jueves, 29 de marzo de 2012

Literatura Medieval. Por Roberto Rivera Vicencio

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La lírica primitiva. Comienzos de España y el primer Renacimiento de la cultura en Europa con Carlomagno. Conformación de las bases de los futuros idiomas.



Hablar del Medioevo es hablar de la conformación de Europa y de la cultura occidental, sin embargo, si nos remitimos a las fechas en las cuales se entiende como el comienzo de la Edad Media, en literatura no encontramos textos propiamente tal que representen la época, sino restos del latín como el testimonio referente a San Faron, quien vivió en el siglo VI pero cuyas hazañas se hallan narradas en latín en una crónica del siglo IX, versos latinos que encubren un texto en lengua vulgar. Con esto queremos decir que, para que un pueblo, o muchos pueblos existan  literariamente hablando, es menester que tengan una lengua, ni rica ni pobre, pero sí con amplio vocabulario, una fonética armoniosa, morfología suficientemente precisa y fija, una semántica que dé a cada término su valor, una sintaxis capaz de traducir las inflexiones sensibles del pensamiento, una prosodia capaz de agrupar de acuerdo a ciertos ritmos, metros, rimas, asonancias, acentos, sonidos, etc., y todo ello como producto de la época recién lo comenzamos a encontrar ya bien avanzada la Antigüedad Tardía hacia el siglo VIII. En el siglo VI Gregorio de Tours por ejemplo, se disculpaba en sus crónicas de las imperfecciones de su estilo, para que las clases altas y letrados, se enteraran que el habla vulgar, el latín vulgar, difería de la lengua que se enseñaba en la escuela, y ésta también podía ser escrita según sus propias y particulares grafías y reglas. De este modo, el letrado del siglo IX ya se hace lío con las declinaciones que trabajosamente le enseña la Escuela de Palacio, fundada por Alcuino en la corte de Carlomagno. De todo el sistema de seis casos del latín: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo y ablativo, el románico (roman) conservará sólo dos, uno para el sujeto, otro para el predicado, lo cual resulta tanto más cómodo cuanto que las terminaciones ya no se notan, pues a partir del siglo III, el acento de altura ha sido sustituido por el de intensidad, y éste ha dejado caer las vocales de las sílabas finales, excepto la a, convertida en e, impropiamente llamada muda.
Así es que los letrados que redactaron el Juramento de Estrasburgo de 842, se vieron obligados a la imperiosa necesidad de fijar las reglas de una lengua hablada pero no escrita, cuando Luis “el Germánico” y Carlos “el Calvo” se unen bajo juramento en contra de Lotario, un año antes del tratado de Verdum que crea la Europa Occidental, y se emplea una especie de latín deformado llamado roman o romanice que daría origen al francés.
Respecto de nuestro castellano valga decir que, el poema más antiguo en nuestro idioma tiene menos de un milenio, y la pieza más temprana en prosa data menos de ocho siglos. España respecto de la adquisición de una lengua presenta acentuadas diferencias con Francia, en donde los francos, conquistadores de la Galia, poseían por entonces una lengua, cultura y religión fuertemente germánicas. Desde mediados del siglo V arribaron a la península los visigodos, latinizados y creyentes, después de las primeras incursiones de las tribus germánicas de bárbaros, suevos, alanos, y vándalos, guiados por un impulso de saqueo y destrucción. Los visigodos se establecieron con rapidez en el reino hispánico. Una de las figuras de más relieve de este período fue san Isidoro de Sevilla, cuya Etimologiae por espacio de un milenio fue uno de los libros de mayor influencia en Europa, utilizando una variante del latín clásico, empero, el latín vulgar, en manos del pueblo se estaba convirtiendo en el español primitivo. Sin embargo, las primeras muestras textuales existentes se remontan tan sólo a la dominación árabe. En efecto, en 711 los árabes cruzaron el estrecho de Gibraltar, destruyeron el reino visigodo de España y ya por el 718 toda la península se hallaba bajo un dominio islámico absolutamente consolidado, a la vez controlan la mayor parte del Asia Occidental y el Norte de Africa. Los invasores bereberes más que árabes promovieron una sociedad militarmente poderosa, de técnica avanzada y una cultura brillante, bilingüe y tolerante. En ella no sólo convivieron, en relativa armonía, pueblos cristianos de habla hispánica (ibero-romano-visigodos) e islámicos de lengua árabe, sino que la situación fue incentivo para el establecimiento de nutridas y prósperas comunidades judías. El avance agresivo del Islam se vio templado en la península por el realismo económico, cristianos y judíos pagaban impuestos de los que estaban exentos los árabes, en tanto estos se amoldaban a su nuevo entorno.
Como queda de Manifiesto entonces, los hombres y mujeres que cantaron y bailaron en la Europa  medieval eran herederos de dos tradiciones musicales: la romana y la germánica, junto a ello, en la península ibérica debemos destacar la convivencia de cristianos, árabes y judíos que da origen por los cauces de esta triple confluencia cultural al mudejarismo, esto es, diversas expresiones cruzadas por influencias en uno y otro sentido. Respecto de los estadios primitivos de la canción hispánica, si bien existió como en toda sociedad un desarrollo con motivos rituales, no quedan registros de estos y debemos ceñirnos a la época más tardía cuando ya tenemos información y datos primarios en qué apoyarnos.
Las muestras más remotas de la lírica provenzal, los poemas de Guillermo IX, duque de Aquitania y conde de Poitou (1071-1126), datan en torno al 1100, mientras que las primeras piezas conservadas en galaico-portugués fueron compuestas, con toda probabilidad, en la última década del siglo XII. Por lo que a Castilla se refiere, su aparición es aún más tardía.
