Editores: Miguel Vatter/Horst Nitschack
LOM ediciones /Goethe Institut
Primera edición 2008, 229 páginas, Chile.
por Omar Cid
LOM ediciones /Goethe Institut
Primera edición 2008, 229 páginas, Chile.
por Omar Cid
Capital Cultural
El conjunto de artículos que comprende este texto abre un amplio campo de disputa Vatter y Nitschack en su labor de compiladores y editores nos acercan a las consecuencias del pensamiento de Hannah Arendt y digo consecuencias porque finalmente su reflexión estuvo ligada a su práctica social “El pensar como tal nace a partir de la experiencia de los acontecimientos de nuestra vida”.
Hannah Arendt, de origen judeo-alemán refugiada y luego nacionalizada en Estados Unidos, asume esta premisa como uno de sus principales estandartes, en vida se definió a sí misma como una mujer que teorizaba sobre la política, descartando de plano a quiénes la ubicaban en el mundo de la filosofía, su terreno no era el de “la cosa en sí” sino el de la acción inserta en el espacio público “en el ágora” griega o en la “vita activa” concepto acuñado por San Agustín como una forma de neutralizar la mera contemplación.
El libro clave que inspira las diversas reflexiones que buscan profundizar su pensamiento es “Los Orígenes del totalitarismo” escrito en 1951, en su versión norteamericana y corregido y ampliado en 1955, en versión alemana. (Ver Wikipedia, Enciclopedia libre)
Las experiencias totalitarias del siglo veinte caracterizadas en el nacionalsocialismo y el Stalinismo, son el punto de inflexión desde el cual se examina a la sociedad actual, revitalizando una propuesta teórica elaborada a partir de la experiencia de la persecución, el extrañamiento y finalmente el holocausto como símbolo de una maquinaria social y política destinada a expandirse sin un contrapeso.
La característica esencial de los totalitarismos es su “aspiración a la dominación mundial, reclamando a su vez una ideología universalista o supranacional” los jefes de los partidos o movimientos de estas características, están por sobre el estado de derecho, los lógicas comunicacionales son envolventes y de masas, el deseo de hegemonizar la realidad es permanente.
El gran aporte del texto, a mi juicio, se encuentra en re-pensar las experiencias dictatoriales de América Latina, sus características, sus desenfrenos, confrontando las ideas clásicas de Estado-Nación, progreso y soberanía, sobrevivir al totalitarismo es un llamado a adentrarse en la práctica del discurso unipolar, que impone una forma de vida, una manera de producir, trasgrediendo los valores esenciales de la ciudadanía, para instalar un conjunto muy peligroso de variantes donde el respeto por la vida, es permanentemente violentado, en aras de una especie de nuevo racismo político llamado terrorismo o de los valores de una sociedad que se deben mantener no importando la desaparición del vecino. Los bombardeos a Gaza, son el rostro más elocuente de este tiempo, en una entrevista fechada en 1971, Arendt se refiere a los momentos previos a conocer la realidad de los campos de concentración “Se tenía la idea que ocurriese lo que ocurriese, se podría corregir de algún modo, enmendarse de alguna manera, la política y todo lo demás. Pero esto no, esto nunca debió permitirse que ocurriese”.
Proféticas palabras que aplicadas al día de hoy, son una espada que cruza las conciencias del mundo occidental ¿Hasta dónde el espíritu humano puede soportar tanta barbarie? ¿Es posible ser rebelde, libre-pensador, activista social y sobrevivir en tiempos totalitarios?.
El conjunto de artículos que comprende este texto abre un amplio campo de disputa Vatter y Nitschack en su labor de compiladores y editores nos acercan a las consecuencias del pensamiento de Hannah Arendt y digo consecuencias porque finalmente su reflexión estuvo ligada a su práctica social “El pensar como tal nace a partir de la experiencia de los acontecimientos de nuestra vida”.
