miércoles, 11 de julio de 2012

ASCENSORES DE VALPARAÍSO

.
.

Poeta. Santiago

Cuando el casco histórico del puerto de Valparaíso fue declarado, por la UNESCO, patrimonio cultural de la humanidad en el año 2003, lo que además incluía un importante apoyo económico, sus habitantes pensaron que el rostro del puerto sería objeto de un profundo remozamiento, el que también alcanzaría –sin duda- a los quince ascensores que se mantenían funcionando. Esto no fue así y hoy la mayoría de ellos se encuentran detenidos o en “reparaciones” eternas. Recordemos además que los ascensores de Valparaíso fueron declarados monumentos históricos por el Consejo de Monumentos Nacionales. El más antiguo de ellos –el ascensor Concepción- fue inaugurado en 1883.

Sobre el total de ascensores que en algún momento hubo en el puerto el poeta Juan Cameron, en el libro Ascensores porteños (Ediciones Altazor, 2002) narra que “Valparaíso habría contado alguna vez con 30 funiculares si consideramos los quince en funcionamiento, los once en desuso o desaparecidos, los tres que pudieran haber existido y no se tiene memoria (Las Delicias, Toro y Las Zorras) y el funicular, en actual servicio, propiedad del Hospital Van Buren” (…) “Los ascensores desaparecidos, en orden fundacional, son Bellavista (1897), Panteón (1901), Esmeralda (1905), Arrayán (1905), La Cruz (1908), Santo Domingo (1910), Placeres (1913), Ramaditas (1914), Merced (1914), Las Cañas (1925) y Perdices (1932). Varios de ellos podrían aún recuperarse”. El término funicular que utiliza Cameron se debe a que efectivamente sería el concepto correcto para denominar este medio de transporte y ascensor, propiamente tal, lo sería sólo el Polanco. Lo concreto es que todos los funiculares se han popularizado con el nombre de ascensores y es ésta la expresión utilizada mayoritariamente para referirse a ellos.

Los ascensores de Valparaíso más allá de su atractivo turístico cumplen una función social, pues trasladan (o trasladaban) diariamente a miles de pobladores que habitan en la parte alta de la ciudad. La geografía del puerto, y el hecho de que su población resida mayoritariamente en los cerros, convierte a los ascensores en un medio de transporte esencial para los porteños. De los quince ascensores que sobreviven cinco son de propiedad municipal (Barón, Polanco, Reina Victoria, El Peral y San Agustín) y el resto está en manos de empresas particulares (Florida, Mariposas, Monjas, Lecheros, Larraín, Villaseca, Espíritu Santo, Artillería, Cordillera, Concepción), aunque la idea que ronda hace años es que el municipio adquiera los ascensores manejados por privados y construya una red eficiente y moderna de transporte que interconecte ascensores, trolebuses y el Metro Valparaíso. La adquisición de los ascensores por parte del municipio se entraba por la falta de recursos, los que perfectamente podría haber facilitado el Estado de Chile hace mucho tiempo, pero al parecer a los habitantes de La Moneda no les interesa mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestro principal puerto en cuanto a transporte público se refiere. Los ascensores funcionando en estado óptimo serían un plus indudable para la ciudad. La miopía y desidia de las autoridades provoca indignación. Lo mismo provoca el deterioro del casco histórico y la falta de políticas patrimoniales que estén a la altura de las circunstancias.

Obreros, oficinistas, dueñas de casa y estudiantes, bajan diariamente al plano o transitan hacia un cerro vecino utilizando estos funiculares o ascensores para cumplir con sus deberes y abastecer sus necesidades. Por lo tanto el impacto social que provoca el mal estado de los ascensores, o que éstos se encuentren detenidos, es alto. Valparaíso es denominado “puerto principal”, “capital cultural”, ha sido objeto de innumerables poemas y canciones y posee un encanto que no pasa desapercibido. El problema está en cómo se aprovecha todo eso, comenzando porque las autoridades mantengan el patrimonio del puerto en las mejores condiciones posibles. Valparaíso –así como otras localidades del país- merecen mayor preocupación y seriedad de parte del gobierno central.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La editorial tomará en cuenta tu aporte
El comentario debe ser firmado
Saludamos al lector activo.
Si tienes alguna consulta, escríbenos a:
sociedaddeescritoresdechile@gmail.com