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Baldomero Lillo, Carlos Pezoa Véliz, Pablo Neruda y muchos otros escritores... han impregnado su literatura con temas de la mina y los perfiles humanos atrapados en ella. Y la ficción no supera la realidad. Basten ciertos ejemplos y tenemos retratada la catástrofe de la mina de oro y cobre San José de Copiapó, donde 33 mineros chilenos están atrapados desde el 7 agosto por derrumbamiento. Y lo peor: a causa de falencias de seguridad y prevención de riesgos de la mina. ¿Responsables? Los propietarios del complejo industrial minero San Esteban a la que pertenece la mina San José.
La ficción: "La galería del Chiflón del Diablo tenía una siniestra fama. Abierta para dar salida al mineral de un filón recién descubierto... Los apuntalamientos aumentaba el costo del mineral... Así, se fue descuidando poco a poco este trabajo..., economizando todo lo que se podía"... "La Compañía está en su derecho para tomar las medidas que más convengan a sus intereses" .... Para estos "inermes desamparados..., y contra quienes toda injusticia e iniquidad estaba permitida"... El Chiflón del Diablo de Baldomero Lillo.
Pablo Neruda en un discurso en el Senado (sesión 12 febrero de 1947) sobre la realidad de los mineros del norte de Chile decía a sus Señorías antes de que lo desaforasen: "Acabo de realizar una corta pero intensa gira por la pampa salitrera... y quiero llamar la atención sobre la condición de vida deplorable que llevan los obreros salitreros de Tarapacá. Las condiciones de vida son terribles. No hay un solo servicio higiénico en uso... Tampoco hay luz eléctrica. Los obreros viven apiñados en las pocas habitaciones de que disponen... ¡Cómo es posible, Sr. Pte., tolerar que nuestros compatriotas estén entregados a esta explotación ignominiosa!". Y en la ficción dice Neruda: Cuando usted vaya al Norte, señor/ vaya a la mina "La Despreciada",/y pregunte por el maestro Huerta./ Desde lejos no verá nada,/ sino los grises arenales./Luego verá las estructuras,/ el andarivel, los desmontes./ Las fatigas, los sufrimientos/ no se ven, están bajo tierra/ moviéndose, rompiendo seres,/... Era picano el maestro Huerta./ Los picanos son los que rompen/ el terreno hacia el desnivel,/ cuando la veta se rebaja/ 500 metros abajo/ con el agua hasta la cintura,/ el picano, pica que pica./ No sale del infierno sino/ cada cuarenta y ocho horas... Canto General II: XII El Maestro Huerta. De la mina "La Despreciada", Antofagasta.-
Pero esto NO es ficción. La cruda realidad sacudió la conciencia de Chile y del mundo. Hablo de Copiapó (Atacama), a 801 km de Santiago. Eran las 14:00 hrs del jueves 05 de agosto: un derrumbe se produjo en la mina de oro y cobre "San José", dejando atrapados a 33 mineros. Enterrados a 700 mts. de profundidad. No se sabía si estaban con vida. Más de 5 horas tardó en conocerse la terrible noticia. Intentos de rescate y dos días después nuevo derrumbe. Se comprueba la inestabilidad del yacimiento minero. Los rescatistas excavan un conducto con maquinas (de Codelco) de sondaje, perforadoras, motores robotizados, sondas, algunas traídas del extranjero (Usa, Australia...). Transcurren 18 días hasta que un mensaje escrito con lápiz rojo surge de las entrañas de la mina: Estamos bien en El Refugio los 33: ¡Están vivos! Es domingo. 22 de agosto. Una explosión de alegría sacude Chile. Los familiares de los mineros por fin respiran.
La instalación de cámaras de vídeo y teléfono han permitido a los sepultados una comunicación con el mundo y sus familiares. Las imágenes los muestran con luengas barbas, delgados pero con los ojos brillantes de esperanza.
