martes, 6 de marzo de 2012

Homenaje a Aristóteles España realizado por el escritor y periodista Gregorio Angelcos en la Feria del Libro de Calama que lleva su nombre. Marzo del 2012

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 Aristóteles España (1955-2011)
56 años en el vientre de la poesía
la única mujer que amó en su vida.




“La poesía me enseñó a ser libre y a creer en la diversidad. Escribir poesía en un campo de concentración como Dawson fue escribir un canto de amor en medio de la muerte”

A los 17 años el escritor, que nació en Castro en 1955, época en que presidía la Federación de Estudiantes Secundarios de Magallanes, y que tras el golpe militar de 1973 fue relegado al conocido centro de detención, en una experiencia que lo llevó a plasmar una de sus obras más importantes, rotulada con el nombre de la isla: DAWSON.


ARISTOTELES ESPAÑA (1955-2011), vivió parte de su infancia y y adolescencia en Punta Arenas, donde se trasformó en un destacado dirigente estudiantil. España, fue  licenciado en derechos humanos en el Instituto Argentino por los Derechos del Hombre, y tuvo estudios en Comunicaciones y guión cinematográfico. En ambas disciplinas se destacó ampliamente. En la primera, presidiendo el Colectivo de Escritores jóvenes de la Sociedad de Escritores de Chile en la década del 80, y en la segunda, escribiendo numerosos guiones para documentales relacionados con la urgente necesidad de recuperar la democracia quebrantada con el golpe militar de 1973.

El testimonio del adolescente encarcelado en aquella isla inclemente se constituye en un verdadero registro de la barbarie, el hablante desciende a los infiernos e intenta rescatar de allí los fragmentos de una identidad golpeada, de un ser derruido por los apremios de sus opresores. De esta manera, el joven se define a sí mismo, y reconoce en su cuerpo las marcas de la muerte:
Fuera del espacio y la materia,
en una región altiva (sin matices ni colores)
llena de un humo horizontal
que atraviesa pantanos invisibles,
permanezco sentado
como un condenado a la Cámara de Gas.
Descubro que el temor es un niño desesperado,
que la vida es una gran habitación
o un muelle vacío en medio del océano.

Hay disparos,
ruidos de máquinas de escribir,
me aplican corriente eléctrica en el cuerpo.

Soy un extraño pasajero en viaje a lo desconocido,
arden mis uñas y los poros, los tranvías,
en la sala contigua golpean a una mujer embarazada.

Los Agentes de Seguridad no nos dejan dormir,
interrogan y torturan
A la luz de la luna y de las linternas.
el Comandante comunicó que somos prisioneros de
Guerra,
que el Presidente ha muerto,
que seremos tratados de acuerdo
a los convenios de Ginebra.

La noche se da vueltas en su cama:
Son escenas difíciles de describir en estas líneas.
Pienso en un árbol de Pascua gigantesco
aquí en la Isla, y con juguetes.

El mundo es una empresa privada,
Nuestro comedor es una carpa de campaña.
Colocan diarios murales en el patio.
Leemos: ‘Fusilados cinco extremistas’
‘Se construye una patria nueva’
Trotamos todas las mañanas,
Hacemos flexiones,
"sapitos",
después nos lavamos en el río,
nos enseñan cantos militares;
un sargento me dice: "No te metas más en tonterías".

Tenemos deseos de jugar fútbol,
Queremos cansarnos y dormir,
Soñar, jugar al naipe,
Ya llegará el momento del análisis,
Es preciso salir vivos,
La verdad nos espera con sus piernas abiertas.

Ordenan cantar y correr,Agujerean nuestra sensibilidad,
Quieren destruirnos como guijarros
Bajo la nieve,
Humillarnos,
Mientras entonamos en alta voz:
"Bajo la linterna, frente a mi cuartel,
sé que tú me esperas mi dulce amada bien…"
"Y el viento invade los parques de mis sombras,
desordena los faroles, las plantas escarchadas.
Me acuerdo de Rosita en la última navidad,
con su uniforme de colegiala y sus cuadernos.
(A lo mejor nunca leerá este poema).

Hay olor a nubes enterradas,
Nos golpean,
Mientras una rata camina entre la hierba
"Si es que llega una parte y debo yo marchar
sin saber querida si podré regresar". 