Algunos poetas árabes y hebreos solían incluir en sus muwassahas (Moaxajas) restos de una primitiva poesía lírica en lengua mozárabe que, por estar escritas en caracteres arábigos o hebreos, no habían sido advertidos. Poetas musulmanes y judíos, que vivían en contacto con los cristianos, conocían aquella poesía popular mozárabe, que viene a ser la primera manifestación lírica en lengua romance. Generalmente, estos restos mozárabes se solían añadir al final de sus poemas a modo de estribillo, llamándoseles jarchya. Estas cancioncillas vulgares de los cristianos, así conservadas en los poemas semíticos, son hasta ahora la más remota manifestación que se ha encontrado de la lírica popular románica española. Por exigencias del ritmo o las rima solíanse mezclar entre las palabras romances, alguna árabes o hebreas. Gracias a estos descubrimientos recientes, podemos contar con textos españoles románicos anteriores en un siglo a los primeros monumentos literarios que, hasta hoy, se consideraban como los más remotos de nuestra literatura:
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Tan t´amari, tan t´amari                                              Tanto amarte, tanto amarte
Enfermaron weyos gayos                                           enfermaron ojos antes alegres
y duelen tan mali                                                           y duelen tan fuertemente.
Yosef el Escriba (1042)

Garid vos, ay yermaniellas,                                       Decid vosotras, ay hermanillas
com´contenré mieu mali!                                            ¿cómo resistiré mi cuita?
Sin el habid non vivreyu                                              Sin el amigo no podré vivir
Ad ob l´irey demandari                                              ¿a dónde le iré a buscar?
Yehudá ha-Leví (1075-1161)
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Al-sabah buono, garme de ón vienis:                  ¡Oh, aurora, dime de dónde vienes,
Yalo yo sé que otri amas,                                             bien sé que amás a otra,
A mibi tú no quieris.                                                      Y tú a mi no me quieres.
Todros Abufalia (1247-1306)
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La consideración del entorno social de las jarchyas, corroboraría la opinión que las canciones de amor en lengua romance a su vez originaron además formas típicas de la poesía árabe, la “moaxaja” (muwassha) por ejemplo, utilizada también por los poetas hebreos españoles, y compuestas en árabe o hebreo clásico, que finalizan en su mayor intensidad poética con una jarchya, es posible que hayan tomado a ésta, contra todo lo hasta hoy aceptado, como punto de partida para construir sus propias moaxajas. Al respecto, existe una firme base para afirmar que, tanto el zéjel y la moaxaja constituyen un fenómeno de adopción por parte del árabe de una extendida forma poética popular europea. En efecto, los ejércitos islámicos invasores llevaron consigo muy pocas mujeres, con el resultado inmediato de que surgieran rápidamente familias mixtas de padre árabe y madre hispano-romana. El romance, idioma materno, sería en tales circunstancias el vehículo de la vida sentimental, y las canciones de amor femeninas en dicha lengua serían naturalmente conocidas y aceptadas por la comunidad árabe.
Igualmente los pueblos germánicos, como los mediterráneos tenían desde antiguo una  propia y rica tradición de poesía oral y cantada. Alusiones encontradas en escritores griegos y romanos de épocas más avanzadas atestiguan nuevos géneros líricos en el repertorio germánico: canciones alemánicas de júbilo (el emperador Juliano, a mitad del siglo IV), canciones satíricas renanas (Ausonio, h. 370), epitalamios merovingios y canciones amorosas (Sidonio, en el siglo V), una elegía de un rey vándalo ( Procopio, en el siglo VI) Pero sin duda, -sin ánimo de pasar por sobre el poema Beowulf-  es el poema anglosajón Wídsid (“Largo viaje”) conservado de la primitiva poesía germánica, el que nos ofrece no sólo un compendio poético de costumbres, pueblos y jefes, sino hasta un retrato del mismo poeta germánico; a su alrededor flota algo del poeta primordial, del elegido por la diosa, omnividente y divino. Su papel sobre la tierra es el más agudo y el más fascinante, es el más solitario de los hombres y el más buscado:
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Sé por ello cantar y contar historias;
Bien puedo ante todos decir en la sala
que grandes señores me han dado regalos…
Con los hunos estuve y los godos de fama,
Con los suecos estuve, daneses y gautas,…
Cuando Skíling y yo ante el bravo caudillo
Aquel canto entonamos con voces sonoras
Arpa y palabras en justa armonía –
Muchos dijeron, los hombres prudentes
De recto criterio y profundo saber,
Que jamás escucharon canción más hermosa.
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Transcurrido este primer estadio de articulación de las lenguas romances que se desarrollan en paralelo con las grandes migraciones y ocupaciones territoriales, de inmediato surgen los cantares de gesta, poemas épicos de conformación nacional que cantan las hazañas de los héroes vernáculos y que dan carácter y sentido a una forma de ser, una identidad en ciernes que llegará ser, desde distintas vertientes, España y lo español. Al respecto, el más antiguo que se conserva, el Cantar del Mio Cid, debió componerse hacia 1140 por obra de un juglar anónimo de tierras de Medinaceli, tal vez un mozárabe, que lo habría refundido de un texto anterior de otro juglar proveniente de las mismas tierras de Castilla, adaptándolo al gusto de las chansons de geste franceses. Aún guardamos en la memoria aquellos versos:
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Mío Cid movió de Vivar pora Burgos adeliñado,
asi dexa sus palacios yermos e desheredados.
De los sozollos tan fuertemente llorando
tornaba la cabeza i estábalos catando.
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Sin embargo, el primer cantar de gesta con este carácter de conformación nacional es la Canción de Rolando que identificamos con la posterior Francia. Se conserva en siete manuscritos completos, de los cuales el más antiguo está fechado en 1130-1150. No hay duda que este manuscrito es una copia pero no es posible establecer ni cuándo ni dónde, sólo que fue compuesto en versos endecasílabos asonantes llamados laisses como canción destinada a ser interpretada por un cantor o juglar que, frente a un auditorio en las peregrinaciones, la plaza pública, la iglesia o el mercado que relataba la derrota sufrida por parte del ejército de Carlomagno frente a los musulmanes en el desfiladero de Roncesvalles. Este episodio se remonta al S. VIII, pero habría sido compuesto bastante después, cuando el hecho de armas ya era una leyenda popular, de hecho se tiene registros de reescrituras en Normandía por el 1060, junto a la hermosa Canción de Santa Fe de Agen y al Norte se compone La vida de san Alejo.
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Del N° 8 de Chanssons de Gesta:
Carlos de buen  humor está y gozoso.
