Editorial La Silla, BíoBío, 2009
Por Ingrid Odgers
“…La luna entre sus manos
acaricia el alma, vigilante.
acaricia el alma, vigilante.
El sol aguarda al final
de todos los universos…”
de todos los universos…”
M.R.R.
¿Desde dónde viene el canto de Mariela Ríos Ruiz-Tagle?
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Estos versos aéreos, delicados que escrutan la muerte, que instan a la búsqueda, que canta al amado que nunca fue y marca una vida sin destino, que se mira en el espejo, que camina sin piernas y vuela, a la que “aguardan todos sus muertos”, y se encuentra dibujada en pentagramas donde el tiempo “arranca despavorido”.
Mariela “comulga secreta y clandestina con el día, con la noche” y enmarca su obra en la poesía latinoamericana, en la necesidad de ser amada, en la inquietud por la muerte, tal como lo escribieron poetas como Alfonsina Storni, Delmira Agostini y Amado Nervo, entre otros.
La escritura de Mariela Ríos Ruiz- Tagle cruza los senderos del modernismo y el postmodernismo.
Encontramos hilos del gran poeta colombiano, uno de los más importantes precursores del modernismo, José Asunción Silva, en la desazón por el paso del tiempo: “Se disipa entre agónicos suspiros / el día, rumbo a su oscuro laberinto naciente/ la noche, ocultándose entre sábanas corroídas por el polvo/ del tiempo,…”, o en: “Si el tiempo de los ojos / Nos / dejara mirar los ojos del tiempo.”, en la idea omnipresente de la muerte, la poeta señala: “Soy muerto sin dolor, fantasma dueño de mi circo” , o cuando expresa: “Todos mis muertos me aguardan”, el anhelo de belleza: “Posee una espada y su nombre es Amor. / Amor que se encarna día a día en la palabra.”
Su trabajo escritural abraza el postmodernismo, con una poesía impregnada de intimismo pero con una expresión más contenida y sencilla en la línea de poetas como Mistral, Storni, y la uruguaya Juana de Ibarborou. Y es que las voces del intimismo sudamericano tienen nombre de mujer: Alfonsina Storni, que reivindicó la condición de la mujer y su poesía tiene una etapa entusiasta y otra muy pesimista. El intimismo de la uruguaya Juana de Ibarbourou es más optimista. Sus versos son de felicidad y amor por la vida, horror por la muerte. Gabriela Mistral, su poesía es sencilla y delicada, con temas como la muerte, el dolor, la soledad.
Al contrario de las modas urbanas, la poesía intimista se encuentra arraigada en la cultura hispanoamericana, en el sentimiento de su gente y el fervor del verbo lírico.
Su concepto no es simple. Representa siempre un deseo intenso de armonía. Reencontrarse con la belleza de lo que es armónico, y en el plano cultural, hablamos de un campo amplio que incluye lo socioeconómico y político.
La poesía intimista requiere madurez para proyectarse. En ese sentido propone un mundo ajeno a la violencia, es espléndido en sus reflejos de la naturaleza y elementos limpios, tanto, que constituyan en si mismo parte del sentir discursivo.
El hablante, no es otra que aquella que desea romper un mundo de males, un mundo invadido por la tecnología y la indiferencia.
Esta breve antología abarca etapas diversas y distantes. Al reunirlas en un volumen único sitúa su obra en el ámbito del debate entre lo inmediato y lo distante, señalando la unión de dos zonas definidas que en la creación poética manifiestan una inalterable posición del espíritu creador: escribir desde la auténtica experiencia.
El fenómeno no implica desdoblamiento, sino alejamiento. No enajenamiento, sino distancia para contemplarla con mejor perspectiva, en la intersección entre realidad y memoria. En los términos recuerdo/memoria y presente/hoy, está la clave de la poesía de Mariela Ríos, sentimientos ocasionados por hechos existentes, realismos. Estímulos concretos y abstractos poéticamente eficaces, la poeta tiene voz y acento propios, en una palabra: autenticidad.
Un siglo, un día, es una obra que impacta por su delicadeza, es el vuelo de un espíritu sensible que plasma no sólo su singular visión del cosmos sino la memoria de los grandes poetas y amigos/as que han marcado su vida ligada a la creación por la palabra y al amor, al amor en su más egregia voz. Nos remece la nostalgia de sus versos, la reflexiva y solitaria mirada, pero en especial su canto a las fantásticas, siderales utopías del ser.
Mariela Ríos Ruiz–Tagle. Santiago, 1951. Antropóloga, escritora, poeta y narradora. Ha recibido numerosos premios y distinciones por su trabajo literario, nacionales e internacionales, entre ellos:
Premio "Latinoamericano Jorge Luis Borges”, Fundación Givré, Buenos Aires, mención cuento corto por "La Prohibición. En 1984, obtiene el Segundo Premio por extenso poema dedicado a la mujer titulado "Madre Espina de Campos Absolutos" en el Certamen Internacional de la revista “Mairena”, publicándose un extracto del mismo en San Juan de Puerto Rico. “Nada es personal en la extrema tarde de rubíes” (1998). Escribe microcuentos, el texto titulado "Fidelidad" fue seleccionado con motivo del Bicentenario en el Libro de 8º Básico, Editorial Santillana.
En 1992 publica la novela "Blue Moon", en Editorial Fértil Provincia. Se publicó reseña de la novela en la Revista de la "Sociedad de Escritores de Chile", escrita por la autora Sonia González Valdenegro. “Diccionario de Escritores y Poetas Latinoamericanos”, Altair Publicaciones. 160 autores, 15 países. Buenos Aires. Argentina. Publicó en el año 2009 la primera edición de su antología poética breve, “Un siglo, un día” y en el año 2011 “La vida en breve”, un libro de microcuentos, trabajo narrativo al que dedica especial atención y en el cual se destaca.
Más de la poeta y escritora
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