jueves, 11 de febrero de 2010

El Alcalde Raúl Saldívar de La Municipalidad de La Serena y La XXV Feria Internacional del Libro de La Serena

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Invitan al evento literario y presentación de Libro de las hormigas, editado en Mayo de 2009 por Ediciones Cortina de Humo, Chile y Operación claridad, editado en Julio de 2009, por Ediciones Ramos Conspira, Argentina…. De la escritora argentina Valeria Zurano

La Serena.
Viernes 12 de febrero
Escenario Central de la Plaza Gabriel González Videla.
.............Y Conversación con la Escritora
...................Sábado a las 12.30 horas.



..........¿Acaso no veis cómo alguna de vuestras compañeras
.........................queda agonizando en el camino?
..... ...El mismo camino que recorrimos juntas hace instantes
........ .....y que ahora también juntas nos lleva a la muerte.
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Valeria Zurano


por Gregorio Angelcos

El proceso poético de Valeria Zurano desde el año 2007, año en que nos conocimos hasta la fecha, ha ido creciendo y se fortalece en el tratamiento del texto. Su lenguaje estético es duro, golpea y provoca un impacto por la reproducción simbólica de ciertos segmentos de la realidad, que pasan desapercibidos para nuestra mirada cotidiana sobre el entorno en el que vivimos. El hombre transita en estado de inconsciencia, casi ciego ante la problemática en la que está inserto, mira pero no ve, porque ha perdido la agudeza y la sensibilidad frente a su propia vida y a la vida de los que coexisten en la ciudad.
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El filósofo Jean Paúl Sastre establece en su obra “El existencialismo es un humanismo”, tres categorías del SER: el Ser en sí, el ser para sí y el ser para con los demás. En términos generales, el sujeto que reside en los espacios diseñados por la arquitectura de una urbe, se ha desintegrado. Vive disociado entre la materialidad capitalista que es en esencia la que nos propone el neoliberalismo contemporáneo, y la necesidad de crecer como persona.
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Un permanente conflicto entre lo exógeno y lo endógeno. Su realidad externa con su vida interior no converge, porque la modernidad lo ha sumido en la vorágine del trabajo, los desplazamientos y la lucha por la subsistencia, porque necesita el dinero como una finalidad urgente. Por esto, el hombre de la ciudad se detuvo en la primera categoría Sartriana, el Ser en sí. Su cultura es predominante biológica, come, habita, consume, y ese consumo lo consume, hace que desaparezcan otras variables para su progresión, como es el gusto por la belleza, una ampliación de los sueños, un reconocimiento consciente de la plaza en que habita, una postura rebelde y enérgica frente a las inequidades que asumimos como naturales, y por esto, le restamos importancia.
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Bueno, Valeria Zurano, trasciende lo estrictamente biológico, sale de sí misma y razona vinculando sus tres categorías, desde su propia identidad, porque no todos la tienen y muchos la han perdido, que es su estructura sicosomática, va percibiendo estos mínimos detalles, paradójicamente tan grandes, tan humanos, enriqueciendo su vida con su experiencia individual, la que potencia su condición de poeta, y luego el compromiso sensible con los otros, que son anónimos, distantes, lejanos, pero que intervienen nuestras vidas con su sola presencia en las nuestras.
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Su condición humana se caracteriza por la agudeza con la que asimila la realidad, por una parte, y la forma específica con la que procesa la información, lo que determina un perfil de escritura a partir de los contenidos de su obra, marcando un estilo que la distancia de la poesía intimista, en el que el poeta idealiza sus propios lamentos marcados por su dolor, su amor o sus fracasos.
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A Valeria le incomodan las injusticias y los estados de enajenación del hombre, la sumen en una rabia creativa, así nos sorprendió con la publicación de su libro: El gran Capitán, un discurso poético de denuncia sobre el tránsito de un tren que inicia su recorrido en Buenos Aires llegando a su destino en la frontera con Paraguay. Es un relato, una crónica de una gran profundidad existencial, que conmueve a medida que uno viaja a través de la lectura.
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Hoy nos presenta El Libro de las Hormigas, poética en la que hace una analogía entre la vida de los insectos con la vida de los seres humanos que integramos estas sociedades contemporáneas. Los insectos se perciben como humanos y los humanos como insectos. Cito unos versos del libro: Una hormiga está destinada a no soñar / como muchos de nosotros / está destinada a no saber de si misma / a erradicar lo que en algún momento / los sentidos evocan. Las hormigas no hacen canciones / tampoco conocen la verdadera / amenaza de los pasos sobre sus cabezas / una hormiga está destinada a no ser soñada jamás / como muchos de nosotros.
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Y es que en la poética de Valeria predomina el texto sobre el hablante lírico, ella transita desde su anonimato entre miles de seres desconocidos que caminan, se cruzan, no se miran, se trasladan con sus ojos mirando casi siempre al esqueleto, casi nadie tiene conciencia de su existencia, pues la lucha por la subsistencia los devora, aniquila sus peculiaridades más esenciales convirtiendo su condición humana en masa acrítica; entonces aparece la voz de la poeta para develar la sumisión colectiva, son hormigas desprovistas de sentido de solidaridad, incluso las observa inertes, estáticas, con dinámicas muertas, el movimiento de sus vidas no evoluciona, entendido este término como una búsqueda por el crecimiento, el devenir es la muerte, y entretanto, no aparecerá la vida en todas sus dimensiones, no habrá sensibilidad, no se agudizarán los sentidos para percibir la belleza. Es la inconsciencia desprovista de todo sentido ético y estético.
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El libro de las Hormigas, es un alegato en contra de la deshumanización de la vida, es una nueva forma de hacer política desde la poesía, un rechazo al modelo económico de fundamento neoliberal, donde el rol de los objetos es más prominente que la realidad de los sujetos.
El mercado determina el funcionamiento de la vida colectiva, y los valores son una mera anécdota de un tiempo pasado; Valeria hace un diagnóstico de estos malos síntomas de la sociedad contemporánea a través de una representación imaginaria entre sociedades carentes de cerebros, funcionales, y sin mucha capacidad de observación crítica.
La primera, la de las hormigas, laboriosa, un poco mecánica, pero de colaboración, instintivamente solidaria y de funciones compartidas, con una división del trabajo destinado al perfeccionamiento de las funciones sociales, la otra, la humana, disgregada, castrada de sus afectos, agresiva en el tipo de relaciones, ausente de cualquier propósito dirigida hacia una felicidad más plena.
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Valeria nos propone una obra que nos despierta de esta pesadilla que es la modernidad que no escogimos, invitándonos a transformar las relaciones humanas, y de paso, a transformarnos para vivir en un paisaje de una atmósfera donde el amor y los sueños constituyan un patrimonio del hombre que vaya más allá del mecanicismo materialista que nos propone el capitalismo.
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