martes, 27 de julio de 2010

Elicura Chihuailaf y el explosivo texto de Ignacio Rodríguez

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Señor Director
Diario “El Mercurio”
Santiago
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Grande ha sido mi sorpresa al leer el explosivo texto “Cazador sin pólvora” del señor Ignacio Rodríguez (Artes y Letras, 11 de julio del presente año) acerca del libro “El Cazador de instantes” del poeta José María Memet. Me parece que una crítica / comentario / opinión respecto de algo, y más aún de una obra literaria (en todo principio estuvo, está y estará siempre la Palabra Poética, dice nuestra Gente), debiera marcar la diferencia entre ver y mirar / oír y escuchar, entre otros aspectos y, más allá de la disquisición académica, teniendo siempre en cuenta la dualidad en el que transcurre el diálogo entre nuestro espíritu y nuestro corazón.
Tuve el privilegio de oficiar de presentador de “El cazador de instantes” en el Centro Cultural de España, en Santiago. Ahora, este ataque ¿al libro? / ¿al autor? / ¿al autor y al libro? ha sido para mí una invitación a la relectura del mismo. En mi modesto juicio: una obra de poesía verdadera de un poeta de verdad (¿para qué sirve la poesía si no se la asume como una cotidiana y trascendente manera de respirar / de vivir?).
Y en la vida erramos y acertamos, escribimos buenos y malos versos, y -para avanzar positivamente- agradecemos a quienes nos ayudan a mirar y a escuchar con creciente lucidez y sentido de la belleza. Una muestra de la poesía que nos regala José María: “El edén es la tierra” // “Esto implica reconocer / las flores y su belleza. / A veces tanto dolor / nubla nuestra mirada / y vemos cosas y acciones / tan diferentes a la realidad / que la ficción no existe. // El jardín está rodeado por el verde / pero otros colores se creen / con la fuerza de agregar / profundas realidades interiores. // En la parte interior del jardín / están nuestros temores más profundos. / En la parte metafórica vuelan abejas, / picaflores, mariposas, incluso moscas / y reparten la vida necesaria. // Nuestras vidas están en el jardín. / La tierra es el jardín, / nosotros los gusanos”.
Agradezco nuevamente al poeta José María Memet por haberme invitado a la presentación de su libro “El cazador de instantes”, y por el privilegio de contar con su amistad.

Elicura Chihuailaf
Poeta, miembro de la Academia Chilena de la Lengua
Temuko, Julio de 2010


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Crítica de Ignacio Rodríguez: Pulsar
Presentación de Elisa Maturana: Pulsar
Nota de Omar Cid: Pulsar
Nota de Ana Montrosis: Pulsar

Elicura Chihuailaf. Premio a la Mejor Obra Literaria en Poesía (1994), otorgado por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile. Entre sus libros figuran: El invierno y su imagen (1977); En el país de la memoria (1988); De sueños azules y contrasueños (1995); Sueños de luna azul (2008); Recado confidencial a los chilenos (1999, ensayo). También: Todos los cantos / Ti Kom vl (antología y versión al mapudugún de la poesía de Pablo Neruda), Canto Libre / Lliz lkantun (antología y versión al mapudugún de la obra de Víctor Jara). Antología XII Encuentro de Poetas Iberoamericanosen homenaje a Elicura Chihuailaf, Ediciones Rústica, mapudugún y español. España, Salanca, 432 pp. 2009.
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1 comentario:

  1. Estimado compañero: para mí también ha sido una sorpresa desagradable haber leído la crítica de Ignacio Rodríguez a El cazador de instantes de José María Memet. Confiweso que no he leído el libro completo, pero sí lo suficiente para hacerme un juicio valorativo bastante positivo al respecto.
    Respetando siempre las ideas contrarias a las propias puedo afirmar que cada uno de los argumentos que se esgrimen tienen un halo de tendenciosidad y no demuestran lo afirmado. La supuesta nobleza nunca puede ser extrínseca, ya José María Memet la ha fundado en sus versos desde hace muchas décadas. Estos poemas tienen un extrañamiento verbal suficiente para afirmar que tienen vida de por sí, por encima de la intención sociopolítica, sentimental, etc.
    El poeta cuenta con los recursos retóricos suficientes para no recurrir a los estereotipos. Él sabe más que nadie que éstos son los que asfixian los significados de las palabras.
    Por cierto, los significados son per se estereotípicos, casi inamovibles y lineales. José María recurre al sentido mismo, el sentido del habla y la memoria lingüística y viva del pueblo, único dueño de la poesía.
    Sinceramente, calificar un libro así de "libelo" me parece sospechosamente tendencioso, decir que dice José María o el yo lírico del poemario es mentira también.
    El hecho de mostrar algunas estrofas nada demuestran. Si se recurre a una sinfonía, por ejemplo, podríamos extraer todas las partes que quisiéramos y las veríamos imperfectas. No así la unidad, pues el concepto de sinfonía se basa en la imperfección de lo perfecto.
    Un abrazo desde Canarias.
    Antonio Arroyo Silva.

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