Por Jorge Etcheverry
Lo primero que percibe el lector al comenzar a leer este libro de Cecilia Palma es la concisión formal que caracteriza a los poemas, que si bien aparecen gráficamente como poemas individuales en las páginas del libro y son unidades poéticas independientes, se serializan como segmentos, o fragmentos, de un libro que constituye un solo poema largo, que unifica el tono y la voz de un emisor poético que se va construyendo en la lectura. Otro elemento para la unicidad de este libro es la atmósfera o ambiente que el texto secreta y en que el lector se ve envuelto desde el inicio de la lectura. Son escasos los textos poéticos o de prosa que ya desde sus primeros párrafos o versos entregan un ámbito en que se irá desenvolviendo el resto del texto, como en un universo alternativo que sin embargo refiere y proyecta claridad sobre este mundo ‘de acá’.
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Otra cosa que desde el inicio llama la atención es lo que podríamos llamar la sobriedad del estado de ánimo, que evade el dramatismo y lo sustituye más bien por algo que (personalmente) percibimos como una angustia sorda pero serena, que permite la observación y el registro tanto del mundo como de las vicisitudes del emisor poético. Este estado de ánimo, que es mucho más eficiente de lo que sería otro más fuerte e intencionalmente líricos, nos parece constituir el fondo donde se levantan otros. En los poemas se despliegan las alusiones al pasado, las circunstancia vitales, las imágenes y las alusiones culturales, una pluralidad de elementos referenciales e intertextuales que de alguna manera se oponen, o contradicen, o complementan la forma escueta y económica, añadiendo a la lectura (por lo menos a la de este lector), otra oposición o contradicción a aquellas con que juega y tiende a resolver este libro. El tema central es, de alguna manera y aunque parezca manido, la condición humana, territorio que pareciera inasible pero al que se alude a través de imágenes e impresiones que se insinúan por así decir en el rabillo del ojo, en el borde las cosas, de las experiencias, de los espacios que se van enhebrando en este libro de poemas. O en sus huellas, vestigios y señales
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“¿A qué se viene sino a
confirmar que/
la existencia es
un duelo entre la vida y la
muerte/con un solo vencedor? (XII).
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Libro de poemas que quizás se pueda leer como poema a libro, ya que pese a la disposición gráfica separada de los poemas, la lectura avanza acumulando pasos de un texto unitario.
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Los temas ya culturalmente consagrados, irresolutos e irresolubles de la conciencia, la fragilidad de la existencia, la finitud y lo que podría llamarse angustia existencial, del ser arrojado, para la muerte, se dejan entrever en estos poemas (otra vez, o poema largo), en que las diversas instancias de atmósfera, físicas, arquitectónicas, culturales, líricas, ideológicas, entregan facetas entrevistas, trozos de frases, alusiones culturales, semi o para reflexiones, que se s insinúan como fragmentos, los que sin embargo constituyen cada uno una entidad en verso libre cuyos componentes tienden a ser completos en sí, en una unidad que insinúa una eufonía sintáctica que lleva al lector a una completación al fin de poema, el impulso y la recaída (arsis – tesis), si podemos extrapolar de esta imagen de la música. Retomando algo ya dicho, se puede afirmar que este libro es un intento poético de solucionar, integrar o armonizar los sempiternos opuestos en diversos órdenes de cosas que muchos proyectos poéticos y artísticos intentan sintetizarr, lo que lo hace esencialmente ‘occidental’, en tanto nos entrega un universo representativo/expresivo que es básicamente binario y se intenta su síntesis. Así se enfrentan, sin confrontarse, la vida y la muerte, la conciencia individual, innegablemente presente, con la realidad colectiva, el momento existencial y circunstancial con el tiempo que transcurre, el yo como centro emotivo, volitivo, conciente, con el entorno/mundo, el ser como persona individual y los imperativos sociales; las instancias culturales y situacionales por así decir ‘nacionales’ o ‘americanas’ con las ‘universales, la forma del libro poema o poema largo con el poema concebido como unidad acotada, la ‘obra abierta’ contra la ‘obra cerrada’, el destino individual versus el destino histórico. En la imaginería que alterna con juicios, afirmaciones y descripciones del emisor poético el ser humano arrojado al mundo y la asunción del papel de testigo y del ente solidario, se dejan entrever temas culturalmente consagrados como el del ya aludido ‘estado de yecto’,
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Porque en cuanto la madre
expulsa al hijo
pródigo del vientre
se está solo/
solo en un mundo ajeno
sin el arrebozo necesario
nunca
y así se sigue andando, (XVII)
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Lo que tiene reminiscencias de la ‘pequeña muerte’ nerudiana;
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y así se sigue andando
aprendiendo las lecciones
y muriendo
muriendo de a poco cada día...” (XVII)
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los cuerpos se mueven
bajo la lumbre
siguen la historia escrita
hace siglos
ellos asoman al puente
la rutina magulla las heridas...(XIV)
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Ese tema diríamos principal se entrecruza con el de la fugacidad de la existencia, tema ligado que es una consecuencia o atributo de la soledad y en definitiva gratuidad del ser humano. Pero, como veníamos, en una de las dimensiones de estas oposiciones, aparece como polo o complemento para esta soledad del da sein el hombre en tanto ente histórico, sujeto al tiempo y a las alternativas del encuentro y desencuentro con sus semejantes, que es la contradicción fundamental que intenta solucionar o armonizar este poemario.
