por Omar Cid
Hegel, del profesor Carlos Pérez, es un texto provocador, donde se da cuenta de un proceso de reflexión, hecho desde el trabajo mismo de aula, el discurso claro, certero, con matices de ironía permanente, lo vuelven un texto digerible, pero destinado a la doble y triple lectura.
El libro contiene tres partes perfectamente detectables donde se da un contexto histórico del personaje para luego profundizar en dos de sus textos como son: La Ciencia de la Lógica y la Fenomenología del Espíritu.
Pérez, elabora su texto situando al maestro alemán, en el lugar donde siempre se sintió más cómodo, en el mundo, de ahí que se clasificara a sí mismo como “un filósofo mundano”.
Una de los méritos del texto, es la confianza del autor, en la necesidad de recuperar o al menos volver a reflexionar sobre Hegel, sin las trabas o prejuicios expuestos por filósofos en otro momento.
Ante los discursos que insisten en la volatilidad del lenguaje, la fuerza de la imagen por sobre la reflexión y la letra, y por tanto, del cansancio de los grandes discursos y meta-relatos, extendiendo con ello documentos de defunción a cualquier propuesta racional, como la hegeliana, nuestro autor, es capaz de explicar las razones que hacen de Hegel un pensador en escena permanente, más allá de las propias críticas que se tengan sobre él.
La porfía de Pérez, al no darlo por muerto, comienza a dar frutos en la medida que los orígenes de la modernidad se encuentran ligados al pensamiento de Hegel.
El esfuerzo por tanto de los posmodernos, entendiendo por ellos a “los hijos de la modernidad en constante reflexión” no pueden dejar de lado el camino emprendido por Hegel, ya que aporta la conciencia sobre las limitaciones y equilibrios precarios sobre los que se levanta el edificio moderno.
La claridad de Pérez, sobre este punto, dan al libro la fuerza necesaria para confrontarse con difíciles tiempos, donde la disolución, la hibrides y la cobardía azotan el escenario intelectual chileno, hablando en clave teológica, el texto se transforma en profético, en la medida que re-inserta al filósofo marginado, en el debate actual.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, actual Alemania, 1770 - Berlin, 1831) Filósofo Aleman. Estudió primero en el instituto de su ciudad natal, y entre 1788 y 1793 siguió estudios de teología en Tubinga, donde fue compañero del poeta Hölderlin y del filósofo Schelling, gracias al cual se incorporó en 1801 como docente a la Universidad de Jena, que sería clausurada a la entrada de Napoleón en la ciudad (1806).
Al tiempo que se introducía en la obra de pensadores como Schiller, Herder, Lessing y Kant, Hegel compartió con sus compañeros el entusiasmo por la Revolución Francesa. Aunque al principio se hallaba muy próximo al idealismo de Fichte y Schelling, a medida que fue elaborando su propio sistema filosófico, ya profesor en la Universidad de Heidelberg (1816-1818) y luego en Berlín (1818-1831), se alejó progresivamente de ellos.
El de Hegel es el último de los grandes sistemas concebidos en la historia de la filosofía. La «contradicción» significa aquí el conjunto de oposiciones que había venido determinando la historia de las ideas desde el pensamiento clásico: lo singular y lo universal, la Naturaleza y el Espíritu, el bien y el mal, etc. La superación de la contradicción debe llevarse a cabo a partir del pensamiento «dialéctico», cuyas fuentes están en Heráclito y en Platón. (Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía)
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