Marcelo Lillo, es un caso rarísimo de la literatura chilena, siendo un escritor inédito a pesar de escribir desde los quince años, es publicado por una editorial española que lo instala como uno de los escritores más destacados del círculo nacional.
por Omar Cid
por Omar Cid
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O.C. ¿Cómo nace el escritor Marcelo Lillo?
M.L. Hay una parte de esa pregunta que te puedo responder y otra que no se debe, pero se puede contar. Empecé a escribir a los quince años, es decir, en 1973, leía desde los cinco años y de ahí pasaron treinta y cinco años, hasta verme publicado.
O.C. ¿La decisión de publicar, en qué momento la tomas?
M.L. Yo no tomé esa decisión, la tomaron otras personas por mí, pensé que iba a morir inédito y de eso estaba prácticamente convencido, por una sola cosa, cuando vives en provincia, la única forma de publicar es que tú financies, una “publicación”. Actualmente el escritor de provincia, junta un millón de pesos, pide un préstamo, saca su libro con 500 ejemplares y de ahí viene el problema ¿Quién distribuye ese trabajo? ¿Dónde se distribuye? Te quedas con las cajas de libros en tú casa. Entonces se empieza a repartir entre los amigos y el asunto se queda ahí, entonces para mí, esos no son escritores, con todo el respeto que merecen, pero eso no lo quería para mí.
Bueno, pasaron muchas cosas entre medio, ejercí como profesor, rector de un colegio, hasta que en un momento, me dije que si tenía un talento, debía explotarlo y trabajarlo. A esas alturas había ganado a lo menos 25 premios, pero nadie me quería publicar.
Entonces renuncié a mi trabajo, vendimos las cosas y nos fuimos a Niebla, en realidad primero a Mehuín, una caleta muy desolada, ahí estuvimos en los años 2002 - 2005 y de ahí empezaron a pasar cosas, envié un cuento al Paula, no lo gané, pero una de las personas del jurado dijo, este cuento es de Marcelo Lillo, lo buscó, me llamó y me dijo que lo iba a enviar a Ignacio Echevarría, el crítico más importante de España en ese tiempo. Lo leyó él y luego me llamó por teléfono y me dijo, mándame diez cuentos, si me gustan los publicamos en España, eso fue el 2006, le envié el volumen de cuentos llamado El fumador y otros relatos, los leyó y los envió a Random House, donde los publicó la editorial Caballo de Troya, en mayo del 2008 y después me publica Mondadori aquí en Chile, en Julio del 2008, ahí empieza la historia.
O.C. En Gente que baila sola, el primer relato pareciera que existe una apuesta por el mundo interior.
M.L. Lo que pasa es que ese cuento, es una venganza contra mi abuela, porque soy hijo adoptado, en ese tiempo cuando niño no lo sabía, mi abuela me echaba de su casa sin imaginarme por qué.
O.C. Sin embargo en esa historia hay universalidad, está Niebla pero también los problemas del mundo.
M.L. Tienes razón, yo pensé que Niebla iba a estar fuera de los relatos, sin embargo está presente, ahora debo confesarte que el libro no lo he leído después que terminé de corregirlo, lo voy a retomar. Pero me han dicho que existen temas como la muerte y la soledad que se repiten y eso no lo puedo evitar, en relación con “El Fumador y otros relatos” y eso no lo puedo evitar.
O.C. ¿Qué referentes literarios sientes cerca de tú trabajo?
M.L. Raymond Carver, Capote entre un sinnúmero de autores que aportan su intelecto y sensibilidad, pero que uno los toma para elaborar su propia voz.
O.C. ¿Crees que el contexto de las nuevas tecnologías integradas a la creación literaria ayudó a tu despegue?
M.L. Sin duda, piensa que mi caso, es uno de los pocos, por no decir único, de una persona que a los cincuenta años es publicada por editoriales españolas, sin antes ser nadie, evidentemente, que la globalización en su lado positivo aportó, porque convengamos que posee también un rostro bastante crudo.
Pero el punto era que a mí me parecía increíble que nadie se interesara siquiera en publicarme, tal vez en un exceso de ingenuidad me costaba aceptar que un editor con dos dedos de frente, no revisara los concursos de mayor relevancia, para ver quién se repite el plato. A veces pienso que únicamente publican a los amigos.
O.C. ¿Cuál es tu visión de lo que pasa en la literatura chilena?
M.L. Desde lo estructural no tengo opinión desconozco, pero con mi señora, hemos hablado sobre la escasez de publicaciones chilenas de las grandes editoriales -dos o tres, hasta julio de este año- será un problema de los escritores chilenos, de los editores, no tengo respuesta.
Lo que es un hecho, es el limitado mercado editorial, la capacidad de consumo, de interés cultural es muy inferior en Chile al de otros países, donde las personas por un tema de formación, se sienten llamados a tener un libro de temas que aborden los tópicos de nuestro tiempo. Eso en Chile no ocurre y los culpables de eso se escapan de mis manos.
O.C. ¿Qué es más importante para ti, el crítico o el escritor?
A los únicos críticos que les hago caso, es a mí mujer y a Ignacio Echavarría, que por cierto ya no escribe críticas.
M.L. Hay una parte de esa pregunta que te puedo responder y otra que no se debe, pero se puede contar. Empecé a escribir a los quince años, es decir, en 1973, leía desde los cinco años y de ahí pasaron treinta y cinco años, hasta verme publicado.
