sábado, 16 de abril de 2011

Desde el Norte, Cuz-Cuz, Illapel: El Escritor y Poeta, Javier Milanca

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Selectos: Historias Bellacas
Pentagrama Editores 2008.

LAS MANOS DE LA SUSY

     La Susy no tiene en la memoria la cantidad de abortos que ha hecho y se ha hecho. Entre la cumbia de sus piernas pasó el amor fugaz y la pasión parrandera. Durmió de día y vaciló de noche. No le tenía miedo a la vejez, creía que no llegaría a ella, que se moriría feliz, ahogada a las puertas de una ponchera, hasta que se dio cuenta que los huesos no la seguían porque le costaba trabajo un pasito nuevo que trajeron las más jóvenes. Se le vinieron los años con malos humores impertinentes y con un tufo que antes no tenía. El cigarro suelto, el vino matapenquero y demasiados besos a la madrugada convirtieron su boca en un abismo pestilente.
 Ya no la piden para acostarse con ella, sólo la piden los que saben para que manosee con sabiduría los cuerpos de los obreros escuálidos que no tienen  tanta plata. En eso no le gana nadie, Sus ásperas manos expertas y a bajo precio, provocan erupciones generosas ahí debajo de la mesa mientras los demás son sombras ajenas que bailan y se restriegan.
     Y ella ríe cuando sus manos hurguetean entre los calzoncillos mugrientos lo que su cuerpo ya no puede y no quiere recoger.


La Inefable Juanita Chávez

Nunca pude enojarme con la Juanita Chávez. Como enojarse con sus muslos de alerce, con su frescura de nalca recién cortada cuando llegabas de Chaiten cargada de harina tostada con linaza.
Tampoco me enojé la vez que te encontré en el baño haciéndole un mamón a ese detestable poeta que presentó el aullido como su obra y te calentaste con él con eso de que hemos perdido lo mejor de mi generación y bla blas.
Ni siquiera me enojé cuando vomitaste mi chaqueta nueva total era por mi cumpleaños.
Menos me enojé contigo cuando vendiste a tu hijo recién nacido a unos belgas infértiles que te pagaron un par de lucas y tus padres nunca se enteraron en el Chaiten de la distancia de que habían sido abuelos.
¿Cómo enojarse contigo? Si caíste en cana por guardar una mochila a unos traficantes rascas y te cargaron dos meses adentro y no gritaste nunca.
Pero si me enojé una vez con la Juanita Chávez. La segunda vez que me pringó y la enfermera se solazó machucando mis blancas nalgas con las certeras cargas de penicilina y no pude dar mi examen porque estaba llorando de dolor y de dudas bajo un árbol y peor aún, pensando en el delicioso durazno de tu entrepierna.
 ¿Y por qué no le pregunté al doctor si la gonorrea se pega también por la lengua?


Las Alitas Caídas

Nadie imaginó que su baile coquetón arriba del ring era una danza de conquista. Nadie imaginó que su mano derecha fuerte, también podía acariciar los mentones y los hombros sangrantes. Nadie imaginó que el Número uno de los guantes de oro, que el  Paladín de los sudamericanos, al que no le pegó nadie ni en  el cuadrilátero ni en la esquina, el que se zumbaba a quien quería, al que no le quedó títere con cabeza en Los Lagos y sus alrededores, volvería de Santiago muerto y vestido de mujer.
    Porque ¡como conjugar su título de campeón de box con su clandestino hábito de irse a Santiago a revolotear de mariposa nocturna. Como figurarlo frágil y lechuguino, si todas las veces hacía rodar por el suelo a los machos de pelo en pecho que se le ponían por delante. Cuando la copucha se repartió entre los intersticios del pueblo nadie la creyó. Si estaba entrenando decían en San Miguel. Si cuida  autos decían en la Cisterna. Si era sereno en Conchalí. Si era junior en Macul.  Copero en Maipú, hasta que llegó muerto por una cuchillada nocturna y traicionera que no pudo esquivar con las fintas de sus mejores noches por que la pasta base y los zapatos de taco alto le entorpecieron su famoso baile de gorrión.
   Ahí estaba ahora, en la vitrina de los muertos, cubriendo su palidez inerte con colorete. Su franco pelo duro se había trastornado en una brillante peluca rubia, el protector bucal lo había reemplazado por un lápiz labial escarlata, sus pestañas de indio eran ahora crespas y largas agujitas azabache. Nadie lo reconoció. Sólo dos cosas anunciaban que era el campeón, su nariz de aguilucho aporreado, estaba en la posición en que la dejan los guantes adversarios y que sus nuevos amigos santiaguinos no pudieron ocultar con mañas de maquillaje, Lo otro, era el cinturón de Campeón sudamericano que brillante e inútil estuvo todo el tiempo arriba del féretro y que lo acompañó como única flor en su viaje final hacia la tierra que lo recibía envuelto en perfumes de mujer y con guantes de boxeador.