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A Córdoba ha tomado y hecho trizas
las murallas; Las torres ha abatido
con sus armas; botín muy grande hicieron
allí sus caballeros, de oro y plata
y armaduras muy costosas. En la presa
población, todos, todos los infieles
el bautismo o la muerte recibieron.
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En esta narración se entretejen varios conflictos alrededor de y dentro de los caracteres de sus héroes: oposición entre cristianos y paganos; franceses contra sarracenos; entre los protagonistas entre sí y además, el profundo y oscuro combate entre sus pasiones y sus ideales. La Canción de Roldán cobra en España nueva vida y fecunda ampliamente la literatura castellana en las últimas décadas del S.XIII y primeras del S.XIV.
Junto a las canciones de gesta o poemas épicos como se da en llamarlos, se desarrolla un intensa actividad lírica en diversos sentidos, la poesía popular cantada por los juglares por un lado, aunque muchas, demasiadas veces el poeta no provenía precisamente del mundo popular, y la poesía culta de los clérigos por otra, el Mester de Clerecía, cuyos temas de carácter culto y religioso parecen también haber sido cantados por los juglares que, si bien cantan, recitan y hacen música para un mundo popular, tienen una sólida formación con maestros reconocidos y escuelas famosas como la de Picardía, Champaña o Normandía, en las cuales aprenden a manejar correctamente una lengua que aún no tiene una gramática escrita, a profundizar en los caracteres conforme a una urdimbre previa y enriquecer hasta la perfección una obra que tendrá que enfrentarse también al público culto de los monasterios y cortes y lograr la aprobación de los más celosos censores, acostumbrados a la belleza virgiliana, desde como decíamos, no del latín clásico, sino del mundo popular y un idioma en formación.
Cuando el maestro entendía que el discípulo se hallaba preparado le daba incluso su bendición en una suerte de rito que rezaba: “Vé, hijo mío, y canta las hazañas de los antepasados, para aquellos que aspiran a imitarlos…si se muestran avaros vete al fondo de tu madriguera, a ocultar el tesoro cuya belleza y esplendor no son para los de hoy. …Vé, hijo mío, por las cortes, salas y ciudades, sembrando por doquier tus canciones de heroísmo y arrojo, a cambio de una vida de miseria, en que el premio sólo se da dentro de ti”.
Por muy feudal que aparezca en su tendencia, más afín a los señores que al poder central quizás a raíz de la caía del imperio de Carlomagno, la juglaría ilustrada, aunque dependiendo para su subsistencia de las dádivas de sus auditores nobles, mantiene una independencia altiva, más altiva que la de los poetas de la Pléyade. Allí reside su verdadera gloria. Sería el s. XI en el cual conviene fijar el inicio del tipo del trovador que recorrió Europa y dejó su huella en el mundo hispánico en las peregrinaciones a Santiago de Compostela, influyendo sobre la lírica galaico portuguesa.
De esta época primitiva quedan el desarrollo de los géneros del Cantar de Gesta, del que se desprendería las novelas de caballería y la futura novela, la epopeya religiosa, el drama litúrgico, el drama del esposo, la lírica del amigo, la literatura cómica, las fábulas y cuentos y la gran poesía lírica, en composiciones como la moaxaca, el zéjel y las jarchyas, de modo que técnicas literarias árabes cruzaron los montes de Poitou, y en Provenza y en Picardía influyeron incluso sobre la lírica occitana del Norte de Francia.
Cabe señalar que es la civilización árabe, heredera de la griega, y trasmitida por los judíos, quienes transportan no sólo mercancías sino que también son agentes viajeros del pensamiento, es la que se halla fundida con la nuestra, y que, al igual por sus trasmisiones que por sus innovaciones, constituye uno de los eslabones de oro de ese cinturón mediterráneo que nos une a Grecia.
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La primera mitad del Siglo XII
La concepción de la Edad Media como un período de largo e uniforme estancamiento y del Renacimiento como un súbito despertar hace mucho que ha sido superada. En este siglo se dio en la mayor parte del occidente europeo no sólo un resurgir de la cultura cuyo logro más permanente fue la fundación de las universidades, sino también cambios de gran trascendencia como el crecimiento de la ciudades, el nacimiento de una economía monetaria y una nobleza cada vez más refinada que, seguramente se encuentra estrechamente relacionada con la difusión de las costumbres y la lírica del amor cortés. Se tradujo al latín obras cultas del árabe, pero también del griego y del hebreo, lo que constituyó uno de los primeros aspectos en los que se advirtió este resurgimiento, dándose de modo más intenso en Italia y España, aunque en Italia el desarrollo el Romance es tardío y España sufre un retraso general. El studium generale, conocido más tarde como universidad surgió en Italia, después en Francia y más tarde en Inglaterra y poco se conoce de escuelas catedralicias en España.
Cierto  público, tal vez más refinado,  comienza a agotarse de oír las gestas de Carlomagno y sus doce pares, y sin duda el influjo de las cruzadas ya en pleno desarrollo con la toma de Jerusalem en el 1099 y la conquista de Inglaterra por los normandos, genera este nuevo público de gusto renovado que entiende a sus bardos y disfruta de oírles cantar y recitar acompañados con arpa, se trata de breves relatos narrativos y emotivos con un dejo de enigma y misterio, un mundo de leyendas.
Geoffroy de Monmouth compone una historia novelada y fantástica en latín, su Historia regum Britanniae, la cual, vertida al francés en estilo normando, se convertirá en la biblia de los novelistas de la segunda mitad del Siglo XII con Chrétien de Troyes a la cabeza, para un público especialmente compuesto de damas y más sedentario que el de los cantares de gesta. Estos bardos conquistadores de mentes y corazones compiten con los juglares y las hazañas de los antepasados. Al mismo tiempo desde el mundo clerical surge una recuperación del latín y su prosodia. Baudry de Bourgueil canta a las antigüedades de Roma: “Par tibi Roma nihil, cum sis prope tota ruina, Quan magni fueris integra fracta doces” Nada te iguala ¡Oh Roma! Sólo eres una ruina, lo que fuiste íntegra, deshecha se adivina. Pero será de la misma clerecía que surja la reacción a este lenguaje demasiado difícil, la poesía goliarda de los clerici vagantes, los errabundos que van de escuela en escuela, de las orillas del Loira a orillas del Sena o el Garona, vestidos con sayal, a menudo roto y sucio, como los juglares, pero sólo como juglares, es decir, sin convivir tal como ellos con el vulgo y sin ingreso a las casas señoriales, y no cantan las hazañas de Carlomagno ni las del caballero Arturo y su mesa redonda, sino simplemente a los amores esporádicos, a la primavera, a la alegría del beber y del vivir, lo cual cantan de modo irreverente sobre entonaciones religiosas, y tienen un maestro, Hugo de Orléans, apodado el primate,  y quien se podría tener como el padre del linaje de los poetas malditos, que van de él a Verlaine y Rimbaud, a Charles Baudelaire pasando por Rutebeuf, Francois Villon y Gresset quienes culminan la lírica medieval en la ya lírica moderna.
