Ángel Pizarro
Estamos viviendo la época de las despedidas, una a una, de nuestros compañeros de generación, de oficio y de profesión, de nuestros camaradas de ilusiones y de sueños, de nuestros compañeros de luchas, de triunfos y fracasos, de celebraciones y de llantos, militantes sin descanso de una "causa invencible", a pesar de las derrotas, del dolor, de la pobreza, del hambre y del hartazgo, de la desolación y de los epinicios. Una palabra para cada uno de ellos, para Jorge Soza Egaña e Iván Cortez, para Stella Díaz Varin, para Luis Vitale ayer y para Mario Ferrero y Edesio Alvarado, ya en un nebulosa lejanía, para mi hermano Erasmo, descubridor de tesoros bibliográficos, para Lientur Escobar, que ayer nomás escuchamos en la Casa del Escritor y para Isidora Aguirre, esa inagotable vertiente de chilenidad y de patriotismo originario, que se difuminará hoy, domingo, 29 de febrero del año 2011, en una nube impalpable de ceniza.
Una palabra para dar vida a la eternidad, que es incluir sus nombres en una eterna memoria fuera de los archivos notariales y de los museos.
Hoy nos toca derramar una lágrima por otro de los nuestros que parte, que parte, y no de nuestro suelo, sino de la patria que lo acogió durante más de treinta y cinco años, "en su transtierro": . Murió en Caracas, la patria bolivariana que amó y defendió hasta el último día de su vida en todos los frentes de la batalla ideológica, porque conocía bien a sus enemigos, por su experiencia chilena, que no olvidaba, como tantos otros refugiados en Venezuela. El 20 de febrero de este año 2011 ha muerto el poeta, dramaturgo y ensayista, Profesor Fernando Lamberg.
Luis Fernando Lamberg Carcovich, nacido el 07 de junio de l928, en Chile, ex-docente de la emblemática Universidad Técnica del Estado (UTE, hoy USACh.), universidad popular, que acentuó su carácter y su excelencia en los tiempos luminosos de la Unidad Popular y del Presidente, Dr. Salvador Allende, al que Lamberg siguió enalteciendo cuando muchos habían olvidado el clima maravilloso de fraternidad y de optimismo creado por nuestro pueblo al culminar, con su ascensión al Poder en l970, la campaña centenaria del movimiento social chileno en pos del cumplimiento de su misión histórica, construir aquí en la tierra la Ciudad del Hombre; Lamberg, miembro del Directorio de la Sociedad de Escritores de Chile (SECh.), durante tres periodos, entre 1964 y 1971, actuando junto a los Presidentes Guillermo Atías, Francisco Coloane y Luis Merino Reyes; miembro destacado del Sindicato de Escritores, que dirigiera Don Benedicto Chuaqui, del Grupo Fuego de Poesía, fuego que arde aún en Chile, y miembro de la Asociación de Escritores de Venezuela, profesor de las facultades de Letras y de la de Comunicaciones, en la U. Católica Andrés Bellos y en Institutos Profesionales, en la capital venezolana; autor laureado por sus obras, entre otros, con el Premio Municipal de Literatura, de Santiago de Chile, y por la Casa de las Américas, de La Habana, Cuba, por su obra "Señores y Señores"; autor de más de una veintena de obras literarias, teatrales y ensayística, desplegó desde siempre en Chile y, luego, hasta su último suspiro, en Venezuela, una intensa labor periodística, ampliamente reconocida en nuestros países y difundida en una docena de páginas en internet.
Recordaremos siempre su modestia y la acendrada fidelidad a sus convicciones comunistas, a la Unidad Popular y al Presidente Salvador Allende y su participación, sin desmayo, en la militancia bolivariana. Su nombre y el de los que siguen militando en la gran causa del bienestar y de la felicidad humana, de norte a sur, sin omisiones, esta grabado a fuego en el corazón de los que compartieron sus ideales y sus luchas.
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