"Con el corazón abierto de arriba a abajo/ húmeda la boca como para beso,/ toma mis manos, mis ojos, mis oídos/ mira las murallas y su mensaje:/ así hemos cumplido" . Uso las mismas palabras con que hace 62 años despedí a Ricardo Fonseca y que José Miguel comentara tan generosamente en el "Democracia", del 23 de diciembre de 1951, cuando apareció el libro "Cantos del encuentro". Era el tiempo en que las murallas eran el diario del pueblo, el "papel de la canalla", como vilipendiaba la Derecha. Coincidimos en esta larga etapa de luchas contra la Dictadura inicial del Gabriel González Videla y finalmente contra la Dictadura capital de Pinochet. Pero, entretanto, estuvo la recuperación de la legalidad, la reaparición de El Siglo, el desarrollo del socialismo en el mundo, nuestro vertiginoso crecimiento en lo político, ideológico, parlamentario, el primer Rector de nuestras filas y, muy especialmente, en lo artístico-cultural. Escritores comunistas, entre otros, Neruda, Cruchaga Santa María , José Miguel Varas, Efraín Barquero, en Música Gustavo Becerra, Fernando García, José Balmes en Pintura y progresistas fueron laureados con el Premio Nacional de Literatura y de Arte, de plástica y de Música y, también, con el Nobel; con los premios municipales, todos por sus méritos, pese a la desatada persecución. Coincidimos con José Miguel en Praga, a principios de los años 60, cuando se encontraban cortadas las relaciones diplomáticas entre nuestros países, su voz se escuchaba en el mundo a través de las ondas checoeslovacas, de ese tiempo, como posteriormente se oyó a través del programa "Escucha, Chile", de Radio Moscú, que alentaba nuestras esperanzas. José Miguel Varas, fiel a sus convicciones estuvo presente en todas las acciones culturales post-dictadura. Jamás negó su colaboración. Estuvo entre los presentadores de la Antología "El lugar de la memoria. Otro mundo es posible", 172 poetas y narradores, editada por nuestro Colectivo de Escritores Comunistas "Luis Enrique Délano", en la Fiesta de los Abrazos, en el 2008 y estuvo en un diálogo que sostuvimos en la Sociedad de Escritores de Chile (SECh.), hace un par de años, sobre uno de sus libros que amaba "Los sueños del pintor", semblanza de Julio Escámez, y en la despedida final, hace algunos meses, de nuestro gran compañero de lucha y de sueños, Jorge Soza Egaña. Estará, igualmente, en la Antología del Centenario del Partido Comunista, que prepara nuestro Colectivo. Nos unía, además, la relación filial que tenía con René Largo Farías, su cuñado, con el que estudiamos juntos en la Escuela Normal Copiapó, donde fuimos duramente sancionados por ser dirigentes del Centro de Alumnos, cuando se realizó la primera huelga, con toma de local, en un establecimiento de educación.
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Leído y almacenado en el alma.
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