Eloísa, Eleonora, estos dos nombres sonoros marcan la primera mitad del Siglo XII, cuyo aspecto divino representa San Bernardo. Eloísa es la heroína del drama que la une a Abelardo, la primera novela de amor y Eleonora de Aquitania, nieta del primer trovador, Guillermo IX, primera esposa de Luis VII de Francia y después de otro rey de la Francia del Oeste, Enrique II, es la protectora e inspiradora de los trovadores, especialmente de Bernardo de Ventadour que dice:
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Cuerpo y corazón, el saber y sentido,
la fuerza y el poder, entregados le tengo;
y a tal punto su freno esme fornido,
que por entero a ella abandonado vengo.
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El Segundo Renacimiento. Segunda mitad del Siglo XII y el atraso cultural de España.
Hay un primer renacimiento cultural con Carlomagno y un segundo impulso renacentistas a partir del Siglo XII. El primer foco de cierta consistencia entre las literaturas romances cultas lo constituyen los trovadores provenzales y la primera generación de poetas cortesanos de Alemania. España, bajo el dominio árabe se encuentra al respecto sumergida en el atraso; Cataluña era más francesa que española y los reinos cristianos desde Portugal a Aragón muestran un esquema diverso. Los rasgos típicos del renacimiento del S. XII no aparecen es España hasta el S. XIII. El fenómeno se explicaría por la reconquista de España por parte de almoravides y almohades que pone fin a siglos de tolerancia mutua dando lugar a un clima de sospecha, persecución e intransigencia.
En el período se utiliza un tipo de versificación llamada “cuaderna vía” que se sirve de estrofas de cuatro versos de catorce sílabas, alejandrinos con cesura en medio y rima consonante. Destacan en la época Gonzalo de Berceo con sus “Cantigas” y “Milagros de nuestra señora” y Juan Lorenzo de Astorga con su “Libro de Alexandre”:
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Yo, maestro Gonzalo de Berceo, nomnado,
yendo en romería caecí en un prado
verde e bien sencido, de flores bien  poblado,
logar cobdiciaduero pora omne cansado
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Pero si bien España desmadejada y en el atraso no despegaba en el verso, Francia sí lo hacía y con vuelos que hasta hoy nos emocionan, Chrétien de Troyes, es el artífice, quien puede navegar en las profundas y revueltas aguas del amor y la aventura, y en el incierto destino humano. Con Chrétien el género novelesco, o el roman, como se le llama en Francia queda institucionalizado hasta nuestros días. Notable es la narración en verso de la primera noche de bodas entre su héroe Erec y Enida, la primera de la literatura francesa:
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El amor que en ambos imperaba
a la doncella dio más fuero,
y por nada se acobardaba.
Sufrió todo aunque le pesara.
Antes de que se incorporara
ya no se llama doncella:
al alba nueva dama es ella…
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Chrétien, que compite con los juglares, posee una enorme cantidad de recursos estilísticos y una sólida formación en los autores de la antigüedad y de las fuentes latinas, lo que unido a su  genio le permite desarrollar un hermoso estilo del que hace gala, que le hace sentir superior a los juglares y lo expresa:
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que en las cortes con alborozo,
 corromper y estropear suelen
quienes de contar vivir quieren.
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Y luego, consciente de su tremendo talento expresa:
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Empezaré, pues, ya la historia
de la que siempre habrá memoria
mientras Cristiandad tenga estado,
de ese Chrétien (cristiano) tan celebrado.
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Pero también tiene un rival y se llama Gautier de Arras que es protegido de Thibaut, conde de Blois y de su esposa Alix, la otra hija de Eleonora de Aquitania. Se conocen dos obras de él con no menos mérito: “Heraclio” e “Ila y Galerón” apenas inferior a Chrétien.
Con todo, la obra del período, la de mayor profundidad y sugestión sigue siendo “Tristán e Isolda” una novela que estremece, pues encierra toda la esencia del amor humano, su fatalidad, su abismo y sus delicias. La historia Original de Tristán e Isolda, proviene de una leyenda Celta Bretona y son muchos los escritores atraídos por esta historia que desarrollaron el motivo, Béroul el juglar en Francia, Thomas el inglés, María de Francia y también los poetas son varios los menores que recrean la leyenda, incluso llega a Alemania con Godofredo de Estraburgo,  y Eilhardo de Oberg.
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De esta época es también la primera mujer escritora, de quien sólo sabemos por unos de sus versos que, quien escribe es María de Francia y que su materia creativa es la novela breve. Pero quién era ella, con ese encanto personal y ese contacto con las leyendas celtas y la suave neblina que envuelve la trama en que se mueven sus personajes. Se supone oriunda de Francia y que vive en otra parte, seguramente en Inglaterra pues conoce con detalle sus parajes.
Otro autor que surge en la época es Jean Renard quien, no habiendo archivos bibliográficos se da a conocer en su propia obra, mencionándose al final de su “Lay de la sombra”:
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Ya no cumple antes demorarse;
Jean Renard y aquí ya escombra,
Acaba aquí el Lay de la sombra.
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No obstante el desarrollo de la literatura escrita, la literatura oral sigue vigente en el período, prueba de ello es el Lay cantado de Galeran el Bretón del mismo Jean Renard que la heroína debe interpretar disfrazada de juglar.
