Javier Rebolledo Periodista
y autor del libro La Danza de los Cuervos
En el cuartel Rocas de Santo Domingo, Labbé tuvo como alumnos a una parte importante de los agentes de la Brigada Lautaro, actores principales de La Danza de los Cuervos y probablemente los más crueles victimarios de la historia de Chile. Por lo menos una agente de Lautaro, Joyce Ahumada, declaró que luego de su formación en la DINA, trabajó en una brigada ubicada en calle Lord Cochrane a cargo del alcalde, cuya labor fue prestarle seguridad a la familia Pinochet.
Absolutamente
todo en este mundo tiene un origen. Y el origen de la DINA y de sus horrores
fue el regimiento de ingenieros Tejas Verdes junto al cuartel Rocas de Santo
Domingo, ambos en el sector de San Antonio, apenas a 110 kilómetros de
Santiago. Antes del Golpe y después de él ahí rugió la voz del coronel Manuel
Contreras Sepúlveda, su director. En ese lugar se instaló el primer campo de
concentración de detenidos y a su lado, en Rocas de Santo Domingo, el cuartel
donde se comenzó a formar a los agentes de la naciente DINA.
Ahí también
estuvo presente el joven teniente de Ejército —con 25 años recién cumplidos—
Cristián Labbé Galilea. Lejos de iniciar su carrera política, por esos años el
actual alcalde de la comuna de Providencia era sólo un fanático seguidor del
valor nacionalista de Augusto Pinochet Ugarte, a quien reconoce como su padre
putativo hasta el día de hoy.
Hay al menos dos
víctimas de Tejas Verdes que identificaron al teniente Labbé en dicho lugar, al
lado de Contreras, registrando y torturando sin tregua. Es el caso del ex
director de la Pesquera Arauco, Anatolio Zárate, a quien le fracturaron la
columna en medio de la sesión de tormentos, luego de su detención en septiembre
de 1973. “Era el teniente Labbé que hoy es la misma persona que es el alcalde
(…) Yo fui torturado por Labbé”, me señaló para un artículo hace unos años y lo
declaró también a la justicia. Sin embargo, la justicia no encontró mérito suficiente
para procesar al ahora alcalde.
Es que Tejas
Verdes, además de campo de concentración, fue un lugar de experimentación para
los agentes de la dictadura. Como niños con sus juguetes nuevos, ahí probaron
por primera vez el voltaje de las cajas eléctricas. Lo mismo con los
ahogamientos, las violaciones a las mujeres, los colgamientos y los golpes.
Para evitar las
muertes antes de tiempo y maximizar la entrega de información el doctor
Vittorio Orvieto, hoy condenado, supervisaba las torturas junto a su asistente,
la enfermera Gladys Calderón. Ella se volvió célebre debido a que años más
tarde, en el cuartel Simón Bolívar y como miembro de la Brigada Lautaro,
confesó ser la encargada de propocionarle a cada detenido una inyección mortal,
cuestión que se detalla en el libro La Danza de los Cuervos.
A pesar de la
supervisión, en Tejas Verdes varios detenidos no soportaron el rigor, y
murieron. En total son 16 detenidos desaparecidos de ese campo de concentración
quienes probablemente fueron a parar al fondo del mar, lanzados desde el
remolcador “El Kiwi”, que zarpó del puerto de San Antonio.
“El 11 de Enero
[de 1974] nos sacan de la celda y nos forman en el patio y un señor con voz
enérgica nos dice: ‘Por órdenes superiores, a contar de este momento quedarán
en libre plática’, y ordena que nos saquen la venda. Es así como los soldados
nos quitan la venda y logro ver que la persona que se dirigió a nosotros era
Manuel Contreras Sepúlveda y al lado de él, para ser más exacto, al lado
izquierdo de Contreras, se encontraba Cristián Labbé y varios funcionarios más,
todos vestían uniformes, declaró a la justicia el detenido Raúl Humberto
Quilodrán Alcayaga.
En su
declaración por el caso Tejas Verdes del 22 de diciembre de 2003, Labbé negó su
paso por el campo de concentración, pero en cambio reconoció su estadía en el
centro de formación de agentes de la DINA, Rocas de Santo Domingo, ubicado a
pocas cuadras.
Entre sus
compañeros de labores se encontraba la teniente de Carabineros Ingrid Olderock,
célebre por adiestrar perros que violaban a los detenidos y Miguel Krassnoff,
quien hoy suma 140 años en condenas por causas de lesa humanidad. Fue en el
Club Providencia, en medio del movimiento estudiantil de 2011, donde se llevó a
cabo un sentido homenaje a la poca reconocida labor de Krassnoff, actividad
permitida y propiciada por el edil, a la que asistieron los seguidores de la
obra de Pinochet.
Además, en el
cuartel Rocas de Santo Domingo, Labbé tuvo como alumnos a una parte importante
de los agentes de la Brigada Lautaro, actores principales de La Danza de los
Cuervos y probablemente los más crueles victimarios de la historia de Chile.
Por lo menos una agente de Lautaro, Joyce Ahumada, declaró que luego de su
formación en la DINA, trabajó en una brigada ubicada en calle Lord Cochrane a
cargo del alcalde, cuya labor fue prestarle seguridad a la familia Pinochet.
Esta tarea él la
ha reconocido públicamente y con orgullo. Lo que no se sabía es que esto lo iba
a relacionar directamente con los criminales que protagonizaron el episodio más
crudo de nuestra historia. Todo ello aparece en un período en que la valoración
de la dictadura, como de quienes participaron en ella, está tomando otro
significado, sobre todo para las nuevas generaciones que lo ven como una
aberración intolerable, imposible de soportar ni volver a repetir.
Es probable que
sus fanáticas no opinen lo mismo. A los pies del edificio de Pedro de Valdivia,
se han reunido para apoyarlo cantándole la oda al macho dominante, “El Rey”, de
José Alfredo Jiménez. Mujeres conservadoras y machistas también, en cuyos
corazones no sabemos cómo habrán caído los dichos de su ídolo, ahora coronel en
retiro, cuando denostó a Josefina Errázuriz —su competidora en las próximas
elecciones alcaldicias— al tratarla de “dueña de casa”, igual como lo son
ellas.
16 años al mando
de la comuna, sólo uno menos que su máximo ídolo comandando Chile. La última
encuesta de La Tercera lo da como perdedor por 14 puntos de diferencia, y por
primera vez se le ve algo más cauto, menos soberbio, más preocupado. El próximo
28 de octubre sabremos si Cristián Labbé supera o no el tiempo que la dictadura
estuvo en el poder para transformarse en el líder de derecha con mayor tiempo
dirigiendo una comuna. Sabremos de paso también qué pesa más, si su pasado y su
pensamiento político o su pragmatismo y eficiencia como administrador.
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