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Otra oposición con que juega este libro y ya más formal, es la de una cierta no captación inmediata de la totalidad del significado sugerido -ya que al interior de cada poema se suceden imágenes y afirmaciones de la voz poética que sostiene el texto- opuesta a la simplicidad y esencialidad de sus frases y oraciones, que haría que el lector tendiera a desplazarse fácilmente por el texto, para volver luego a releer lo ya leído, obligándolo a efectuar relaciones y analogías y un ejercicio de comprensión, que enriquecen la experiencia de lectura.
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Poemas iniciales de la primera parte de.
Vuelvo de Siberia esta tarde
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Vuelvo de Siberia esta
tarde
llego al centro de la ciudad
y su bullicio
el perro como siempre
en la esquina de casa
sueña su sueño de perro.
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Es un hecho;
la soledad sigue acuñando
juicios y en las paredes
continúan multiplicándose
sombras de guiñoles huérfanos.
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II
La conciencia es un espectro
que rinde culto
la expectación del encuentro
invade el ejercicio y
su condena
la obsesiva visión de un
poeta extraviado
de un símbolo que pierde
sensatez
e involuntario
atraviesa el puente con
luz roja.
III
La sombra se niega a abandonar
su obra
la otra historia
es el enigma de un insomnio
una lectura desnuda
ese sueño reflejo
y su realidad
al despertar.
IV
Un mago bebecirros al atardecer
selecciona fronteras para
ese beso que vierte en una
ciudad sitiada por el desaliento
sin Chagall surtiendo pinceles
deshoja apenas a la
silueta del asfalto.
A la hora de la verdad
las miradas suelen
encontrarse inadvertidas,
transparentes y vertiginosos
los personajes atraviesan la línea
y como si no dudara la noche
dejar caer
el abismo de las sombras
el hechicero lanza su soplo
de oscuridad
ella tambalea sobre tacones
la humedad de un verso
coquetea en el borde de
su barbilla
y se deja vencer.
V
Huyen los neones del espectáculo la charada del hombre
es un ritual amargo
la pátina que difumina rasgos
el rumor ahoga cada
palabra de su especie
el asesino ronda desde
hace años
y sus dientes brillan a la
bombilla ultravioleta
no contempla
revelar el enigma de sus
vértices
y por supuesto
disfraza sus propósitos.
La poeta chilena Cecilia Palma pertenece a la llamada generación NN o de los “sobrevivientes”; es decir la de aquellos escritores que comenzaron su actividad literaria en los ochenta inicios de los noventa, en el periodo de la dictadura militar chilena. Fue durante dos periodos, miembro del Directorio de la Sociedad de Escritores de Chile. Sus textos han sido traducidos al italiano, inglés, ucraniano, alemán y francés. Ha participado en varios congresos de escritores tanto en Chile como en el extranjero. Tiene varios libros de poemas, como A pesar del azul, 1992; Piano Bar, 2007; Central Los Molles, 2009; Amanecer en Cipreses, 2010 y Vuelvo de Siberia esta tarde, 2011. Su obra ha sido publicada en diversas antologías y ha obtenido becas de creación literaria y ganado diversos premios.
* Más de Vuelvo a Siberia esta tarde
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