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En la Casa de la Cultura de Illapel,
se presentó el Libro Kiltros
del poeta y escritor Javier Milanca
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por Gregorio Angelcos
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Javier Milanca, G. Angelcos y A. Lavergne
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Kiltro es una palabra de origen Mapudungun (Lengua original del pueblo Mapuche, al sur de Chile) que significa "perro", vocablo que se expandió con rapidez durante la época pre-independencia, usada con frecuencia para denostar a alguien haciendo alusión a un origen de bajo linaje o desconocido, en aquella época los aborígenes eran considerados como "inferiores" y "salvajes" por los españoles, por lo que su idioma y cualquier término en él era considerado vulgar.
Pero estos Kiltros de Javier Milanca con K y no con Q, son un antecedente simbólico que comienza a perfilar su narrativa, y le da un sello de identidad personal en la que pueden establecerse asociaciones con elementos ideológicos, con las motivaciones temáticas del autor, con subsistemas y subculturas que pululan al interior de un sistema global.
La K en sustitución de la Q no es una renovación arbitraria entre dos consonantes, sino un cambio de representación, que insinúa lo que se propone contar desde un espacio que yace latente entre nosotros, porque es parte de una carga violenta y truculenta de la realidad, que no es percibida por los artificios mediáticos que dan cuenta solo de los problemas superestructurales y los conflictos entre las cúpulas de los grupos de poder que dominan nuestra sociedad.
La experiencia narrativa de estos textos develan el transito estático, la inmovilidad, de situaciones de convivencia de sujetos marginados a perpetuidad, por su entorno de pobrezas múltiples, donde las carencias y el dolor se convierten en anécdotas independientes de su profundidad, de sus crisis, de las limitaciones que les imponen un tipo de relaciones condicionadas por la regresión de sus ejercicios concientes.
Milanka es desde el origen de la reflexión de sus temáticas el Kiltro con K, letra que fue expuesta en los muros de la ignominia por los grupos anarquistas en Chile en los comienzos del siglo veinte, y que establecen una subversión rebelde y agresiva del lenguaje, como una forma de construir una forma de comunicación entre los seres que cohabitan el submundo de las sociedades modernas, fuera de las convenciones sociales y morales que caen con violencia como una lluvia de veneno sobre nuestras neuronas, manipuladas por una cultura insignificante, donde el lucro y la simulación, el estímulo hacia el consumo, instala una cortina de humo, que oculta las precariedades de un contexto masivo, donde las actitudes y conductas humanas, están dadas por lo instintivo inmediato, donde la razón desaparece para imponer una libertad emocional distinta y distante a cualquier propósito moral de carácter religioso o político.
Pero estos Kiltros de Javier Milanca con K y no con Q, son un antecedente simbólico que comienza a perfilar su narrativa, y le da un sello de identidad personal en la que pueden establecerse asociaciones con elementos ideológicos, con las motivaciones temáticas del autor, con subsistemas y subculturas que pululan al interior de un sistema global.
La K en sustitución de la Q no es una renovación arbitraria entre dos consonantes, sino un cambio de representación, que insinúa lo que se propone contar desde un espacio que yace latente entre nosotros, porque es parte de una carga violenta y truculenta de la realidad, que no es percibida por los artificios mediáticos que dan cuenta solo de los problemas superestructurales y los conflictos entre las cúpulas de los grupos de poder que dominan nuestra sociedad.
La experiencia narrativa de estos textos develan el transito estático, la inmovilidad, de situaciones de convivencia de sujetos marginados a perpetuidad, por su entorno de pobrezas múltiples, donde las carencias y el dolor se convierten en anécdotas independientes de su profundidad, de sus crisis, de las limitaciones que les imponen un tipo de relaciones condicionadas por la regresión de sus ejercicios concientes.
Milanka es desde el origen de la reflexión de sus temáticas el Kiltro con K, letra que fue expuesta en los muros de la ignominia por los grupos anarquistas en Chile en los comienzos del siglo veinte, y que establecen una subversión rebelde y agresiva del lenguaje, como una forma de construir una forma de comunicación entre los seres que cohabitan el submundo de las sociedades modernas, fuera de las convenciones sociales y morales que caen con violencia como una lluvia de veneno sobre nuestras neuronas, manipuladas por una cultura insignificante, donde el lucro y la simulación, el estímulo hacia el consumo, instala una cortina de humo, que oculta las precariedades de un contexto masivo, donde las actitudes y conductas humanas, están dadas por lo instintivo inmediato, donde la razón desaparece para imponer una libertad emocional distinta y distante a cualquier propósito moral de carácter religioso o político.