Hannah Arendt, de origen judeo-alemán refugiada y luego nacionalizada en Estados Unidos, asume esta premisa como uno de sus principales estandartes, en vida se definió a sí misma como una mujer que teorizaba sobre la política, descartando de plano a quiénes la ubicaban en el mundo de la filosofía, su terreno no era el de “la cosa en sí” sino el de la acción inserta en el espacio público “en el ágora” griega o en la “vita activa” concepto acuñado por San Agustín como una forma de neutralizar la mera contemplación.
El libro clave que inspira las diversas reflexiones que buscan profundizar su pensamiento es “Los Orígenes del totalitarismo” escrito en 1951, en su versión norteamericana y corregido y ampliado en 1955, en versión alemana. (Ver Wikipedia, Enciclopedia libre)
Las experiencias totalitarias del siglo veinte caracterizadas en el nacionalsocialismo y el Stalinismo, son el punto de inflexión desde el cual se examina a la sociedad actual, revitalizando una propuesta teórica elaborada a partir de la experiencia de la persecución, el extrañamiento y finalmente el holocausto como símbolo de una maquinaria social y política destinada a expandirse sin un contrapeso.
La característica esencial de los totalitarismos es su “aspiración a la dominación mundial, reclamando a su vez una ideología universalista o supranacional” los jefes de los partidos o movimientos de estas características, están por sobre el estado de derecho, los lógicas comunicacionales son envolventes y de masas, el deseo de hegemonizar la realidad es permanente.
El gran aporte del texto, a mi juicio, se encuentra en re-pensar las experiencias dictatoriales de América Latina, sus características, sus desenfrenos, confrontando las ideas clásicas de Estado-Nación, progreso y soberanía, sobrevivir al totalitarismo es un llamado a adentrarse en la práctica del discurso unipolar, que impone una forma de vida, una manera de producir, trasgrediendo los valores esenciales de la ciudadanía, para instalar un conjunto muy peligroso de variantes donde el respeto por la vida, es permanentemente violentado, en aras de una especie de nuevo racismo político llamado terrorismo o de los valores de una sociedad que se deben mantener no importando la desaparición del vecino. Los bombardeos a Gaza, son el rostro más elocuente de este tiempo, en una entrevista fechada en 1971, Arendt se refiere a los momentos previos a conocer la realidad de los campos de concentración “Se tenía la idea que ocurriese lo que ocurriese, se podría corregir de algún modo, enmendarse de alguna manera, la política y todo lo demás. Pero esto no, esto nunca debió permitirse que ocurriese”.
Proféticas palabras que aplicadas al día de hoy, son una espada que cruza las conciencias del mundo occidental ¿Hasta dónde el espíritu humano puede soportar tanta barbarie? ¿Es posible ser rebelde, libre-pensador, activista social y sobrevivir en tiempos totalitarios?.
* Hannah Arendt. Politóloga alemana, nacionalizada estadounidense, reputada por sus obras sobre el totalitarismo y el mundo judío. Nació en Hannover el 14 de octubre de 1906. Tras realizar estudios en tres universidades, a los 22 años de edad se doctoró en Humanidades en la Universidad de Heidelberg. En 1933 marchó a Francia para escapar del régimen nacionalsocialista implantado aquel año en su país y, en 1941, huyó a Estados Unidos, cuya nacionalidad adoptó en 1951. Trabajó en una editorial de Nueva York y ocupó altos cargos en varias organizaciones judías. Después de publicar Orígenes del totalitarismo (1951), impartió clases en las universidades de Berkeley, Princeton y Chicago. Entre otras muchas obras suyas figuran La condición humana (1958), Entre el pasado y el futuro (1961), Sobre la revolución (1963) y la polémica Eichmann en Jerusalén (1963), basada en su informe sobre los juicios a criminales de guerra nazis en 1961. Sus memorias, Correspondencia, 1926-1969, fueron publicadas en 1992. Sus obras siguen siendo muy leídas, sobre todo por quienes luchan contra los regímenes totalitarios. Ejercieron una gran influencia entre los signatarios de Carta 77, movimiento a favor de los derechos humanos en la Checoslovaquia posestalinista.
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