Cabe también mencionar en el género naciente del roman “El arte de amar” de André le Chapelain. Pero del período no deja de asombrar su intensa actividad creativa que ve florecer el romance o novela y la poesía cortesana, y que además ve salir a la luz y el desarrollo de “La Fábula” o “trova” le fabliau, en fecha precisa 1159 con la fábula de Richeut. Y luego vendrá el ingenio cómico de la epopeya animal con el “Romand de Renard” como género literario reconocible y que llega ser utilizado como instrumento político. La fórmula francesa se cumple íntegra: Tomarlo todo en serio, y nada en trágico; dar la medida del hombre, y mostrarle su debilidad por medio de sus más nobles fantasías.
En este mismo espíritu, en tanto las fábulas y novelas no agotan el numen satírico, resurge la comedia, un género heredado de la tradición latina que lo practican los sucesores de los clerici vagantes, sus nombres son claros e identificables: Vital de Blois, Mathieu de Vendome, Guillermo de Blois, entre otros. Se trata de una especie de fábula dramatizada, con personajes y a medias dialogado, a medias narrado, diálogos que con frecuencia sobrepasan en audacia y crudeza las peores fábulas, pero cuyo vigor creativo los hace descollar por sobre su crudeza. Su maestro latino es Plauto.
El “Juego de Adán y Eva” de autor normando desconocido, es la primera obra de teatro francés propiamente tal y en su composición abreva en la tradición del amor cortés. La mujer, la dama, es la conductora del juego y más aún cuando se encuentra desnuda. Atrevida, coge la fruta, la insta entonces el seductor infernal, ¿Y a qué sabe? Le consulta luego. A cielo, responde iluminada. La sicología se anticipa a la escolástica. Ahora le toca a él. “Prueba la fruta” lo insta, él vacila, ella entonces toma la palabra y resume todo el secreto de la época caballeresca y de los amantes en los romances: “¡Vacilas, por cobardía!”  Y entonces muerde y advierte la magnitud del crimen desde esa óptica y todo el horror de la caída en el abismo sin fondo del pecado. Pero el drama concluye diciendo que el hombre fue creado libre y al él corresponde elegir entre el Bien y el Mal.
La comedia francesa culmina sin duda en Moliére, cuyo nombre era Jean-Baptiste Poquelin, quien surge de esta tradición y deja para la posteridad obras como “El avaro” “Tartufo”  “El misántropo”.
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El Siglo XIII. La gran época y el despertar cultural de España.
Una de las asombrosas paradojas de la Edad Media y del Siglo XII en particular estriba en una filosofía basada en la revelación y apoyada en una filosofía pagana, Santo Tomás construyendo sobre cimientos aristotélicos.
La poesía lírica conservará en el verso su maestría, pero hacía fines del siglo se habrá separado de la música. En la mente de los autores, esta revolución prosaica, implica una inclinación de la clase de los juglares, fieles al verso cuya métrica es un secreto, hacia la de los clase de los clérigos salidos de la universidades, en donde el verso, si no es latino y medido  a la antigua en largas y breves, sirve de mofa, para uso en coplas satíricas.
En Francia será la “rose” la que en narrativa marque el siglo, el “Roman de la rose” cuyo origen más emoto se encuentra en “Carmen de rosa” y aún más lejos en el “Idilio de las rosas” de Ausonio y dice:
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Bestias y gentes, por ardor
prestas están para el amor.
El cual, aun siendo deleitable,
ni es de loar, ni es censurable;
pues es natura la que manda.
¿Acaso resulta nefanda
la gana del hambre saciar?
Ni tampoco es de ponderar.
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La obra más antigua existente en prosa castellana pertenece a un grupo de breves narraciones históricas en dialecto navarro-aragonés que se hallan al final de un código legal manuscrito el “Fuero general de Navarra” No tiene estructura literaria, pero hace referencia al rey Artús, a Carlomagno y al héroe épico García: “Aynos fizo bataylla el rey Artuyss con Modret Equibleno. Era DCCC. LXXX. VI.  Aynos morió Carle Magne”.
La opinión de que las obras en prosa Romance  no aparecieran antes del S. XIII en España se apoya en el fundamento que los judíos refugiados en Toledo (Reconquistada en 1085 poseía un rico tesoro de libros árabes) que hablaban también el árabe, habrían traducido al aún tosco castellano en manuscritos borrador o sólo a voz, con objeto que estos fueran traducidos de allí al latín por algún cristiano, la única lengua imaginable de leer, de modo que, el borrador en Castellano fue simple transcripción destinado a deshecho del que no se conservan registros.
A principios del Siglo encontramos el manuscrito “Vida de Santa María Egipciaca” tema de la pecadora arrepentida que corresponde a una imitación de un poema francés de  siglo anterior, alcual paradojalmente supera en belleza:
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De pequenya fue bautizada;
malamientre fue ensenyada;
mientre que fue en mancebía
dexó bondat e priso follía;
tanto fue plena de luxuria
que non entendíe otra curie;
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A la edad de 30 años en 1252  Alfonso X, el sabio, hereda el trono de Castilla y León, y es quien da el impulso definitivo a la lengua hispana: sus obras “Estoria de España” y “General estoria” están redactadas a propósito por éste en lengua romance, lo inspira su fuerte conciencia nacional y el deseo de promover un lenguaje común a las tres razas, españoles, árabes y judíos. Alfonso y sus colaboradores no sólo traducen, sino que glosan sus préstamos, haciendo comentarios sobre el contenido, el vocabulario y las implicaciones del material. Esta técnica de alta enseñanza medieval se emplea hasta cierto punto en la “Estoria de España” y se convierte en un rasgo característico de la “General estoria”.
El anónimo “Libro de Apolonio” que cuenta la historia de Apolonio  Rey de Tiro, que probablemente el autor lo tomó de alguna redacción latina, data de poco antes o de esta misma fecha, lo cual, ratifica y confirma a la lengua hispana tomando forma y en lucha por institucionalizarse como idioma capaz no sólo de convivencia cotidiana, trueques e intercambios, sino también de su capacidad de dar cuenta de la realidad.
En esta misma fecha nos encontramos con el poema de Fernán González, cuyo tema es la independencia de Castilla. En este poema compuesto por un monje del monasterio de San Pedro de Arlanza se funden el tema heroico de la juglaría con la forma culta de la clerecía.