El rescate de los mineros para devolverlos a la superficie tardará al menos 3 ó 4 meses. Permanecerán en un Refugio de reducido espacio, con altas temperaturas y poca comida. Será el mayor rescate en profundidad de la historia. Ni pensar en fallas geológicas pues el Norte es zona de sismos.
El complejo industrial minero San Esteban tiene 355 trabajadores, la mayoría subcontratados sin seguridad social. Ha habido muchos accidentes: muertos (geólogo Manuel Villagrán), mutilados (Gino Cortés), peligro inminente de derrumbes. La Mina San José "es riesgosa" (Kurt Kandora, ingeniero antiguamente ligado a la mina). Sin un adecuado sistema de seguridad y prevención de riesgos, sin equipamientos para eventuales rescates, "el único interés de los dueños es la rentabilidad" (Vincenot Tobar, ex jefe de Prevención de Riesgos). Hace años la mina fue cerrada por deficiencias en la seguridad. Pero en mayo de 2008 (subida del valor del cobre), se autorizó su reapertura (Servicio Nacional de Geología y Minas, entidad encargada de fiscalizar la minería) sin ser leído los antecedentes de graves deficiencias (Patricio Leiva). ¿Prevaricación de la Autoridad? Tampoco se realizaron trabajos de seguridad y prevención en la mina. El 9 de julio 2010, Inspección del Trabajo de Copiapó fiscalizó la mina San José consignando multas por un conjunto de graves irregularidades, factores de peligro, etc. (No realizar fortificación del techo, incumplir condiciones de seguridad de los lugares de trabajo, no contar con señalización visible en las zonas de peligro, no cumplir el Comité Paritario de higiene y seguridad, no investigar las causas de los accidentes, enfermedades profesionales, etc...., para proteger la vida, salud, la integridad física de los trabajadores).
Así pues parece que la codicia, la ineficiencia y negligencia de los dueños, y la complicidad funcionaria, han sido las causales del mayor siniestro de Chile.
La Mutual de Seguridad (2009) señala que hubo cerca de 200 mil accidentes del trabajo en Chile. Y durante los últimos 5 años 23 graves accidentes en seguridad minera. Dadas las estadísticas, en Chile la cultura de la seguridad de accidentes del trabajo no existe o es deficitaria. Los trabajadores, trabajadoras deben organizarse en fuertes sindicatos para exigir se cumplan las normas no sólo de seguridad sino también en la defensa de sus derechos y reivindicaciones. La vida les va en juego.
Los propietarios del C.I.M.S.E. (Marcelo Kemeny Füller, Alejandro Bohn) dijeron que "no tenían seguros para sus trabajadores", incluso "no aseguraron seguir pagando salarios". "La Compañía está tranquila....". Y circulan rumores de una posible declaración de quiebra de la empresa, dejando en la indefensión a sus trabajadores. Los Kemeny son de origen húngaro; emigraron a Chile "para escapar del comunismo", 1948. Y al parecer, para hacerse ricos.
El marco jurídico, las reglas legales, en general favorece a los grandes intereses. No obstante, los mineros amparados en el Estado de Derecho, presentarán querella criminal para que los dueños de las minas no eludan sus responsabilidades patrimoniales y no haya declaración de quiebra fraudulenta ni distracción de bienes. Desde luego no resulta fácil acceder a los patrimonios personales de los propietarios (pueden transferir bienes, huir, o decir que no tienen dinero, etc.), lo que equivale a una eventual impunidad. Y en tal caso sólo podría tocarse el capital declarado por la personalidad jurídica: la minera San Esteban, por ej., el mayor activo; pero si se declara en quiebra no tendría ningún valor por no estar funcionando, de tal modo que acreedores y trabajadores no podrían cobrar sueldos ni indemnizaciones por daño moral o accidentes del trabajo. La querella debería ser en el plano laboral y penal. Tomar medidas precautorias para incautar los bienes patrimoniales de los dueños: esta acción le correspondería al Poder Ejecutivo. ¿Se mojará? "Debería atribuir delito culposo por lesiones imprudentes y atribuir a los dueños responsabilidad directa" (abogado José Luis Ugarte).
