miércoles, 3 de febrero de 2010

Feria Internacional de La Serena: Valeria Zurano



por Alfredo Lavergne


De toute façon,
c'est l'amour qui l'emporte.
Jean-Paul Daoust

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Hablemos de Valeria Zurano, escritora y poeta que nos visita estos días del Encuentro Internacional de Escritores de La Serena. De la amiga que un enero del 2008 se presentó y editó en Chile El Gran Capitán, crónica de un viaje al litoral que en poesía/prosa recrea; “Algunos dormitan sobre hombros ajenos y se les cae la cabeza y no se sabe qué hacer con la cabeza”.
Escribo del acierto de Editorial Cortina de Humo de Chile, que el año 2009 insiste en Zurano con El libro de las hormigas, y cito el retrato de su palabra; “Ahora que siento que el lenguaje me ha despojado, me ha quitado a mí misma, puedo volver al comienzo, al principio de todo, entonces te hablaré de la carta que escribo; de las comas que estorban y suplantan el quiebre, de las máscaras de los infinitivos, del vértigo de un punto, de esas suaves sombras sordas de los adjetivos, de la condena que propone el sustantivo”.

Valeria, se detendrá en cada uno de los quioscos de La XXV Feria Internacional del Libro de La Serena, ubicada en La Plazoleta desde el Viernes 5 al 20 de Febrero del 2010, irá a la Librería Macondo de La Recova de la ciudad, subirá al segundo piso y compartirá versos con el poeta de la región Arturo Volantines, visitará Coquimbo para encontrarse con el vate Javier del Cerro, conversará fraternales cervezas con el escritor chileno Gregorio Angelcos, se interesará por la histórica literaria de la revista Añañuca del maestro Samuel Núñez, regalará mesas literarias junto a la poeta Teresa Calderón, leerá fragmentos de sus obras al público y escritores que invita el Alcalde Raúl Saldívar de La Municipalidad de La Serena, observará a los turistas, fijará su ojo en el horizonte y preguntará; - Qué pensás. Y será porque indaga. Así trabaja la escritora, la poeta que habla a las manos y camina cotidianamente a la hoja; lugar en que todo le es posible.


De su libro Las damas juegan ajedrez

Esta forma perspicaz de encender tu hoguera

Esta forma de guardarme en los caminos de tu cuello en el silencio de tus ojos en la forma de tu boca cuando ambas caemos en el amor espeso de la noche cuando la noche nos da sus horas para ser la gran tormenta que se anuncia. Esta situación de hacer malabarismo con los días con el injusto dolor que proponen los días con esos tonos grises de la historia mientras se deshace la piel si la brisa de tu aliento se acerca y ya no podemos más que vaciarnos hasta quedarnos dormidas sobre nuestros cuerpos. Esta extraña melodía de escuchar tu voz en el eco de un caracol abandonado y cuidarlo del silencio mientras estoy muda y callada ante la ola que te envuelve. Esta manera de deshacernos de derrumbarnos delicadamente sobre el deseo sobre las telas que nos desvisten sobre el sol que nos despoja sobre la deliciosa idea de sentir que nos vamos perdiendo. Esta endereza para soportar la distancia fina y cruel como una aguja como si tu vida pudiera ser raptada por las aves como si esperar fuera el destino del juego del tiempo como si esa aguja se clavara en la sombra en los espejos en la lluvia en las hojas secas que duermen el sueño de nuestro amor.


El agua

El agua en la olla hierve. Mis manos y el frío. Te fuiste hace tiempo. La sal se consume. La cocina se hunde en vapores que suman la oscuridad que viene avanzando a través de la ventana. El agua en la olla hierve. Nada hay para echarle sólo esta tortuosa idea de saber que las horas se colman de imposibles. Te llevaste mis manos. La sal se evapora. Tengo toda la noche por delante. El agua en la olla hierve. Pienso en lo que tal vez estés pensando, pienso que a lo mejor te encontrás en un rincón oscuro pensando en mis ojos pensando esta ausencia pensando en esta incapaz necesidad de perdernos. No puedo perderte. No puedo dejar que tu distancia carcoma los huesos los días. El agua en la olla hierve. Para qué hierve. Para qué si aún no llegás. Para qué si los caminos no te anuncian. Te fuiste hace tiempo. Hace demasiado tiempo. Pienso que quizás tus brazos me esperan y no lo saben, que vas a otros brazos para olvidarme, que alguna razón te aparta y no lo decís, que te dormís cansada de esperar, que te pienso y me pensás y entonces nos pensamos en el mismo instante en lugares opuestos. El agua en la olla hierve. Para qué hierve si no es para marcar los minutos que pasan. Mis manos y el frío. La sal que se evapora. Las burbujas desesperadas bailan en la soledad que me tiene, el insomnio que me apresa, la invocación de tu presencia, el alma ensimismada. El agua en la olla hierve y no hay regreso. La sal que se evapora y se hace pena.


