MISERERE
No soporto más
mis cicatrices están al rojo vivo
no me alivia la palabra
ni la Palabra
me pierdo en una maraña de ideas
tan sólidas
cuán etéreas al tacto
cuando lo que necesito es palparte
que me abraces, tú
no otra, no otro
Padre, Hijo y Espíritu Santo
en una mirada
un Tú inexorable
que quite de mis manos
esta navaja
que devuelva el quicio
a esta mente disparatada
enajenada de ideas, de palabras
lo que vuela, lo que grazna
lo que engaña mi total ignorancia
¿Dónde está Cristo resucitado?
El que rompa mi claustro
el que haga florecer este páramo
hombre, mujer
que me dé la certeza de lo eterno
en un abrazo
No tengo más fuerzas
sin embargo mi cuerpo resiste
aun cuando insista en golpear
a las puertas de la muerte
en los cotidianos excesos
La muerte se niega
Y me aferro a lo efímero
otros brazos, otras miradas
que van y vienen, sin poder asirlas
del paraíso a los infiernos
en los infiernos las ideas
el paraíso, carne, ojos, presencia
Pero no basta
sólo basta lo eterno
Presencia como certeza
donde las palabras cobren sentido
y en la espera no tiemble
de miedo a no volver a verla
y en el error no tema
en el cotidiano crimen
no tema perderla
¿Cristo resucitado, dónde se encuentra?
CIMA SIMA
Temía aquel encuentro
como se teme ante una batalla
temblaba, rogaba
sufría cataclismos
De pronto hubo una brisa leve
Eran sus ojos en la entrada
Después tristeza
como un jardín de otoño en calma
Caía tenue la hoja
de la rama más alta
Fueron instantes de cielo
en esa mirada
Jesús anduvo sobre las aguas
Cuando acabó todo
y ya la hoja se arrastraba
el antiguo destierro
era otra vez, gusano
carcomiendo mis entrañas
DE PROFUNDIS CLAMAVI TE
El cuerpo corrupto que llevo
toda la sangre derramada
efluvios tibios que corrieran
límites transgredidos
en el vacío y el sin sentido
vislumbré afuera, afuera
el Infinito
Llevo cuatro nombres en el pecho
Marina, Narcisa, Magdalena y María
y otros tres también adentro, adentro
Violeta, Matilde y Paulina
Y desde la tristeza más honda
en cada uno también lo infinito
Entonces un batir de alas rotas
deseo que amanece
y el encantamiento que es árbol de mirada verde
que ya busco el agua vida
Insondable y recóndito
si basural o jardín florido, busco
El rocío que trae el alba
es belleza en podredumbre y lozanía
sol que alumbra agua clara y charco oscuro
Todo lo que soy, mi alma entera
no es a pesar, es a través
Bajas pasiones y tugurios
como naranjos en flor y perros vagos
de todo aquello ha nacido el árbol
Busco el rostro de lo eterno
en el cotidiano perdido y olvidado
Mas porque el miedo no me deja
y la desesperanza nubla tantas veces mis sentidos
humana condición:
¡Desde lo profundo clamo a ti, oh, Misterio Infinito!
PAULINA IBIETA CRUZ. Concepción, 1977. Obtuvo mención honrosa en el Concurso Nacional Armando Rubio Huidobro, auspiciado por Chilepoesía, la Fundación Neruda y El Mercurio. Es Premio Consejo Nacional del Libro. Ha sido editada por Mosquito ediciones y la Editorial Cuarto Propio. “La herida” y “Humana condición”, respectivamente. Paulina Ibieta, es una de las voces poéticas jóvenes más destacada de la ciudad de Concepción y de la región del BíoBío.
PAULINA IBIETA CRUZ. Concepción, 1977. Obtuvo mención honrosa en el Concurso Nacional Armando Rubio Huidobro, auspiciado por Chilepoesía, la Fundación Neruda y El Mercurio. Es Premio Consejo Nacional del Libro. Ha sido editada por Mosquito ediciones y la Editorial Cuarto Propio. “La herida” y “Humana condición”, respectivamente. Paulina Ibieta, es una de las voces poéticas jóvenes más destacada de la ciudad de Concepción y de la región del BíoBío.
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Tu rostro una sonrisa aunque tus ojos permiten intuir apenas lo que nos diden tus hermosos poemas: melancolía, soledad tristeza,casi desolación, puesto a elegir prefiero que se salve la poesía.
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