miércoles, 21 de marzo de 2012

César Vásquez: Poemas del libro inédito “Canto de Transformación”

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CANTO NOCTURNO
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En el Principio...
Increada semilla
el arcano del águila. 

Antes que la materia y el caos
espíritu con alas el pájaro. 

En un temblor del cosmos
arrojado Luzbel de lo Alto. 

En el eterno transmigrar del alma...
Como ángeles
de Lucifer y del Hijo:
el águila y el cóndor. 

Como arquetipos...
De la sombra y del rayo
estos colosales pájaros. 

Anterior a las tinieblas y al sol
estalló una Semilla desde el albor. 

Por el orbe
la Trinidad y sus raíces. 

Floreció la simiente en Verbo...
Y en obscuridad Satán se transformó. 

¡Como escudriñar!..
¿Cuándo el enigma:
es ecuación y círculo? 

¡Qué misterios elucidar!..
¿Cuándo el Innombrado
es hacedor y abismo? 

Habitó la Luz en las Tinieblas...
Soles ambos:
y ecos de un mismo canto. 

Al eterno deambular
arrojado el taciturno hombre. 

Bien y mal:
cuando el águila
sus alas agitó. 

Ni corona ni espinas
el dionisíaco sino del hombre. 

No hay pecado ni redención:
sólo el infernal fuego del Creador. 

El huevo rompe un ave:
y en el cosmos nace Dios. 

El Acto:
era puro fulgor.
A sí mismo se engendró. 

Fue fragmento y antinomia.
Y Luz de la creación. 

Gira todo
en torno al Eterno. 

Las creaturas de lo alto.
Las infernales:
del umbroso Hades. 

Perenne fue el devenir del universo...
Sombrío calvario:
la soledad del hombre. 

El Hombre...
En su noctámbulo sino:
parió ángeles y demonios. 

¡El hombre!
¿Cáscara de un átomo? 

¿Polvo en el infinito?
¿El demoníaco rostro de un espíritu? 

El hombre...
¿Un obscuro concepto?
¿Una imaginaria paradoja? 

Cual metafísico animal...
En la cruz del madero:
abandonados sus huesos. 

¿Qué es el hombre?
La mística huella:
que un águila borró. 
  
* Poema incluido
En Antología de Poesía mística de Chile
Realizada por el Escritor Antonio Massone. Marzo del 2011
 



"GOTAS DE ALQUIMIA"

Mis rotas alas sacudo
e ingrávido desciendo
al vértigo de mi mismo

Espíritu y fuego:
caos y creación.
Alada musa:
en silencio te invoco...
Yo:
errabundo sembrador.
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En onírico vuelo
te revelas:
iluminada y ancestral.

Como simientes del Padre...
Somos desde el Principio:
peregrinos ángeles.
Inmortales almas:
como Eva y Adán.

Del mítico Paraíso:
a la cruz del Madero.

Cual mística águila...
La Serpiente del Edén
entre mis garras:

Del milenario Arbol:
la sabiduría de la Víbora.
Los enigmas:
del mal y del bien.

Al terruño del Mesías
ungidos los dos.
¡Ah!..
Herederos hijos
del barro y el dolor.

Al unísono de ti arranco:
el gemido más hondo,
el temblor más fecundo.
Como celestial diluvio...
Nuestra sangre:
en ardorosa creación.

Yo:
el tronco y el pájaro.
La líbido que emerge:
del fondo de tu ser.
La semilla que te nutre,
el relámpago que te enciende.

Tú:
la remecida rama.
Madre tierra
tu pasión tejes:
en las llamas de mis alas.

Soy
lengua de fuego.
Tú:
miel de ancestrales senos.

Somos...
En el fulgor de la carne:
como el alma y la costilla,
la savia y el torrente.

Como gotas de alquimia...
Un huevo de águila
entre tus piernas estalla.

Vertida
la líbido en tus entrañas
a luz das:
el apocalíptico pájaro de fuego.

¡Aleluya!..
Somos las tablas nuevas:
la pluma, la escritura, el sol. 



Sueños de invierno 
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En el silencio
yace la Voz eterna.

Llena de enigmas
surge la Voz profunda.

Nada de nosotros mismos:
sólo el místico vestigio
y el vuelo que cae roto.

El Hacedor de todo:
...de Luzbel y el Cordero...
Eres, la sempiterna Savia
yo, la imperecedera rama.

Cual increado Manantial
desde el Principio:
el estruendo de tus aguas.

Provienes de la nada:
como un canto en mi espíritu.

No quiero ser
una parábola en llamas.
Antes distante:
de la Bestia en su trono,
de la tierra en su ocaso.

Semejante sí:
al tronar del viento,
al resplandor del Verbo.

Semilla soy
engendrado en esta era
A la espera del Paráclito,
la revelación de mi arcano.

No temo:
al futuro ruido de las aguas,
la conjugación de unos versos

En mí está:
el resplandor inefable de tu Luz.

No temo:
al canto final de las trompetas,
a la ascensión de mi espíritu.

Embriagador destino el mío:
vislumbrar mi devenir eterno.

Mi alma de otras alturas
sempiterna águila.

Distante del hombre
mi calvario por la tierra.

Transfigurado por el divino rayo:
mi arcano de inmortal pájaro.

Como mustias hojas
mis terrenales huellas.

Qué más puedo musitar...
Mi espíritu relumbra
como un relámpago de la eternidad.




César Eugenio Vásquez López. Santiago de Chile, 1955. Poeta y filósofo. Desde 1996 dicta talleres de poesía extática, además de clases de filosofía y de lectura del tarot. Tiene publicaciones en 25 revistas hispanoamericanas y fue el creador y director de la revista Alas de Literatura. Colabora con artículos de filosofía y poesía en distintos portales como Astrolabio.net y El Bolígrafo.



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1 comentario:

  1. Saludos César y Felicitaciones! Tanto tiempo sin saber de ti. Ha sido una linda sorpresa!
    Matty Canales

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