martes, 20 de marzo de 2012

Poesía a orillas del Támesis: De Roberto Rivera-Reyes

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Desde Londres:
Selección, presentación y fotografía
Eduardo Embry 






CISNE DE CUELLO NEGRO
(en busca de los prisioneros que no aparecen)


Fría es la aurora
sin la luna
amada mía,
sin la luz
que te ilumine,
sin sus ojos
que te sigan.

Oscura es la noche
sin la luna
amada mía,
cuando se va sola
entre la negra espuma
buscando la sangre vertida.

Hay que encontrar
esa copa de sangre
amada mía,
el crisol de los hornos profundos,
para derretir la sustancia de los muertos,
que yacen en estas aguas sin horizontes
del lago de Todos los Santos.

La noche sin luna
amada mía,
ató a tu cuello de cisne
una pregunta desgarradora.
es un rosario de mandas
hecho de espinas rosas
que cuelga de tu cuello enlutado,
y se enredó en tus volcanes lácteos
que amamantan al niño ausente.

Los pechos fructíferos
buscan la boca inocente
con sus labios de fuego,
que les beba de sus ojos
un deseo de sangre
con la fuerza del hambre.

Y como en un sueño nocturno
de tus entrañas se desprendió
una gota alba,
de espera,
que roda
en un desesperado acto de fuga
y de búsqueda.
Espesa y profunda
es el agua oscura
amada mía,
alli donde el alma desaparece,
donde van a caer las estrellas
que se disipan en la noche.
Por eso dicen
que el Lago de Todos los Santos
ya no tiene fondo
de tantas miradas ocultas.


FLOR APOCALIPTICA

Nacida en vía férrea
flor apocalíptica,
que día a día
resistes a Dios
al paso del fierro.

Naciste con alma foliácea
de viento otoñal,
húmeda por el rocío crepuscular
y parecieras flotar
en tu atmósfera de congoja.
En cada aurora apareciste flotando
en la ribera del rio Mapocho,
trayendo consigo cuerpos albos
desnudos de vida.


LA VOZ DE LA MADERA

He aquí los árboles solemnes
bosques de hombres y mujeres
que se entregan por entero
a tu palabra
la voz de la madera.
He aquí donde comienza a latir
la celulosa de tus miembros,
la greda que es tu sangre.

Aquí laten y aquí yacen
enterrados, subterráneos y secretos
tus sueños sin fronteras,
para renacer en las alturas,
en la purificación dela atmósfera,
en el nacimiento del oxígeno,
latiendo en cada poema
árbol que crece, nace y florece.

Tu voz legendaria delos bosques
se identifica con el canto del leñador,
se cristaliza con el canto de las vertientes,
suave tacto altisonante con la roca viva,
donde se aúnan todas las aguas de la región de los lagos,
y deambulan junto a la noche sin fondo
donde tu corazón noctámbulo persigue a la luna.

Sí, tu voz es un eco en la noche.
Sí, es el viento que canta con voz ronca pero solemne
al cruzar por el territorio de su verde espesura.
Es la voz que invita a compartir pasión y vida
a la pusilánime luna,
quien pestañea como si fuera un ojo medroso
entre los cerros y las nubes,
porque no se atreve a encontrarse
con su amado en su morada.

Es tu voz en la danza de los salmones,
al encuentro del nacimiento de la muerte en las alturas,
para ganarse las estrellas que vienen naciendo.
Asimismo corrías ansioso por la noche en vano
en un desesperado intento de poseerla para siempre.

Así lo revela tu palabra en la voz de la madera,
designio escrito con éxtasis y catástrofe:
‘Así los árboles ancianos
se iban tumbando
con la edad de los años.
El viento
les iba dando sepultura.’


LOS MOLINOS DE DON QUIJOTE


Por entre laberintos de avisos luminosos,
cadavéricamente galopa el caballero de la Mancha,
ornamentos de sus armas una máscara de gases,
y enmohecida armadura sobre el cuerpo
que a duras penas resiste Rocinante.
En cada ciudad enfrenta a monstruosos bloques de cemento,
habla de paz a los lobos en una base coheteril,
discute con gigantes hélices pegadas al suelo contaminado
cual calavera de vaca sobre una estaca en el desierto.
Vuelan hojas de un periódico en desuso por las calles sucias
como retobos de existencias arrastradas por el viento,
y en un esfuerzo sublime de concentración
quisiese parar el tiro que rompe la barrera del sonido
en loca carrera con el tiempo.
Chimeneas cual cañones disparan inmundicias hacia el cielo,
finalmente todo baja por la garganta
y se pudre la manzana en su trayecto antes de tocar el suelo.
Fuente de lluvia ácida donde agonizan las palomas,
muerte amarilla en la imaginación ancestral, desolación,
tal desmembración delos últimos matices.
Maltrecho pasa don Quijote sin tristeza ni dolor,
la hiel del nunca arrepentido solo enfado,
su cruzada no acaba en este páramo.
Dulcinea su destino en un reino de pinos espaciales,
brazos foliáceos que buscan
el equilibrio de las estaciones del año,
la bebida y comida autóctona, cantos.
Aun se lee en su estropeado emblema:
‘creo en la metamorfosis orgánica de la tierra’


y una llovizna radioactiva diluye su silueta en otros horizontes.


FLOR DE LOTO

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Yo que vi mi juventud en mi casa
medrar en un tul de amapolas blancas y negras.
En mis manos maduraban las ciruelas
al escuchar las ansias de la mar
poseída en un azul profundo de estrellas,
junto a la playa de cenizas del volcán Llaima,
flor de loto entre espejos oscuros
al fondo de un acuario de cristal.

