A veces pienso que
he venido a este mundo
solo para poner mis orejas
en tus rodillas, como quien
lleva los audífonos
comienzo a oír todo
lo que pasa dentro de tu cuerpo;
oigo al emperador de la China
que se pone en ridículo ante sus nobles
porque el pájaro
que le cantaba
se ha echado a volar;
pajes, lacayos dejan sus negocios
se han ido a la selva
en busca de aquella avecilla
que hacía feliz con su canto
al emperador de la China;
a veces pienso que
he venido a este mundo
solo para poner mis orejas
en tus rodillas; oigo voces de mando,
flechas locas que abren
puertas, gente que cae, niños
y ancianos que suplican;
el emperador de la China
cae gravemente enfermo,
aquel pájaro de su felicidad
en secreto retorna a palacio,
desde la ventana, en secreto
le canta; el emperador de la China
en secreto sonríe, se levanta,
anda por todas partes;
yo me paseo por las calles, casi feliz,
como quien lleva puesto sus audífonos
voy con tus rodillas en mis orejas,
oigo todo lo que pasa
dentro de tu cuerpo.
Más del Poeta
.
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