Ojalá no hubiera sido así

Voy a vomitar. Aunque me digas que es tarde que es imposible que esto de dar qué hablar es imposible que puntualmente vernos una vez más es imposible. Voy a escupir. Y no me importa si se abren las sombrillas si los diarios atajan o alguien pone la mano. No, no me importa. Voy a escupir igual. En la sombra de tu sombra deletreando las palabras del cinismo cotidiano de la presencia omnipotente de apuntar al blanco. Voy a vomitar feroz y desdichada. Escondida detrás de las flores con el cuerpo contorsionado y endurecido con los ojos agotados y el estómago chillando con las manos sosteniendo lo que fluye a borbotones.
Te sumergís en esa felicidad inexplicable en esa súbita alegría en esa forma descabellada de andar por el alma ajena. Te guardo esta locura fermentada te guardo el pulso desequilibrado de las noches te guardo las pesadillas y el recuerdo que tengo bajo la almohada. Voy a escupirte de arriba hacia abajo sin remordimiento sin una sola porción de culpa sin dudarlo un segundo como si hubiera crecido pensando en eso como si todos los días lo repitiera en voz alta como si hubiera planeado esto antes de encontrarte. Y quitarte del centro y librarme de vos.
Tu forma de ir por la vida sin vida. Tu maldita forma. Voy a escupir igual. Aunque esos ojos ingenuos me miren desde la puerta. Aunque te asustes y temas por vos misma. Aunque no entiendas de códigos ni de compromisos ni de ser consecuente en acción y pensamiento. Voy a vomitarte. Quiero darte asco. Quiero que te arrepientas de mi presencia. Quiero que te escabullas entre la multitud. Que sientas miedo que me odies. Voy a escupirte sin clemencia. Aprendiendo la impiedad la intolerancia. Tu cinismo a la basura. Tu cinismo putrefacto hecho caldo pestilente sobre el rostro. Quiero que tragues sin emitir sonido. Quiero que comprendas que ya dejé de escupir a la inversa.


Valeria Zurano, 1975, Buenos Aires. Ha publicado los siguientes libros: Operación Claridad. Ediciones Ramos Conspira, Buenos Aires, Año 2009. (Mención en el II Concurso Todo Poético, año 2009). El libro de las hormigas. Editorial Cortina de Humo. Chile. Año 2009. (2do. Premio en el Concurso Internacional de Ediciones Patagonia, Argentina, año 2008). El Gran Capitán-Crónica de un viaje al Litoral (Poesía en prosa) fue editado en Chile por Ediciones Cortina de Humo, Patrocinado por la Agrupación de Escritores Ricardo Latcham, en Enero de 2008. Las Damas Juegan Ajedrez (Poesía en prosa) Editorial Alción en Diciembre de 2007. Barco en Llamas (poesías y cuentos) forma independiente con el sello Escritores Independientes Unidos. Año 2003.
Integró numerosas Antologías, entre ellas, “Tránsito de fuego”, selección de jóvenes poetas latinoamericanos 1972-1990, por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, Caracas 2009, Venezuela.
Ha recibido varios premios, los más recientes: Mención honorífica en el VI Concurso Nacional Macedonio Fernández. Jurado: Jorge Boccanera, María del Carmen Colombo y Javier Adúriz, Buenos Aires, Argentina, año 2009. Primer Premio del IX Concurso Nacional de Cuento Corto Babel, Provincia de Córdoba, Argentina, año 2009. Primer Premio Concurso Nacional de Poesía “Leopoldo Marechal”, Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Morón, Buenos Aires, Argentina, año 2008. Mención especial por el libro “Operación Claridad” en el mes de Marzo de 2009 en el III Concurso Internacional de Poesía “Todo Poético 2008-2009, Argentina. Segundo Premio en el Concurso Internacional de Ediciones Patagonia, por “El libro de las hormigas”, Argentina, 2008.
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