El escritor no escribe para sí mismo, lo hace con el afán de llegar a todos pero en muchos casos, se encuentra con dificultades para que su obra vea la luz. Las editoriales suelen rechazar a los autores noveles porque tienden a apostar sobre seguro. Alguien con más renombre y una mala obra es más publicable que un desconocido. También está la censura que imponen los medios de comunicación para defender los intereses económicos y valores que ellos representan.
Y no hay que olvidar la autocensura que los propios escritores se imponen al aceptar las ideas y valores impuesta al conjunto de la sociedad por el mercado.
El poeta promociona su nuevo libro-autoedición:
Interesados en adquirirlo,
correo Robledo2008@hotmail.com
El precio es de 12 Euros.
Selectos de: Aires de libertad
-Versos y prosa de peregrino–
Ven a mi puerto mujer
Ven bella mujer,
musa de los vientos.
Ven musa de poetas,
desvelados en tus brazos
en sus noches de insomnios.
Ven musa de marineros náufragos
en la mar del amor y el desamor.
Ven mujer, pasión de los volcanes
habitando en tu cuerpo,
calma de los silencios perpetuados a los pies
del claro de luna,
caja de Pandora suspendida
en los cerrojos de las habitaciones,
acechando y ofreciendo la tentación
de ser descubierta...
para sorprender
con lo desconocido emergiendo
de tus mundos interiores.
Ven a mi puerto mujer.
¡No te detengas!
que no te venzan tempestades,
palabras de enamorados,
susurros de amantes fortuitos.
Que nadie ni nada te detenga.
ven a estas costas,
a mi puerto, aquí en Valparaíso,
desde siglos milenarios te espero
tejiendo poemas
en el viento,
en el horizonte,
mientras la brisa marina
susurra tu nombre.
Ven mujer amor
mujer pasión
mujer ternura.
Ven a mis atardeceres
sentados en el muelle Prat,
ahí en el puerto….
eres los tres deseos en la caída
de una estrella fugaz.
Tiene fuego en el cuerpo cuando baila
Ella me dijo que cuando baila
tiene fuego en el cuerpo y en el alma.
Voy buscando los signos, los códigos,
los elementos terrenales,
suspendidos en los laberintos del destino
que me lleven a las constelaciones de su alma,
a la geografía de su cuerpo,
a renacer en la pasión
de los volcanes despertándose en ella,
al deseo, al ritmo y a la candencia
de la pasión infinita.
Ella tiene fuego en el cuerpo cuando baila.
Balada para una poeta
Ahí estás sentada en medio del salón,
El cuerpo inclinado hacia atrás
levemente suspendida del cigarro.
Tus pensamientos vuelan cabizbajos
entre el humo del tabaco.
Te hablo desde la distancia,
mi voz no te alcanza
la tuya me trae la melodía, el ritmo,
la candencia de tus poemas.
La vanguardia y la post-vanguardia,
tu revelación de que no lo son.
Ahora sé que reinventas palabras,
que construyes castillos en el aire,
vuelas a los mundos interiores
del universo de tu alma,
eres poseída por todos los elementos,
en todos los lugares, en todos los momentos
en todas las pasiones.
Abrazada a un poema te transportas
a una nueva galaxia,
regresas a la tierra,
tu vida terrenal y cotidiana.
Desde fuera de los límites
de tus poemas, lejos de tu vía de escape.
Me dices "hasta pronto...tengo que dejarte"
Ahí te quedas en medio del salón,
suspendida del cigarro, debatida,
la cabeza levemente inclinada
hacia abajo
entre el humo del tabaco y la soledad.
Aires de libertad
Quiero desenterrar las palabras
sepultadas bajos los restos
de las estrellas muertas.
Caminar, indagar los laberintos de la vida,
hundir mis manos, mi mirada, mi ser
en medio de la vida y renacer en la palabra,
en cada verso de un poema.
Poesía, canto universal
asume el desafío del presente.
Materializa en las palabras las ideas necesarias,
se proyecta al futuro, en la lucha de cada día.
Camina junto al pueblo portando palabras,
versos germinales, aires de libertad en carreteras,
en caminos rurales, selvas, océanos, desiertos,
estepas, valles, praderas y cordilleras.
Poesía, brisa, vientos del pueblo, aires de libertad.
Son las voces de las gentes,
de los trabajadores de la ciudad y el campo.
De los pueblos aborígenes que luchan por sus
derechos y sus tierras.
Poesía portadora de sentimientos
que mueven al mundo.
No juzga los tiempos.
Sólo quiere dar testimonio de ellos.
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