Sus personajes, las de estas narraciones, desdoblan sus complejidades, que sin duda las tienen, y desbordan su naturaleza siquiátrica para sobrevir entre las inequidades de las que son victimas, pero a las que les restan toda clase de importancia.
No hay lucha por un cambio externo o interno, solo vegetan y manejan las circunstancias, con resignación, rabia, o de acuerdo con sus intereses tácticos para darle un cierto sabor al aguante.
La narrativa de Milanca es de marginación la que consiste en la separación efectiva de una persona, una comunidad, o un sector de la sociedad, respecto al trato social; el proceso puede mostrar diferentes grados y mecanismos, desde la indiferencia hasta la represión y reclusión geográfica, y con frecuencia trae aparejada la desconexión territorial. Su carácter definitorio, sin embargo, no es el aspecto geográfico, sino el aislamiento social.
Por otra parte, la discriminación marginal es un fenómeno vinculado con la estructura social, y está asociado con rezagos que se originan en patrones históricos y el desarrollo de un territorio determinado. Sus efectos implican unas repercusiones de tipo cultural, social, educacional, laboral, y económicas, entre otros. La pobreza puede ser un estado de la marginación y viceversa, aunque el hecho de que exista una, no necesariamente implica que exista la otra.
Difiero del prologuista cuando sostiene que estos cuentos son un resultado del proceso post globalización; grave error conceptual de Pérez Santiago, la globalización desdibujó las identidades regionales, trató de aniquilarlas y neutralizarlas a través de la propagación de industrias culturales, que se han encargado de construir una narrativa estandarizada para que funcione en los mercados de los diferentes países, de manera homogénea y con un lenguaje neutral, plano y de alcance masivo. Un caso emblemático de esta seudo literatura se expresa en la novelística de Pablo Simonetti, o en Perú de Jaime Bayle, dos exponentes del vacío por el que transitamos cotidianamente.
En cambio, Milanca es un exponente actualizado de la generación del 38 recordándonos a un Manuel Rojas o a un Alberto Romero.
La literatura actual se emplaza a través de una dicotomía entre las escrituras globalizadas y las regionales, un conflicto subliminal por imponer una subordinación de la primera hacia la segunda, y Milanca, decidido exponente de los microespacios de convivencia y de poder a la manera foucoultiana, repropone a través de sus cuentos a los hombres simples y sencillos con su naturaleza ingenua, dócil, y a veces despiadada de la población, algo que está y evoluciona en el silencio del no hacer como lo definiera el sociólogo griego Nikos Poulanza, pero que nos revelan mundos paralelos con sus propios imaginarios y una dosis de inteligencia que provienen de su experiencia cotidiana, acá no hay academicismos ni procesos concatenadas por las tradiciones del intelecto, hay expansión de los cuerpos, espontaneidad de los sentidos, belleza de las experiencias de convivencia entre seres desheredados de la tierra.
Y en estas experiencias radica la verdad y la credibilidad de sus historias, aquí el pueblo no es una aldea global, es una aldea específica, con sus propias problemáticas.
En Kiltros apreciamos una escritura con fundamentos, y a un creador que mira su pequeño universo como una realidad diferente y distante de la estructura social urbana, estos son historias pueblerinas, plagadas de aciertos y desaciertos, de un realismo efímero pero esencial.
Leer este narrador implica liberarse de los lugares comunes a las que nos tienen acostumbrados los narradores oficiales y funcionales a una estética de la recreación descriptiva y paisajística de los hechos, para acceder a una escritura autentica en sus contenidos, sorprendente en la veracidad con la que interactúan los personajes y determinante en la resolución de los acontecimientos.
Leer este narrador implica liberarse de los lugares comunes a las que nos tienen acostumbrados los narradores oficiales y funcionales a una estética de la recreación descriptiva y paisajística de los hechos, para acceder a una escritura autentica en sus contenidos, sorprendente en la veracidad con la que interactúan los personajes y determinante en la resolución de los acontecimientos.
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* Javier Milanca: Escritor, poeta y profesor de Historia
SR. Milanca yo admiro mucho su desempeño como escritor, lo hace muy bien y Kiltro es un muy buen libro, tambien es muy buen profesor como lo ha demostrado en el liceo politecnico P.R.C.
ResponderEliminarSaluda Atte. a Ud. Alberto R.