O.C. ¿La decisión de publicar, en qué momento la tomas?
M.L. Yo no tomé esa decisión, la tomaron otras personas por mí, pensé que iba a morir inédito y de eso estaba prácticamente convencido, por una sola cosa, cuando vives en provincia, la única forma de publicar es que tú financies, una “publicación”. Actualmente el escritor de provincia, junta un millón de pesos, pide un préstamo, saca su libro con 500 ejemplares y de ahí viene el problema ¿Quién distribuye ese trabajo? ¿Dónde se distribuye? Te quedas con las cajas de libros en tú casa. Entonces se empieza a repartir entre los amigos y el asunto se queda ahí, entonces para mí, esos no son escritores, con todo el respeto que merecen, pero eso no lo quería para mí.
Bueno, pasaron muchas cosas entre medio, ejercí como profesor, rector de un colegio, hasta que en un momento, me dije que si tenía un talento, debía explotarlo y trabajarlo. A esas alturas había ganado a lo menos 25 premios, pero nadie me quería publicar.
Entonces renuncié a mi trabajo, vendimos las cosas y nos fuimos a Niebla, en realidad primero a Mehuín, una caleta muy desolada, ahí estuvimos en los años 2002 - 2005 y de ahí empezaron a pasar cosas, envié un cuento al Paula, no lo gané, pero una de las personas del jurado dijo, este cuento es de Marcelo Lillo, lo buscó, me llamó y me dijo que lo iba a enviar a Ignacio Echevarría, el crítico más importante de España en ese tiempo. Lo leyó él y luego me llamó por teléfono y me dijo, mándame diez cuentos, si me gustan los publicamos en España, eso fue el 2006, le envié el volumen de cuentos llamado El fumador y otros relatos, los leyó y los envió a Random House, donde los publicó la editorial Caballo de Troya, en mayo del 2008 y después me publica Mondadori aquí en Chile, en Julio del 2008, ahí empieza la historia.
O.C. En Gente que baila sola, el primer relato pareciera que existe una apuesta por el mundo interior.
M.L. Lo que pasa es que ese cuento, es una venganza contra mi abuela, porque soy hijo adoptado, en ese tiempo cuando niño no lo sabía, mi abuela me echaba de su casa sin imaginarme por qué.
O.C. Sin embargo en esa historia hay universalidad, está Niebla pero también los problemas del mundo.
M.L. Tienes razón, yo pensé que Niebla iba a estar fuera de los relatos, sin embargo está presente, ahora debo confesarte que el libro no lo he leído después que terminé de corregirlo, lo voy a retomar. Pero me han dicho que existen temas como la muerte y la soledad que se repiten y eso no lo puedo evitar, en relación con “El Fumador y otros relatos” y eso no lo puedo evitar.
O.C. ¿Qué referentes literarios sientes cerca de tú trabajo?
M.L. Raymond Carver, Capote entre un sinnúmero de autores que aportan su intelecto y sensibilidad, pero que uno los toma para elaborar su propia voz.
O.C. ¿Crees que el contexto de las nuevas tecnologías integradas a la creación literaria ayudó a tu despegue?
M.L. Sin duda, piensa que mi caso, es uno de los pocos, por no decir único, de una persona que a los cincuenta años es publicada por editoriales españolas, sin antes ser nadie, evidentemente, que la globalización en su lado positivo aportó, porque convengamos que posee también un rostro bastante crudo.
Pero el punto era que a mí me parecía increíble que nadie se interesara siquiera en publicarme, tal vez en un exceso de ingenuidad me costaba aceptar que un editor con dos dedos de frente, no revisara los concursos de mayor relevancia, para ver quién se repite el plato. A veces pienso que únicamente publican a los amigos.
O.C. ¿Cuál es tu visión de lo que pasa en la literatura chilena?
M.L. Desde lo estructural no tengo opinión desconozco, pero con mi señora, hemos hablado sobre la escasez de publicaciones chilenas de las grandes editoriales -dos o tres, hasta julio de este año- será un problema de los escritores chilenos, de los editores, no tengo respuesta.
Lo que es un hecho, es el limitado mercado editorial, la capacidad de consumo, de interés cultural es muy inferior en Chile al de otros países, donde las personas por un tema de formación, se sienten llamados a tener un libro de temas que aborden los tópicos de nuestro tiempo. Eso en Chile no ocurre y los culpables de eso se escapan de mis manos.
O.C. ¿Qué es más importante para ti, el crítico o el escritor?
A los únicos críticos que les hago caso, es a mí mujer y a Ignacio Echavarría, que por cierto ya no escribe críticas.
Marcelo Lillo, escribe desde los quince años, sin embargo a los cincuenta publicó su primer libro. El fumador y otros relatos, Ediciones Caballo de Troya, España. Vive en Niebla desde donde escribe los trece relatos de Gente que Baila sola, Random House Mondadori, junio de 2009.
Hay un sitio web en frances ( http://www.santiago-du-chili.info ) que publico recientemente una cronica sobre Gente que baila sola de Marcelo Lillo. Interessante.
ResponderEliminarsalud al banguardista de los anonimos,de un cantaautor en espera
ResponderEliminarMe gustó Felicitaciones, además elegiste Niebla un lugar maravilloso para vivir
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