Y hacia finales del siglo encontramos un pequeño poema anónimo, la ”Disputa de Elena y María” que recoge un tema muy difundido en la Europa de la época: coloquio y disputa de dos muchachas sobre las cualidades de sus respectivos amantes.
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Ca es caballero armado,
de sus armas esforzado;
el mío es defensor,
el tuyo es orador:
quel mío defende tierras
y sufre batallas y guerras,
ca el tuyo yanta y yaz
y siempre está en paz.
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Hacia fines del siglo se difunde el también anónimo “Historia Troyana” una traducción castellana del Roman de Troie de Benoit de Sainte-Maure. Pero, sin duda uno de los libros más importante de este nacimiento español es el “Libro de Alexandre” que narra la epopeya de Alejandro Magno, alguna vez atribuido a Berceo que, como todos los relatos medievales descienden del libro de aventuras denominado “Pseudo-Callistenes” y entroncan con una remota tradición cuyo más destacado representante es Quinto Curcio. Su fuente primordial es la “Alexandreis” latina de Gautier de Chatillo, que depende a su vez de la tradición ya mencionada de Curcio. Su valor de composición reside primordialmente en el equilibrio de su estructura temática.
Pero si bien España renacía en su literatura Francia tomaba fuerte ventaja en la lírica con el rey Teobaldo IV de Navarra, de bellos versos de amor cortés escritos desde su posición de caballero con armadura y montado. En tanto, en contraste absoluto Colin Muset, el trovador errante va por los polvorientos caminos, a veces en mula en tiempos de bonanza y a pie vestido con harapos en las malas rachas, portando una poesía exquisita:
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Pero Colin Muset vagando,
y a su entero gusto cantando,
por bella de linda color
y alegría en el corazón…
y aún sigue en su enamoramiento
cantando con igual contento.
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Pero más fuerte y encantador aún que Muset es Rutebeuf, como decíamos el primero de los poetas llamados malditos, de pobre cuna como el mismo lo expresa y prosigue: “no sé por dónde empezar,/ tema hay en tal abundancia/para de mi pobreza hablar” Pero luego sabe que buena parte de esa pobreza es de su propia responsabilidad. Ha llevado la vida errante del juglar, la cual, en los días fríos, los días en blanco, sin nada que hacer, implica muchas horas en la taberna y hasta las ropas se empeñan para pagar el vino y además las deudas del juego…por ello reconoce:
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“Al cuerpo su voluntad he dado;
rimado he, y he cantado
de unos, por otros agradar;
Así enemigo me ha encantado,
y el alma en vileza me ha estado,”
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Sin embargo, tan sincero y absoluto es su arrepentimiento que mueve a compasión. Su sinceridad conmueve y curiosamente como Fracois Villon, en la lírica del Medievo que vivió por el amor y para el amor, sus dos más grandes líricos, Rutebeuf y Villon, se abstienen de toda lamentación u exaltación amorosa.
Cabría destacar en este siglo también el teatro religioso y destacar  el “Milagro de Teófilo” cuyo autor es el mismo Rutebeuf, su argumento es el mismo del Fausto, la entrega del alma al demonio y Rutebeuf de eso sabe. También en este siglo se establece el teatro cómico y se da a conocer la escuela Picarda.
En Italia en tanto y como figura entre siglos, en el medio del camino de su vida, Ducante degli Aldighieri por abreviación Dante Alighieri, comienza su “Divina Comedia” cuya estructura del amor caballeresco por su dama, Beatriz en este caso, supera ampliamente el género para situarse entre las joyas de la literatura universal, así como Guido Cavalcanti alcanza las cimas de la composición y musicalidad en el verso. Florencia es el centro comercial y cultural en el cual comienza a delinearse la actividad financiera y bancaria con los Médicis como figuras estelares de este proceso. Dante se cuelga de “La Eneida” y de Virgilio y de todo el saber clásico para entregar una cosmovisión lúcida y crítica de la época, nada escapa a la sensibilidad de su mirada.
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El Siglo XIV. Decadencia y renovación. Prosa didáctica e histórica.
En este Siglo y en el siguiente en Francia el género dominante será poesía, o el verso, marcado por Guillaume de Machaut, el más grande los poetas músicos y más músico que poeta, que nace en el 1300 inaugurando el siglo, e ingresa curiosamente a la vida literaria bastante tarde ya cumplidos los cuarenta. En 1323 es admitido en la corte de Juan de Luxemburgo, rey de Bohemia, la actual Praga, donde permanece de 1328 al 1334. Quién es influenciado por quién es la pregunta, es este francés el que influye en la música checa o por el contrario, es aquel pueblo de músicos el que despierta y orienta el talento del creador del Ars Nova. Tal es su profunda inspiración en el tema del  amor que, viejo y enfermo en Reims, su música y los versos que le acompañan son interpretados por una doncella que desfallece ante su grandeza, se llama Péronnelle, dama de Armentiéres, a la cual su arte le ha llegado al corazón  y no cejará hasta, cual Eurídice, descubrir a ese Orfeo y conquistar su corazón y le hace llegar:
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Esta quien jamás os vio,
y lealmente bien os ama,
os envía toda su flama
y dice no es día que vivió
si decir no puede su dama
que su amor de continuo vio.
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Y Machaut se entusiasma y replica hasta que, aunque viejo y enfermo, cobra su premio:
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Y en verde césped nos sentamos.
Y en mi regazo se inclina,
la bella de dulzura fina.
Y cuando allí fue inclinada,
Mi dicha se vio renovada…
Y cuando vi su bermejura,
y su sin igual hermosura
dulzura y risueña boquilla,
suave. Grata y bermejilla;
su descote tierno y pulido,
hínqueme sin más envido,
y mi oración de esta manera
a Venus inicié certera.
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En tanto España recupera terreno con una composición notable el “Libro del buen amor” de Juan Ruiz, arcipreste de Hita, del cual tenemos pocas noticias a diferencia de los vates galos que ya quieren estampar su nombre en la galería de laureles. Por su obra sabemos que se trata de un clérigo, una obra  de un clérigo que supera sus propios límites para adentrarse también en el mundo profano:
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¡Ay Dios, e cuán fermosa viene doña Endrina por la plaza!