Selectos:
Kiltros
Pentagrama Editores 2010

LAS ELLOS.
“Ser mujer ya es una transgresión”
Carolina de la Fuente

Lleva en su boca un pétalo convertido en sangre. Los borrachos de la esquina le dan un trago a cuello de botella y ella se lo toma. Aguanta sin pretextos que un borrachín le manosee los pechos, total por ahí no siente nada, es su cuello el origen de las tempestades, pero los brutos no lo saben. Ninguno lo supo nunca. Sólo la otra. En la boca, el capullo que lleva puesto, se le acidifica mezcla de sangre y ron puro. En los ojos tiene clavado un grito de espanto. Sus zapatitos de tacón le cuelgan de las manos. Siente los pies fríos, llenos de barro. Está borracha otra vez. Sería mejor que la otra no hubiera vivido, que nunca la hubiera tocado por atrás. En la boca saborea otra vez el fruto. No quiere tragárselo. Los borrachos, le gritan algo que no escucha, pero que descifra. Ella les saca la madre por joder, no por insultar. Le piden que vuelva. Se hace la sorda. Aunque no quiera, piensa en que al parecer ya no quedan papas en la casa.
De nuevo asqueada por su borrachera, su propio hipo le da vómitos, convulsa como si fuera a parir. Le gustaría que la otra no existiera, sería más fácil vivir si la otra no viviera y la tomara por detrás, susurrándole al cuello palabras de puta vieja. En la boca se revuelve un capullo que ella voltea y voltea con una lengua ágil. Sabe a la otra. Se sienta en la vereda con las piernas abiertas, justo como su madre le enseñó que no lo hiciera. No sabe si escupir o vomitar, ambos caminos le llevarán a botar de su boca el último rescoldo de la otra. La embriaguez va y viene. Piensa en los borrachos, debería haber tomado más. Recuerda borrosamente, no como ella, sino como si se estuviera viendo en la tele, agazapadas, las dos detrás del mostrador, besándose, buscándose lo que no tienen pero que tampoco ansían. La otra es sabia, a ratos tiene bigotes, a ratos manos grandes. Ella busca donde conoce, increpa con angustia desaforada los vellos, palpa con sus dientes el clítoris duro de la otra y lo masca, lo muerde como un gajo de guinda, lo sostiene al arbitrio desesperado de sus ganas, ataca la raíz y muerde con hambre, con rabia. Arranca de cuajo la perla roja tras un grito aterrador y ella huye sin soltar el pistilo salado que flota en su paladar. Se encuentra con los borrachos de la esquina y bebe ron puro, siente que la tocan pero no le importa. Recuerda que la otra la llamó, que le ofreció trago y susurros al cuello, siempre lo hacía. Ven mi india le decía, ven a lo que te gusta…..Ya no la llamará más. No quiere ponerse los zapatos. No sabe cómo acabará todo. Los borrachos la llaman a señas. Le hacen de lejos gestos grotescos de “mete y saca”. Suspira porque se le va la borrachera. No quiere. Se incorpora tambaleando y escupe con fuerza. Un grano sangriento vuela por el aire y se pierde en el barro. Camina hacia donde los borrachos y que ellos decidan como terminará la noche.


LA MARILOLY
“blanca niña de cabellos rojos,
cuyas ropas por los agujeros,
dejan ver la pobreza y la belleza”
Charles Baudelaire

     Y borrachos sarnosos te perseguían para sobajearte, amarte ahí mismo, detrás de un baño, detrás de los árboles, entre medio de los botes… y tú no pedías nada a cambio, ni amor eterno, ni matrimonio, ni dinero, ni especies, ni certificado de sanidad, ni que guardaran el secreto. Nada, salvo un pedazo de pan.
     Y porque te hacían rueda en las ramadas para que bailaras cumbia, hecha una Salomé moquillenta, una odalisca sagrada en un palacio de barro y aserrín….y porque las palmas te pedían otra y otra…y tu sólo pedías otro pedazo de pan.
     Y porque eras pelirroja, como una alcachofa ardiente, pequeña y altanera como una Ofelia nerviosa, llena de lunares estrellados que los machos descoloridos te arrancaban a mordiscos, llena de dulces en los bolsillos para compartirlos con los gatos.
     Y te volviste loca y dabas alaridos, te cortabas con Gillette la nervadura rosada de tus brazos floridos… y echaron a correr que la colorina se comía los muertos del cementerio cuando en realidad sólo quería que le dieran un pedazo de pan…
     Y a cambio de que tu cuerpo se hiciera harapos, una noche, una algarabía de vagos hambrientos como perros, te partieron el cráneo a piedrazos, te hicieron desaparecer apareciendo en una alcantarilla, destruida de cabeza y vientre…. Tu sangre fue una bandera de hilachas entre los rizos de tu cabello encarnado… todo eso porque un día, como una elevación, ya no quisiste otro pedazo de pan.


