumana.
Es la conjunción solidaria y conciente de amplios sectores. Desde los cuadros comunistas, sandinistas hasta las Comunidades Eclesiales de Base de la Iglesia Católica, que en aquel entonces experimentó una vuelta a sus orígenes históricos inédita e irrepetible…hablábamos en aquellos años de la “Iglesia de los Pobres”. Era la Iglesia, entre otros, de: Enrique Alvear, Óscar Romero, Leonardo Boff, Miguel D´Escotto y del hermano y revolucionario Ernesto Cardenal, poeta, cristiano del pesebre-no de catedrales- y figura inexcusable en la gesta heroica de un pueblo que se atrevió a soñar.

Esa coyuntura histórica nos demostró que es posible la unidad cuando las bases se transforman en protagonistas verdaderos de los procesos, más allá de lineamentos copulares que muchas veces terminan por asfixiar el aire nuevo de los montes y los hombres surgiendo con la libertad como consigna y la vida como destino.

Conmemorar esta fecha es también hacernos cargo del legado que ella contiene. Significa renovarnos en nuestra porfiada y dinámica paciencia histórica, para seguir construyendo la dinámica que aún nos falta desde cada uno de los espacios que la sociedad nos ofrece, inaugurando todo aquello necesario, sin falsos pudores o remordimientos castradores de la marcha infinita y el anhelo de sentirnos latinoamericanos o amerindios, como dijera nuestra Gabriela Mistral.

Algunos pregonan, no sin alegría, que el tiempo para la justicia, la libertad de nuestros pueblos y su dignidad ya pasó.

Por eso iniciativas como la que presentamos constituyen un signo preclaro de la tarea del escritor en relación a la meta común perfilada en el horizonte histórico de nuestros pueblos. En esta Antología encontramos a más de 70 escritores de 18 países, entre ellos 8 Premios Nacionales, que unen sus voces para cantar este “Sandino, orgullo de América”.

Este trabajo ha sido llevado a cabo por los escritores y artistas plásticos Ángela Montero y Marcelo Lira a quienes agradecemos su dedicación y esfuerzo.

Los objetivos pendientes son espacios privilegiados para instalar en nuestra cultura el relato de una Patria Grande marcada por niños sonrientes, por hombres y mujeres protagonistas de su destino y por mesas generosas para todos.

Es bueno entonces recordar que la justicia, la unidad y la dignidad pasan por cada uno de nosotros en el día a día. Que mientras un sólo ser humano siga asumiendo su existencia y siga sintiendo como propio el dolor, la miseria y la injusticia sufrida por otro ser humano, mientras esto ocurra ¡siempre habrá caminos! ¡siempre habrá un destino más lucido para nuestros pueblos, siempre habrá Sandino!...y con él estaremos diciendo presente.
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jueves, 2 de julio de 2009

Escritores en defensa de la democracia hondureña





"América, no invoco tu nombre en vano"
Pablo Neruda, "Canto General"
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Somos cientos los escritores

que con profunda consternación ante los hechos ocurridos en nuestra patria hermana de Honduras, no podemos permanecer indiferentes y proferimos el más completo rechazo al Golpe de Estado ocurrido en ella y que viene nuevamente a lacerar a los pueblos de nuestra América, la de todos, que aún viste , en la memoria, las cicatrices de las injusticias y atropellos del pasado reciente.

Condenamos la asonada militar que ocasionó la ruptura del orden democrático en Honduras, representando, este injustificado abuso de fuerza, es claramente un retroceso histórico hacia aquellos años en que América Latina se vio ensombrecida por dictaduras, cuya práctica inhumana y antidemocrática constituye para todos una triste memoria.

Exigimos el inmediato restablecimiento de la democracia y la reinstalación inmediata del presidente Manuel Zelaya Rosales, pues fue elegido por el pueblo y tiene la legalidad y la legitimidad necesarias para gobernar a su país. “La soberanía reside en el pueblo”, lo reafirmamos como derecho fundamental de los hombres y mujeres del mundo.

Demandamos el cese inmediato del toque de queda, el pleno ejercicio de la libertad de expresión y de tránsito, la libertad de los detenidos y el respeto a la vida y a la integridad física de los miembros del Gabinete Ministerial y de los familiares del Presidente de Honduras.

Exhortamos a los gobiernos latinoamericanos y del mundo entero, a asumir y mantener una firme posición de respeto a la voluntad soberana del pueblo hondureño, no reconociendo, por ningún motivo, a quien ha hecho usurpación de las funciones que le corresponden únicamente al presidente Zelaya.

Saludamos los pronunciamientos de la Organización de Estados Americanos (OEA), Sistema de Integración Centroamericana (SICA), Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), Grupo de Río, Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA) y MERCOSUR; así como los de la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), coincidiendo en la necesidad de restablecer plenamente la democracia en Honduras en el marco del respeto al Derecho Internacional.

Hacemos un llamado a mantener, profundizar y fortalecer la unidad y la integración del pueblo latinoamericano, a fin de prevenir y evitar todo intento golpista en cualquier país de nuestra Patria Grande.

Raúl Zurita, Poli Délano, Arturo Corcuera, Jaime Quezada, Jorge Boccanera, José María Memet, Cristina Larco, Edmundo Moure, Reynaldo Lacámara, Gregorio Angelcos, Víctor Sáez, Alfredo Lavergne, Jorge Montealegre, Malú Urriola, Pía Barros, Florentino Carreño, Iris Fernández, Ximena Troncoso, Mauricio Barrientos, Rosa Alcayaga, Estela Socias, Marcelo Lira, Jorge Etcheverry, Ángela Montero, Amaro Labra, Gladys Muñoz, Renzo Rosso, Ligia Uribe, Carlos Ordenes Pincheira, Astrid Fugellie, Yolanda Duque, Cecilia Palma, Horacio Eloy, Omar Cid, Norton Contreras Robledo, Luis E. Aguilera, Jorge Bousoño, Guido Eytel, Ingrid Odgers, Gabriel Impaglione, América Comparini, Rocío L`Amar, Ulises Rodríguez Zamarripa, Moira Brncic, Galel Cárdenas, Ali Khadaoui, Driss Allouch, Paola Valverde, Luis Arias Manzo, Eduardo Robledo, Rafael Rosado, Siboney del Rey, Nina La Porta, Carlos Benitéz Villodres, Vilma Reyes Díaz, Paulo Monteiro, José Pablo Quevedo, Ernesto Joaniquina Hidalgo, Virginia Vidal, Edmundo Moure, Guillermo Bown, Raquel Flores, Mario Cabrera, Lucyna Yánez, Leonel Ampuero, Dennis Ávila Vargas, Paola Valverde Alier, Norberto Salinas Ollé, Eugenio Redondo, Etnairis Rivera, Marcela Sojo, David Robinson, Diogenes de Sinope, Ruth Baltra Moreno, Mairym Cruz-Bernal, Elizabeth Cazessus, Adriano Corrales Arias, César Guisado, Teresa Calderon, Yevgeny Yevtushenko, Patricio Manns, James Cockcroft......

...................Pronúnciate por democracia para Honduras.

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.......................... Santiago de Chile, 1° de julio de 2009.
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