¡Qué talle, qué donaire, qué alto cuello de garza!
¡Que cabellos, qué boquilla, qué color, que buenandanza¡
Con saetas de amor feire cuando los sus ojos alza.
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En su poesía ya aparece ese personaje imprescindible y necesario en el mundo medieval, la “Trotaconventos” “cual me mandó el amor” como lo dice: “Fallé una vieja cual había menester,/artera e maestra e de mucho saber” que con su aparición pre anuncia la cuasi novela moderna de Fernando de Rojas y a la vez descubre el carácter segmentado del mundo medieval y sus artes o artificios y mecanismos de relacionar lo que naturalmente no podría provocarse. Los motivos comienzan a establecerse, el menosprecio de corte y alabanza de aldea, el motivo de la vida retirada, la serrana, la campesina fuerte y tosca como ideal de belleza. Sin duda, el despegue de la literatura hispana viene en marcha, tanto por calidad como por cantidad, aparece el “Poema de Alfonso XI” de Rodrigo Yáñez, el muy curioso a nuestros ojos actuales, el “Poema de Yusuf” escrito en caracteres árabes y las “Coplas de Yosef” poema anónimo judeo-español que tiene por tema la vida de José pero basado en el Génesis. Aparece también el “Rimado de Palacio” de Pero López de Ayala, en el cual satiriza la sociedad de su tiempo:
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Gran tiempo de mi vida pasé mal dependiendo,
a señores terrenales con gran cura serviendo,
agora ya lo veo e lo vo entendiendo
que quien í más trabaja más irá perdiendo.
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Cabe también de este siglo destacar el anónimo “Vida de San Ildefonso” y “Cantar de las mocedades de Rodrigo” Autores como Diego Hurtado de Mendoza y Garci Ferrandes de Jerena. Los catalanes  Ramón Llull y Jaume y Pere March, los poetas galaico portugueses Arias de Nunes, Joan Arias y Alfonso Eanes Do Coton que dice:
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Se grado edes, amigo,
de mi, que gran ben queredes,
falad´agora conmigo,
par Deus, e non mo neguedes:
Amigo, ¿por qué andades
Tant trist´ou por qué chorades?
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En Francia muere Guillaume de Machaut y un nuevo vate aparece en escena, Eustache Deschamps que le rinde honores: “…cuantos con órgano a cantar vienen,/y de música aman la dulzura y arte:/ enlutaos, gemid y tomad parte/ en duelo de Michaut, nobilísimo vate.” Y antecede en la fábula a La Fontaine, este maestro de la técnica que descollará en la sátira.
En tanto, también aparece la novela realista cuyo primer exponente es Jean Maillart que presenta su historia como  verídica “cierta y probada” dice y “digno de crédito y de fe”.
También debemos destacar las novelas “Fauvel” y “Renard el contrahecho” que muestran la sociedad profundamente perturbada del siglo XIV.
En Inglaterra en tanto nace el gran Geoffrey Chaucer el de los “Cuentos de Canterbury”  de quien se tiene por primera vez noticias en 1357 y que deja personajes tan significativos y arquetípicos para la literatura universal como lo serán la “comadre de Bath” y el “bulero” de los cuales Shakespeare sacará luego gran partido.
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El Siglo XV. Poetas Cortesanos y eclesiásticos.
Nacida en Venecia en 1364, Cristina de Pisan, hija del sabio y astrólogo Tomás de Pisa es quien inaugura el siglo como escritora, continuando la tradición que comienza María de Francia. Enviuda en 1389 de Etienne Du Castel quien fuera secretario del rey, dejándola con tres hijos a los que debe sustentar. El francés al parecer lo aprende de Eustache Deschamps. Su vida y corazón quedan destrozados:
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Y maldigo esta hora en que mi vida dura,
Pues nada hay ya que mi ánimo convida,
Salvo morir, vivir ya no me apura.
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Su poesía adquiere con el tiempo un aire feminista en defensa de aquellas oprimidas y vilipendiadas que la llevan a enfrentarse a poetas como Gontier Col y  Jean de Meung.
El nuevo siglo será prolífico en producir nuevos poetas, sin embargo, el talento y el genio creador  se dan durante el siglo anterior, este más bien sigue la inercia de aquel movimiento en marcha. A Alain Chartier se le debe catorce baladas yu y redondillas que integran un libro llamado “Lamento del prisionero de amor” Dotado de un estilo extraordinariamente fluido , Chartier es también un elocuente prosista como lo muestra en el “Cuadriloquio de invectiva”.
Sin figurar entre los grandes podemos mencionar ya a los poetas  menores que dejaron algún nombre, aquellos que también tienen voz propia y méritos para cantar con voz profunda aquella época de de duelos y miserias, Pierre de Nesson  y sus “Vigilias de difuntos” estampa sombría y realista en un tiempo que sobresale la “Danza Macabea” o mejor dicho macabra, las danzas de los muertos cuando la peste podía dar cuenta de una pasa de de la mitad de la población. Otros como Jean Régnier, Baile de Auxerre que se pudre en la cárcel componiendo “Hechos y adversidades del prisionero desconsolado”.
Y un príncipe poeta, Charles de Orleans, delicado y sutil, cuarto hijo de valentina Visconti, duquesa de Milán y de Luis, duque de Orleans, desde temprana edad descuella en el verso;  luego de quedar muy joven viudo por dos veces, la vida lo arrastra en disputas con  enemigos de familia hasta caer prisionero y trasladado  a Windsor en cautiverio. Entre otros aprendizajes puede componer también en inglés que aprende nada menos que de la condesa de Suffolk, Alicia, la hija del gran Chaucer de quien se enamora sin destino, la mujer es casada, aunque pareciera que se consuela como amante en sus amores.  Sin embargo, es un rehén de la corona en Inglaterra y su misma vida lo lleva a ser un enamorado de la paz: “Orad pro paz, tesoro de alegría” Cabe recordar su nostalgia por la Francia amada un día que le llevan a Douvres puede ver en la lejana niebla las dunas rubias y rocas de su patria:
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Al mirar hacia las tierras de Francia,
Me advino un día, en Douvres, junto al mar,
De recordar la dulce bienandancia,
Que aquellas tierras solíanme brindar.