En una entrevista realizada por la Revista “Punto Final” en el año 2003, el periodista le preguntó: 

“Usted fue uno de los prisioneros políticos más jóvenes de Isla Dawson. ¿A 30 años del golpe de 1973, cómo recuerda aquel suceso?; a lo que Aristóteles respondió:

“Con mucho dolor aún. Fui detenido por la Fuerza Aérea a los 17 años de edad. Era presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios de Magallanes. También dirigente regional de la Juventud Socialista. Me llevaron a la Base Aérea Bahía Catalina y posteriormente a Dawson, con un grupo de cuarenta dirigentes políticos, sociales y juveniles de Punta Arenas. A Francisco Alarcón, dirigente comunista, lo desnudaban y hundían en el Estrecho de Magallanes, en redes de pesca.

Al resto, nos tenían convencidos de que nos iban a ‘fondear’. Sentíamos pánico. Además, todos vestíamos ropas livianas y estábamos muertos de hambre. Fuimos recibidos por el mando naval en la playa, y con infantes de Marina armados hasta los dientes. Se nos comunicó que éramos prisioneros de guerra, que estábamos en Isla Dawson y que seríamos tratados de acuerdo a los convenios de Ginebra. Esa fue la primera gran mentira. No sólo nos torturaron salvajemente sino que, además, practicaron simulacros de fusilamiento con los presos, nos hacían comer comida hirviendo, fuimos sometidos a un régimen de trabajos forzados que consistía en cavar hoyos y zanjas, colocar postes, botar árboles en medio de golpes e insultos. La idea, como me dijo un oficial de la Armada es “que pierdan la capacidad de pensar, ustedes deben entender que son sólo números’; en mi caso era el F-13.” 

Este hecho específico marcó su vida y su poesía de manera categórica, nunca superó el dolor y la vecindad con la muerte, el Tote, como le decíamos sus amigos, deambuló por distintas regiones del país y visitó algunos países de América Latina. Su poesía tenía una proximidad estilística con la poesía norteamericana, poseía una disimulada influencia anglosajona, pero al mismo tiempo, era muy nacional, chilena, inmersa en la problemática social, política y existencial de los últimos 50 años de nuestra país, se inscribió en la tradición más noble y más valiente de la creación nacional, era una poesía con identidad, con garra, directa, sin mensajes subliminales ni dobles estándares, en ella expresaba toda su sensibilidad, su miedo a la soledad, su constante exilio, la precariedad y sufrimiento constante al que estuvo sometido su cuerpo y su mente a través del tiempo.  

Nunca lo vi llorar, ni quejarse por las discriminaciones de que fue objeto por alguno de sus pares o autoridades de turno. Cuando se realizó la Antología de poesía de la generación de los ochenta, con el título: 25 años de poesía chilena, los antóloga dores, amigos o conocidos personales del poeta, lo ignoraron, dejándolo fuera de un registro histórico de la poesía nacional, pero él le restó importancia, tenía la certeza de que más allá de esta publicación su obra trascendería, y así ocurrió, ya que en 1993 recibe el premio Gabriela Mistral, en 1995 el premio Nacional de poesía Rúben Darío en Nicaragua por su obra Dawson,, en 1998 el premio Alarce de la Sociedad de Escritores de Chile, y finalmente en el 2005, el premio en los Juegos Florales Gabriela Mistral de la ciudad de Vicuña. 

Mi amistad con el Tote España se inició en la década del 80, nos juntábamos en la Sociedad de Escritores de Chile donde fundamos el Colectivo de Escritores Ricardo Latcham, en homenaje a un destacado crítico literario nacional, en ese período asumimos sendos cargos en el directorio de la Institución, él como vicepresidente y el que habla como Director de Cultura. Frecuentábamos un sinnúmero de bares, donde realizábamos largas e intensas conversaciones sobre literatura, política contingente, y analizábamos la recientemente creada institucionalidad cultural. Siempre animoso y con la mente abierta proponía una gran cantidad de transformaciones que parecían a todas luces, visones irreales para un período en que todo se hacía de “acuerdo a lo posible”, había mucha renuncia a ciertos derechos inalienables a los objetivos de los actores de la cultura, la autocensura era una constante en los argumentos de los escritores, pero el tiempo terminó dándole la razón, y muchas de sus propuestas están hoy en ejercicio y forman parte de la legislación cultural. 

Su bar preferido era La Unión Chica, ubicado en la calle París en el centro de Santiago, Bar que frecuentaban numerosos escritores, como los poetas Jorge Teillier, Rolando Cárdenas,  y Enrique Lafourcade, entre otros.  

Promediando el mediodía, España ingresaba al recinto y se bebía unas copas de vino blanco helado, mientras departía con los mozos en la barra, y parroquianos desconocidos quienes apreciaban su locuacidad y su cultura, factores que provocaban la empatía de sus comensales, quienes terminaban invitándolo a su mesa. 