En otro cielo caleidoscópico me dan vértigo las nubes,
verlas cruzar la cordillera a toda prisa,
horas ausentes que no acabaron mis días.
Vértigo me dan el calendario y el reloj,
tal lava de volcán petrifica las manos en el surco,
como hortalizas de piedra
en un páramo de árboles sin leña.


Nave multifacética arrastrada por un viento sin estaciones,
navega entre telas blancas de blancos hongos del éxodo,
corazón que se nos vuela por la boca
para escapar y gritar por ella,
labios que besan desolación,
no así el secreto delas mieles
como tantas flores ocultas tras semilla.

Sala de nunca acabar e su interior,
imágenes de mártires revelan la sangre escondida
tras las murallas de sal.
Se quiebra el dominio de las espadas,
la cordillera se remece al redoble de un kultrun
paso de guerra de los Mapuches
y voces rezan gritos de dolor de los caídos
al zumbar de los sables.

Zarzuelas y comparsas bajan a la plaza
y la tela roja flamea entre los cuernos de un toro
que brama a la muerte.
Irrumpen en la sala bandadas de gaviotas
en sinfonía de mar.
Luna es novia descendiendo por mis sueños,
con velos y luz antártica abriga mi desnudez
y una ronda de niños cantan a nuestro alrededor.


ESCOPETISTAS DE LA AURORA

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Sentado en la piedra que marca tu ausencia
me sumo a la noche a mantener de pie el firmamento,
punto de confesión equidistante
en que gira el carrusel de los dioses.
Entonces hablan las piedras
en su lenguaje por si solas
y flores escarchadas de puños oprimidos
se zafan monótona cuerda del tiempo.
Tus duros besos de luna querida amiga
se colgaron de tu mirada con silencio de estrellas,
calma desnuda de ardiente impaciencia
en copa de ojos invertida hacia adentro,
visión a toda cercanía que por fin despierta.

Levántate Auristela!
en un grito de unísona conciencia.
Levántate con tu verdad rompe tinieblas,
alborada encantada de locura y libertad,
rayo rompehielos del corazón
que traza la línea del horizonte
con cromos de ilusión,
en dramáticas piruetas de golondrinas
que se estrellan en el paisaje.

Tronan cuernos con pólvora y ladridos
afín al recuerdo, se aparece el Duque,
el ángel de la luz tras su heráldica,
el venado de los Andes su mal de rosas.

Las indias doncellas se bañaban
en la turquesa plétora de flores
en el jardín del oráculo.
El faisán, un cronómetro fiel, gritaba
su ruin desesperanza al mediodía,
augurio para quien perdió el rostro en el bosque
y el Huemul delante comiéndole las rosas.

La escopeta en alto
el ojo en la mira
y el venado pastando.

Una pirámide de conciencia se levanta,
memoria que se precipita por las canaletas de la noche,
emociones que ruedan por la telescópica del Duque
cual sangre de plata plenilunia.
Por cada laberinto que cruza por la mira
un coro de oraciones en lamentos,
una opera de rock húngaro con bocinazos estridentes
y sonidos de vidrios quebrados.

Un reflejo de lentes hacia dentro
en vértigos de medianoche
se ve el rostro descubierto,
el pie que patina
en la pradera del otro,
la bota lustrada que delata
hedor a mierda pura.
Ya presa del fastidio,
qué le importaba
que gritara un búho,
llorara una guagua
o matara a un venado?

Ante los ojos del Huemul
todo espacio abierto es venerado,
cautiva mirada de Ocho Venados,
noble cacique mixteca,
guerrero de mil pueblos
y compañero de cinco princesas.
Musas enmudecidas todas,
por los horrores de la conquista,
gobiernos medusas
infestados de dictaduras,
solo el mirlo blanco comunica
en la cresta del venado.
Pero una vez bajo la cruz,
los dados ocultos bajo el tacón
sueltan brutalmente los segundos,
ay, vida que corre por laberintos de pares y nones,
ay, índice que resbala hasta el fondo de la argolla
y el gatillo que detona su fatal polución.

Un tridente obsidiano atravesó la memoria,
el último año cincuenta y dos de un centenario.
A los pies una rosa a medio morder
y el Huemul tumbado cual árbol caído.
De sus temples, mariposa con las alas sangrando,
cual capa que cae sobre los hombros
le abraza el alma con escalofríos.

Triunfante el Duque consternado,
su honor se des colora en los rosales,
su metamorfosis en alacrán.
En su jardín otro escorpión le enfrenta,
le devora su interior
dejándole vacía su caparazón.

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Roberto Rivera-Reyes. Chile 1953. Como profesional, se ha destacado en el campo de la pedagogía en castellano, francés y como docente en la mención de Lingüística y Literatura Latinoamericana. Fundador del Latin American Cultural Institute, London. The School of Latin American Spanish, London. The School of Brazilian Portuguese, London. The Latin American Writers Group, London. The Latin American Writers Publications. Entre sus publicaciones encontramos: Escopetistas de la aurora y otros poemas, 1989.
* A continuación, algunas de sus actividades literarias relevantes de Roberto Rivera Reyes:
2008, 8th August, The British Library Sound Archives, Recording for Posterity. Roberto Rivera- Reyes’ Poetry.
2003, In the Company of Poets, Anthology celebrating 21 years of reading at Torriano Meeting House. Edited by John Rety. Published by Hearing Eye.
2001, Mother Tongues, non English-Language Poetry in England. Anthology. Published by King’s College, University of London.
1996. Editor,  “Acepto Sugerencias” by Gonzalo Opazo.
1989. Poetry Book, “Dawn Hunters And Other Poems” , Published by the LAWP. Bilingual.
1988. Editor, “Anthology of the Latin American Poets in London”. Latin Americcan Writers Publications. Bilingual.
1985. Publishing for People. Anthology. London, U.K.

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