El accidente de la mina San José pone al descubierto la falsa imagen de país potente, dueño de potencia minera, pues es carente de equipamiento especializado y adecuado para un rescate del tipo mina San José (la maquinaria ha sido importada de 3 países para el rescate); el sistema de trabajo de los obreros en la mina es prácticamente a mano (en Europa se utiliza maquinaria especializada -tuneladoras, robots, etc.- y los obreros y operarios sólo dirigen las maquinarias, en forma computarizada, etc. y en sectores protegidos. Estos días hemos visto vídeos de trabajo minero en España, Alemania, Inglaterra.... La técnica al servicio del humano.
Y una pregunta y tampoco es ficción: ¿Quien pagará los gastos de la operación de salvamento? (Aproximadamente 10 millones de dólares).
Chile es un país minero, rico en yacimientos. Pero su explotación la hacen, en gran medida, las transnacionales y manos privadas. Nacionalizar los recursos naturales para su explotación y comercialización en beneficio de todos los chilenos sería lo más justo, legítimo y ventajoso. Las utilidades e impuestos ayudarían en forma integral a salir del subdesarrollo y de las aberrantes desigualdades sociales. Habría equidad, equilibrio económico. Tendríamos mejor calidad de vida, mejor sanidad para todos, mejor educación, mejores viviendas, bajarían los índices no solo de pobreza sino también de delincuencia. Se podría potenciar la investigación científica, agroindustrial, de servicios y el turismo. Apoyar y divulgar la creación artística, literaria. Y por cierto, extremar medidas de seguridad y prevención de riesgos en centros laborales. Podríamos viajar y conocer nuestro país que es extraordinario, largo y bello: el Norte, el Sur, Isla de Pascua, Isla Juan Fernández (que bien podría rebautizarse como Isla Gabriela Mistral, por ej.), la Patagonia, los glaciares, la Antártica chilena... Porque hoy hay personas que no conocen ni el mar de Chile.
Otro sueño. Se abarataría el precio del libro, se elevaría los niveles de lectura. Un pueblo culto es más difícil de domeñar. Y eso bien lo saben los sectores más poderosos del país (un 10%) que controlan el 90% de los ingresos de la economía nacional.
La nacionalización de los recursos naturales del país ya lo soñó y llevó a la práctica un gran estadista con visión de futuro: el Presidente Salvador Allende Gossens. Por eso lo mataron hace TREINTA Y SIETE AÑOS. Y eso tampoco es ficción.
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* Ruth Gonzáles-Vergara, Chile/España. Escritora, biógrafa, miembro de Cedro, Org. Periodistas de Internet (OPI) y Unión de Periodistas de Madrid (UPM). Autora entre otros de "Un canto de libertad. Teresa Wilms Montt" y "Nuestras escritoras chilenas. Una historia por descifrar".
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Felicitaciones A Ruth por su excelente artículo. Qué pena que no se puede trasladar a F.B. o a otros medios para su mayor difusión...sabemos que muchas veces la realidad excede a la ficción que nos presentan los escritores, dignos voceros del sentir y sobrexplotación de la situación planteada...también sucedió así con lo acontecido en la mina San José...jamás pensamos que estarían vivos y ahí están, realizando un reality ,involuntario por parte de ellos,pero muy sobre explotado por la televisión chilena y el gobierno, que ha logrado subir puntos en la simpatía y popularidad de las encuestas...es cierto que son las transnacionales que llevan la tajada del león y que deberíamos exigir el pago de mayores impuestos...el presidente de la federación minera Cristian Sepúlveda sugiere que debiera ser el 29 % de la ganancia efectiva con ese dinero podríamos solventar todo lo que siempre reclamamos :problemas de salud,de educación, del impuesto del libro,vivienda,etc,etc...
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