Por señalar algunos de los bares preferidos, su ruta de conversación etílica, estuvieron: la legendaria Piojera en La Estación Mapocho, el Bar El Hoyo en Estación Central, El Baqueano en Plaza Italia, La Casa de Cena en Almirante Simpson, El Bar Don Rodrigo en el Barrio Santa Lucía, El Cinzano y el Bar La Playa en Valparaíso, entre tantos otros, en cada uno de ellos dejó su huella de bohemio entretenido, culto y de buen humor, aunque en su mirada estaba arraigada la tristeza de un pasado cruento que nunca pudo superar. 

Su vida transitó entre la nostalgia, la utopía, la creación, el alcohol, los dolores, y las celebraciones constantes, su vida era una fiesta extemporánea, en la que se escondían sus dudas existenciales y la tragedia de una vida sin una proyección definida, mientras tanto escribía sistemáticamente, y lo hacia con verdad, porque lo verdadero era un valor intransable en su poesía. 

Compartimos casi dos décadas de nuestras vidas, frecuentándonos, vagabundeando por bares y centros culturales, leyendo nuestros textos literarios, escribiendo para diversos medios, hasta que azotado por sus carencias materiales decidió partir a Buenos Aires, donde había vivido su exilio. Recibí unos correos electrónicos en el ínter tanto, hasta que fui invitado a ese país a presentar mi último libro de ese entonces: 69 puñaladas a la Realidad, en el Centro Cultural de la Cooperación ubicado en la Avenida Corrientes. Al término del evento, acudimos a un bar cercano a beber unas cervezas, ingresamos, y en la primera mesa estaba el Tote España, solo, en silencio, realizando el mismo ritual. Fue un encuentro intempestivo, conversamos hasta altas horas de la noche, nos dimos un abrazo y quedamos de vernos al día siguiente, cita trunca pues no llegó.

De regreso en Santiago, varios meses después me enteré que había regresado al país y que se había radicado en Valparaíso, paradójicamente su proyecto literario era escribir una novela. Pasó un año que no tuve noticias suyas, hasta el día en que me comunicaron que estaba internado en el hospital siquiátrico. Larga espera con tratamientos para rehabilitarlo de su alcoholismo, hasta que una mañana de diciembre de 2010 recibí un correo electrónico pidiéndome que lo visitara.  A esas alturas, ya estaba en una casa de reposo, lejos del espacio de los orates, así es que el 3 de enero de 2011 viaje al puerto a encontrarme con él. Llegué al Centro de reclusión, me entrevisté con el siquiatra y luego de firmar un documento en que me hacía responsable de él, salimos en busca de nuestra libertad, caminamos un par de horas, había dejado de beber alcohol, y pasamos una tarde en la que hablamos de proyectos futuros, viajamos en lancha por la bahía, y de regreso al lugar donde estaba interno, entró en un estado de introspección y tristeza. Fue la última vez que lo vi.  

Tiempo después me enteré de que había sido dado de alta, hecho que en si mismo, representaba un peligro para su salud, pero la decisión estaba desencadenaba. Tote regresó a los bares, a sus tertulias eternas, a su estado de enajenación de la realidad, hasta que en una de aquellas juergas fue a parar al hospital con una fuerte intoxicación, diez días internado, y finalmente la muerte a la que había logrado sortear en distintas etapas de su vida.

El diario “El Mostrador” informó: “En la ciudad de Valparaíso falleció este jueves el poeta chileno Aristóteles España a la edad de 56 años.

Los medios de prensa de la Región de Magallanes informaron que se esperaba que sus restos fueran trasladados hasta la ciudad de Punta Arenas, para descansar en el cementerio municipal de la ciudad.


Así concluye la vida de un gran poeta chileno al que hoy rendimos homenaje en Calama, lugar donde vivió algunos años y formó un taller literario con el nombre de Aullido, termino que corresponde al título de un poema del emblemático poeta norteamericano Allen Ginsberg y que su primer verso dice: “Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas…”

Entre sus obras más importantes podemos destacar:
-El silencio (1978)
-Equilibrios e Incomunicaciones (1980)
-DAWSON (1985)
-Contra la corriente (1989)
-El sur de la memoria (1992)
-Poesía chilena: la generación (ANTOLOGIA 1993)
-Los pájaros del post-guerra (1995)
-Tardes de extranjeras y otros poemas (1998)

-**HUELLAS DIGITALES** 
y Esa entera noche llena
 
Para terminar con este homenaje a Aristóteles España los invitó a escuchar el poema “Sobre vivencia en el Bar” en su propia voz.



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