LACHO´E LA PERRA
“En  verdad nací cachorro… en  la calle me hice perro”
Juan Cameron

Moisés Cañulef vive debajo del puente de Las Ánimas en Valdivia junto a la greda, el barro, la tabla, el nylon, el frío, los ratones, el cartón, el piso de tierra, las mantas rotas, el viento, la noche, la lluvia, la escarcha sin corazón, los perros, sus perros, el tufo, la soledad, la ternura inmunda de  los perros.
            Moisés se acompaña de los perros, la basura, el rastrojo, los zapatos rotos, los palos del puente, los palos de los pacos, el respingo de las señoras, las señoras de la olla común, la comida de la iglesia, la sobra en el piso y el amor con los perros.
            La lavaza, la miseria, los piojos, las garrapatas, las burlas, las pedradas, los escupos, los insultos, el desprecio, la ropa rota, la ceja partida, la nariz chueca, la sarna en el cuello, la mugre de las uñas, la hediondez, la cascarria, el pelo plomo, la compañía de los perros, el amor de los perros.
            Piensa y habla con los perros, debajo de los puentes, recoge cartones, le sangran las encías, la muela picá, los dientes podridos, la ira, la rabia, los golpes, los otros vagos, la tontera, la maleza, la sed, sin padre ni madre y lleno de perros.
            Y la noche comienza con las estrellas, la caña mala, la media caña, los grillos, los sapos, los guarisapos y los quiltros durmiendo cucharita….Moisés ensartando perros, quejidos, gemidos, pesar, dolor, amor ¡ay!…..penetrando perras y la perra regalona regaloneando, se lamen, se muerden, se huelen, la besa, la acaricia, la penetra, la viola, aúlla, aúllan juntos.
            Y de vuelta la muchedumbre, comienza la vergüenza, los autos, la salida del supermercado, las bolsas llenas de compras, las bolsas llenas de basura, la propina, los restos, las sobras, las horas, el nuevo día, la ciudad, el río, los gritos, el hambre, las micros, la vereda, la calle, el Calle- Calle, los viejos, las viejas, los ojos, la boca, el rictus, la mueca de todos le dice y le grita: ¡Lacho´e la Perra!.


Javier Milanca. Valdivia en 1970. Profesor de Historia y Ciencias Sociales. Vive una temporada en Valparaíso y participa en lecturas poéticas del célebre “Poesía en El Playa”. Escribe artículos, poemas y  cuentos en revistas alternativas de la quinta región. Actualmente reside en Illapel, Cuarta región, donde desempeña su labor docente y se dedica a la poesía, la narrativa y a promover diversas actividades culturales también como músico y cantante. Ha auto-publicado en poesía “La Balada del Remiso y una cueca de yapa” en 2005, “Las Flores del Mall” 2007. El año 2005 gana el concurso poético 250 años de Illapel. El 2006 gana el segundo lugar en un concurso de ensayos históricos sobre la vida de Ambrosio O’higgins, premio entregado por la comunidad irlandesa en Chile. Entre el 2005 y el 2008 participa en numerosos encuentros literarios en la región y el país. Además presenta su trabajo en diversas publicaciones nacionales e internacionales en soporte digital. En el 2008 publica su primer libro de relatos “Historias Bellacas” donde describe los bajos fondos que lo ubica dentro de la corriente del Realismo Chungo. En el 2009 obtiene una Beca de Creación Literaria del CNCA. El año 2010 publica un nuevo libro de relatos “Kiltros” donde los personajes se destacan por ser Mapuches o Mestizos. El mismo año obtiene mención honrosa en el concurso “Stella Carvajal” de la Municipalidad de Talca y concurre como invitado y expositor al primer encuentro de Poesía Mapuche-Quechua del Cono Sur. Actualmente prepara el poemario “Pichi Pikum Mapu”.


Acerca del Escritor y Poeta

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3 comentarios:

  1. Me han conmovido los textos de Javier Milanca. Gracias por traerlo. Hay en ellos una sabiduría de años que nos hace pensar en "LOS ELLAS" Revela un conocimento de género y respeto hacia las mujeres que se hace casi reverencia.
    Un alegría haberte conocido y compartir contigo, Javier.
    Milanca es una de las grandes promesas de las letras chilenas. Además es un hombre que conjuga su teoría con su práctica.
    Un abrazo grande y extendido-
    Amelia arellano

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  2. Gracias a la SECh por traer a Javier Milanca, que no es una promesa, es un gran escritor; esto me permite iniciarme en la lectura de uno de los grandes.

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  3. Muy bien escrito !.. Está totalmente claro !.. Está bien
    redactado !.

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