miércoles, 7 de marzo de 2012

Poesía: Selectos de la poeta Alejandra Ziebecht

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Rayuela

¿Alguna vez encontraré a la Maga?
Pregunta Oliveira
en un café de París
arrojando barquitos de papel a los charcos
Como hilos de Ariadna
Como pensión de alimentos
Como partición de bienes
La Maga
que camina sólo con los recuerdos
del pequeño Rocamadour
y los besos tibios de Horacio
tropieza con Violeta Parra
quien no puede volver a los diecisiete
ni dar gracias a la vida
Sostuvo una larga conversación con Ella
donde se convenció de la inutilidad del amor
La Maga recordó a Oliveira
le imaginó anciano
cercado de libros
tratando de entender todo con la razón
intentando encontrar razones para la belleza
mientras ella sentía paralizarse
el corazón hambriento
de las niñas en África

Entones pensó en la inutilidad de confundir
un paragua con un insecto
y más peligroso aún
la sangre que circula dentro
con la que se derrama afuera
las analogías
La Maga supo que la cabeza
no sirve sino para precisar la dirección de un misil
la caída exacta de una bomba
un infame pensamiento asesino

Los que van a morir te saludan

Pero la Maga encontró también la razón certera
que prodiga el impulso de la existencia
Es la vida – le dijo
en una breve carta a Oliveira
es decir el corazón – proseguía
lo que siempre brindará
la facultad de lo correcto
Y es lo correcto
quien impedirá
la oscilación de lo inestable
“Y no hay excusas”
escribió a modo de firma
Oliveira que seguía preguntándose si la encontraría
al dar vuelta una esquina
una página
un sueño
comenzó a entender que el barrio
la ciudad
la tierra
se habían tragado hasta su nombre
Alguien le contó
que la vieron en Santiago de Chile
Que encontró pueblos primitivos
de los que no hay mapas
Otros le aseguraban que repartía cafecitos por las noches
a las putas tristes
Algunos que comandaba una revolución
Que organizaba a las mujeres en Guatemala
en Afganistán
Alarmado escuchó también
que habría gritado su nombre
antes de morir lapidada
Las cartas que él le escribió
a todas las direcciones posibles
le fueron devueltas
Por las noches Oliveira soñaba con las Tres Furias
las tres tenían el rostro oscuro
endurecido
Le decían en el sueño
que sus látigos vengarían
los crímenes
las violaciones
las lapidaciones
los exterminios
los rostros rotos
Oliveira asegura que las Tres eran la Maga
pero nadie cree aquello
Hoy conversa consigo mismo
a solas con su corazón
donde ella acude
al único lugar que Ella acude puntual
esbelta
con la cabeza
llena de serpientes
.
(Del libro “las devotas”, 2011)
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Asuntos Pendientes
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Qué duda cabe
después de la despedida
que ha durado siglos
consagrados a la extensión
de los cuerpos
Qué pesadilla o bestial aprendizaje
o morbo
ha sido este
convite a lo imposible
a lo gastado
de ti
y de mí
a los remiendos
Ni yo
ahora
sé por qué escribo
cuando debiera
estar sobre la cama
soñando con la muerte
esperándola
o pensando en la puta de Talcahuano
que se quemó a lo bonzo
por culpa del olvido
Como dijo la Palmenia Pizarro
por culpa del mal amor
por culpa del licor barato de la tía Olga
Qué duda cabe
Bartleby tenía razón
sólo queda tenderse sobre un césped de manicomio
con los ojos abiertos
para que nadie dude que estamos vivos
pero muertos
Que preferiríamos no hacerlo
pero igual se nos vienen las ganas de amar
de escribir sobre los muros
de una ciudad indiferente
Igual el otoño
se llevó desnuda a la puta de Colón
su cuerpo del delito
mulata
como la Amalia Rodríguez
igual de triste
pero más pobre
infinitamente más sola
menos diva
Qué duda cabe
si los suicidas son inmortales Maupassant
no le entran balas
ni cuchillos
sólo se mueren de palabras idas
de silencio
de habitaciones encerradas
de soledad
nos incendiamos de soledad
somos brazas a medio fundir
huesos carbonizados
que dicen adiós
porque hay una hermandad de las cenizas
donde nos encontraremos
Por eso esta tarde
de bruces sobre mí
me habla de todas
Marguerite
Virginia
pero sobre todas
sobre cada una de ellas
y de mí
que me lo sufro todo escuchando a la Palmenia
pienso en la putita de Talcahuano
que rompió la noche con su grito de madera quemada
de cuerpo obrero
proletario
de fado triste
de saudade
de radio a pilas
de inmigrante
de poetisa sin libro
sin beca literaria
sin subsidio rural ni del otro
sin hoyo donde enterrarla
( qué paradójico )
Sólo el destino de las animitas es para ella
Animita de las putas de la calle Colón
flores de papel
mil grullas
y el cielo se les abre
¡Ay! no sé por qué escribo
de los adioses Vilariño
a ti te regalaron unas noches en exclusiva
es todo cuanto pudo Onetti
es todo cuanto pueden darnos
no te creas la muerte
después todo se desgaja
y por eso se escribe
sobre asuntos pendientes
como la cuenta de la luz
la sobrevivencia
entre los versos que no nos alimentan
las páginas sociales
y el colon irritable
en los bordes de la desesperación
pensando en la tarde que nos encontrará a tientas
buscando algo
que no se ha perdido
porque nunca estuvo
En la ausencia
como las cartas muertas de Bartlebly
Qué duda cabe
.
(Del libro “El sueño, 2009)
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Poema II
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El cuerpo que no saco de mí
El llanto de los insaciables
aciagos gritos
La casa es silencio
el silencio es poema
En el cuerpo que no sale de mí
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(Del libro “Las devotas”, 2011)
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Por intuición
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Por intuición
la boca
al centro
roto el equilibrio
trizado el orbe
de tu rostro
pariente del mío
Mapuche
Inca
Y Maya
No sabemos leer los signos
eso dicen
que no sabemos leer los signos
Son ellos los que atrapan al sol
y engullen el corazón de los vencidos
Pero nosotras
no sabemos leer los signos
Eso creen
Hypatia los leyó
supo delinearlos
definirlos
Safo también lo supo
y Fresia
y Juana Inés
(devota por sacrificio)
y María de Magdala
(difamada celadora)