Mi corazón comenzó a suspirar,
pese al bien tan grande que me hacía,
a Francia ver, que mi sentir ansía.
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Y luego veremos aparecer en este siglo el más grande de los grandes, el más lírico,  Francois Villon el vagabundo, nacido en 1431, que gana torneos con “Muero de sed junto a la fuente” que nos cuenta:
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Pobre soy de mocedad;
de origen  nada acomodado;
mi padre no tuvo heredad,
ni su abuelo, Horacio llamado.
Pobreza nos sigue y traza
en la tumba de mis ancestros
cuyas almas  ya Dios abraza,
ni coronas se ven, ni cetros.
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La poesía salva a Villon, estando condenado a muerte se libra de ser ejecutado con la estremecedora “Balada del ahorcado” que hace llegar al rey horas antes de su ejecución:
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La lluvia nos ha lavado y blanqueado,
el sol nos secó y ennegreció,
Buitres y cuervos cavaron los ojos
Y arrancaron la barba y las cejas.
Siempre estamos colgados,
hacia aquí y hacia allá, a merced del viento,
a su antojo que sin cesar nos mueve,
más agujereados por las aves que un dedal.
No seáis de nuestra cofradía.
¡Y rogad a Dios que nos perdone a todos!
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Villon desaparece en el centro de Francia, en el medio día y de él, no volvemos a tener noticias, sabemos que en duelo mató a alguien o a varios, que desaparece en los campos por tiempos indeterminados y por razones más que sabidas, sospechadas.
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En España el Marquez se Santillana, Iñigo López de Mendoza nos entrega su “Comedieta de Ponza” y las “Serranillas” que habremos de frepetir desde el colegio como la “moza tan fermosa /non vi en la frontera, como una vaquera/ de la Finojosa”.
Jorge Manrique dará a conocer sus “Coplas a la muerte de su padre” e interroga:
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Decidme, la fermosura
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿Cuál  se para?
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Notable, España alcanza su madurez literaria y ya vendrá “La Celestina “ y “El ingenioso Hidalgo…” y el Romancero impregnará toda la poesía española posterior con su fuerza, su musicalidad y su suave cadencia:
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Gerineldo, Gerineldo (llama el rey) mi paje más querido
Si me andas en traición, trástame como a enemigo.
O dormías con la infanta , o me has vendido el castillo.
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Tomó la espada en la mano, en gran saña va encendido:
Fuérase para la cama donde a Gerineldo vido.
El quisiéralo matar; mas críole de chiquito.
Sacara luego su espada, entre entrambos la ha metido.
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El castellano ya es lengua adulta con prosodia y gramática, así como el francés, el alemán, el inglés y el italiano. Europa y la cultura occidental tal vez está hecha más de poesía que de ninguna otra cosa.
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BIBLIOGRAFÍA:  “Antología de la poesía española medieval. Castellana, catalana y gallega” Selección, prólogo y notas por Luis Guarner. – Colección Obras Maestras -  Editorial Iberia. España. “El otoño de la Edad Media” Johan Huizinga. – Selecta de Revista de Occidente – Novena edición - Ediciones Castilla. España. 1973. “La lírica en la Edad Media” Peter Dronke. – Traducción de Josep M. Pujol. – editorial  Seix Barral – 1978. “Historia de la literatura española” Tomo I – La Edad Media - A.D. Deyermond – Traducción de Luis Alonso López – Editorial Ariel – España - 1973. “La vida literaria en le Edad Media (La literatura francesa del siglo IX al XV) Gustave Cohen – Traducción de Margarita Nelken – Ediciones Fondo de Cultura Económica - México / Ediciones F.C.E. España – 1958.
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* Roberto Rivera Vicencio, Santiago, Chile, 1950. Estudió Matemáticas y Literatura en la U. de Chile, residió varios años en Buenos Aires a partir de 1974, donde además de hacer periodismo, participó en la creación de importantes eventos culturales y en la redacción de la revista “Suburbio”. Fue miembro del primer Taller de Narradores de José Donoso al regreso de éste a Chile, y a su vez dirigió el Taller de Narradores de la Universidad Tecnológica Metropolitana, del Instituto Cultural de Banco del Estado, de la Corporación Cultural de la Estación Mapocho y de Banco Santander.
Importante motor de iniciativas literarias en los 80, como el “Encuento” y “Todavía Escribimos”, funda y dirige la revista de cultura “Miradas”, hace crítica literaria y entrevistas en el diario “La Tercera” y “Radio U. de Chile” y desde crónica policial hasta  deportes en el diario “Las Ultimas Noticias”.
Sus cuentos han sido publicados en diversas antologías y revistas de Canadá, México, Panamá, Ecuador, Argentina, España, Francia, Escocia, Suecia y USA, e incluidos en antologías como "Narradores Chilenos de Hoy" de Editorial Bruguera, "Contando El Cuento" de Sin Fronteras, "Los Mejores Cuentos de mi País" de Nascimento, "Andar con Cuentos" de Mosquitos Editores, incluido en la antología “Cuentos Chilenos 2000” y la Antología“Narrativa Chilena Contemporánea” Editorial Ficticia de México.
En 1986 publica “La Pradera Ortopédica” un volumen de cuentos correspondiente a un proyecto que culmina en 1994 con “A Fuego Eterno Condenados” Premiado en diversos concursos como el Bata, Vicente Huidobro, Revista Amancay de la U. de Chile, Joaquín Edwards Bello de la Universidad de Valparaíso, finalista en el Chile Francia, etc. obtuvo la Beca del Consejo Nacional del Libro año 1998 con la novela “Piedra Azul” publicada posteriormente por Bravo y Allende Editores. El 2010 publica con Simplemente Editores “Santos de mi devoción” un volumen de cuentos.
Participa en Las Ferias del Libro de La Paz, Bolivia (2007), y en la Feria del Libro de Buenos Aires (2008) invitado por la Cámara Argentina del Libro y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Durante el verano de 2004 participa como escritor invitado en San Diego State University (USA) dictando charlas, conferencias y lecturas públicas.
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