Por intuición
como las putas advierten el peligro
llegamos aquí
y te reconocemos
entre los pedazos que te quedan
te reconocemos
hermana juiciosa
heroica hermana
de Ayacucho
de Chile
de Grecia
de Egipto
de Afganistán
Dónde sea que estés
te reconocemos
vamos por ti
Te rescatamos del olvido
Te hacemos sangre y grito en el poema
Por pura intuición
.
(Del libro “Las devotas, 2011)
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Poema V
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Qué tiene el día entre sus dientes
Aparecen amapolas entre las fauces de la tarde
Aparecen girasoles en la memoria de la noche
Pero qué tiene el día entre sus dientes
Pedazos de gato tiene
Muriendo entre el follaje
Despedazados por el miedo
Que pase el viento y arrase
Que pase el olvido y arrase
Un cuadro en la pared se sostiene temblando
Después de eso se derrumbará todo el silencio
Y se oirá el mordisco
La trituración de la tarde
La fractura de las palabras
El día agotado y sangriento
El gato no lo verá
Está ciego
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(Del libro “Las devotas”, 2011)
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Los agujeros de la tarde
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Medallones circulares
Un ojo
Acaso la yema de un dedo tapará este sol

Una luz al fondo de mí es el único rincón que me aguarda

Abro la caja de la noche
Abro la boca de la noche
Y las estrellas me ahogan
porque no cabe más luz al fondo de mí

Yo tenía un sueño fragmentado un rompecabezas
en el asilo para locos de remate
Tenía una cartera roja y un bolso negro
y las palabras salían de mi boca como baba oscura
porque sólo lo oscuro enciende el fondo de mí

Vivo en un circo colgada de un trapecio

el trapecio no se mueve sólo el circo
Hago piruetas estrafalarias
Bebo un café que me regaló Hemingway
cuando le conocí en París y él creyó que era una fiesta
pero estábamos solos en los trapecios

A veces los agujeros de la tarde se multiplican
como agua alrededor de las rocas

A veces caigo hacia arriba

En sueños me atacan caballos feroces
huidos de alguna parte
En sueños armo el rompecabezas
y cae como un paisaje lluvioso
porque me derrumbo hacia arriba

En las tardes duermo un sueño prestado
(todos somos prestados a este mundo)

Esta cama no es mía como tampoco mi sueño
ni este cuarto donde sueño el sueño prestado
ni la casa toda es mía
Ni yo soy mía
Ni lo que escribo
Ni eso que me hace escribir
Ni los caballos que desaparecieron

Los agujeros de la tarde son las flechas del tiempo
Perforaciones al fondo de las cosas que no han de ser mías
Yo sólo hago piruetas estrafalarias

En el fondo de mí hay un corredor que lleva a ningún sitio
Esa mínima concurrencia a la certeza
Ese susurro miserable
En mi circo miserable
Esa locura de ver agujeros en la tarde
es mi equipaje
Yo soy la muerte y la vida

Quién crea en mí verá los trapecios colgados del silencio
Verá los otoños cubiertos de flores
Oirá la sinfonía del aire con el aire
Y dormirá con un reptil muerto entre los dientes
.
(Del libro “El sueño”, 2009)



Alejandra Ziebrecht Q. Concepción, Chile, 1959. Poeta, crítica literaria, profesora, gestora cultural. En el año 2000 recibe el Premio Municipal de Arte de Talcahuano. Obtiene la Beca de Creación Literaria para escritores profesionales del Fondo del libro y la Lectura por su libro “El Juego del Condenado “y el Premio Adquisición de Libros por su libro “Nochedumbre”, (2001). Ha recibido numerosos premios por su trabajo poético y narrativo (cuento). Su obra ha sido traducida a varios idiomas y compilada en diversas antologías nacionales e internacionales. Ha creado y dirigido talleres literarios en” Balmaceda Arte Joven de Concepción” y en el “Centro Cultural” del Municipio de Lota y Coronel, entre otros. Ha publicado: “Dos poetas”, editorial Letra Nueva, Concepción, 1994. “Enrompecaída”, Editorial Letra Nueva, Concepción, 1996. “A través del espejo”, Editorial Etcétera, Concepción, 1999. “Diario de infancia” Editorial Argos, Argentina, 1999. “Nochedumbre”, Editorial Lom, Santiago, 2000. “El juego del condenado”, Editorial Lom, Santiago, 2001. “Florilegio”, Editorial Poetas Antimperialistas de América, Ottawa, Canadá, 2003. “El sueño”, Editorial Mosquito, Santiago, 2009...

La poeta en Decentalización Poética.

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1 comentario:

  1. Gran poemario!!, Alejandra una de las grandes poetas de Chile. Su obra perdurará sin duda alguna.
    Ingrid Odgers

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